

Es la noticia de la semana en todas las redes sociales que se precien de serlo. Seguro que habéis oído hablar ya de ello: una señorita de Atlanta ha decidido abandonar su trabajo de camarera para servir leche natural en su propia casa. Sí, ha decidido amamantar a su novio cada dos o tres horas porque tiene hambre y le dejaba demasiados mensajes de voz en elWhatsapp berreando por teta. Tenéis suerte, podría ser peor: imaginaos que es su madre la que deja el trabajo para amamantar a su hijo de 36 años.
El tema es que no se ha convertido solamente en algún tipo de parafilia sexual donde el hecho de amamantar se convierte en el centro del placer, sino que se convierte en lo que han llamado “relación de lactancia adulta”. Esto convierte al novio – un culturista de 36 años – en una especie de bebé cachas que cada dos o tres horas necesita tener el pezón de su novia en la boca. Como idea no suena mal, pero claro, la muchacha trabajaba en un bar y era un poco extraño servir copas mientras te cuelga un señor de 36 años de la teta. Así que dejó el trabajo para dedicarse en exclusiva a su nueva afición.
¿De qué vivirán? Ni idea, hasta ahí no llegan las agencias de noticias. Probablemente él no necesite ir a comprar productos de marca blanca, pues tiene la marca blanca pegada a la boca; y ella se alimenta de los tés, hierbas y demás zarandajas para poder seguir con su lactancia adulta. Dicen que han creado un vínculo maravilloso basado simplemente en la teta. El destete de este niño no llegará jamás, han creado la vía láctea de las relaciones sexuales.
