
Viajes psicodélicos, adicción, esquizofrenia, experiencias ultra sensoriales…la tecnología más avanzada puede hacer volar tu cerebro

Allá por 1990, todo el mundo creía que el chamán de la realidad vitual Jaron Lanier iba siempre colocado: él fue un pionero de programación visual y la comunicación simbólica con uno mismo a través sus primeros experimentos.
El psicólogo de Harvard Timothy Leary encontró en la realidad virtual una poderosa aliada junto a Terence McKenna. En 1985 crearon el programa Mind Mirror, un juego y una herramienta de auto conocimiento que permite ser una uno mismo, otra persona, un objeto o incluso una idea. Para muchos no es una coincidencia que uno de los más grandes defensores de los alucinógenos, como Leary, fuera también uno de los pioneros de este tipo de tecnología sensorial.
Las comparaciones de los viajes virtuales con las experiencias con LSD (se llegó a hablar de LSD electrónico) crearon rechazo y miedo en los noventa, pero también que un núcleo de investigadores se interesara más por ella. Las experiencias surrealistas de los experimentos eran obvias, pero, ¿eran peligrosas? El propio Jaron Larnier rechazó esas primeras comparaciones, pero en esta conferencia explicó que la realidad virtual era una herramienta para viajar en los sueños e incluso cambiar de identidad a demanda.
Psicosis
En 2005 la hermanastra de la programadora Jennifer Kanary se suicidó mientras sufría un episodio psicótico. Eso condujo a Kanary a desarrollar Labyrinth Psychotica, una experiencia diseñada para que el público pudiera sentir los efectos de este tipo de ataques. A través de unas gafas de realidad virtual, los voluntarios entran en la mente de una niña psicótica llamada Jamie. Y como se puede ver en el siguiente vídeo, es difícil distinguir lo que es real de lo que no lo es.
Las gafas Oculus Rift han supuesto la recuperación del maridaje entre las experiencias alucinógenas y la realidad virtual, y son numerosos los experimentos que se están publicando en la red. Uno de los proyectos que mejor representa esta revolución psicodélica es el juego SoundSelf. El desarrollador Robin Arnott se ha inspirado en el LSD para dar vida a un viaje indie que el autor describe como "la colisión entre siglos de tecnología de la meditación con el trance del videojuego". Quienes experimentan con el juego hablan de un "túnel virtual de fractales telecópicos en 3D".
"Ahora que la realidad virtual ha vuelto, que las patentes VPL han expirado y que la hierba es legal en Colorado y Washington, ha llegado la hora de unir los puntos". Así da inicio el extenso artículo-casi manifiesto de Peter Rothman, el editor de H+ Magazine y experto en tecnología, mente y sociedad. Una inmersión en sus palabras supone un viaje a través de la historia de estos "exploradores del ciberespacio": algunos creen que este tipo de experiencias alucinógenas, más allá de los límites mentales y corporales, forman parte de la investigación tecnológica. Son, en esencia, viajes al futuro.

