Siempre me gustaron las palabras que no llegan a entrar por un pelito en el renglón y adquieren distinción tan solo por una cuestión de dimensión. Porque a veces las subrayo por la mitad para marcar que continuan abajo, o mancho la hoja con corrector y esa palabras sobresalen más que las demás. Hay palabras que se agrupan por su fonética, las que pesan significativamente, las que pueden unir, destruir, construir. Existen palabras que liberan y otras que encadenan, las que son para decir a gritos y muchas otras para pronunciar entre susurros. Se han inventado palabras tan crueles que solo sirven para llenar las bocas carentes de ingenio y moral. Hay más... palabras que invitan, también limitan. Raras que se emplean en juzgados sin el más mínimo sentido de justicia, liberan o encierran, pretendiendo ser perpetuas, indelebles. Señalan e igualan, las que ganan o empatan, las que son suaves como una pompa de algodón o inertes como una semilla que se pudrió. Hay palabras que no dicen nada y al mismo tiempo lo dicen todo, las que se borràn con el codo y las que necesitan siglos de desintegraciòn. Hay millones de palabras esperando ser usadas, y sin embargo son tan limitados los Vocabularios que usamos a diario. acarician, abrazan y matan . Deberiamos aprender a emplearlas, dibujarlas y pronunciarlas tambièn. Y vos... vos escupis al aire tantas que jamàs voy a poder olvidar, ni descifrar.