¿Cuándo nos podremos de acuerdo en las diferencias existentes entre cerebro y mente humana?
Escrito por Lic Ramón D. Peralta
Serie de ensayos
El Ser en las relaciones del ser
Escrito por Lic Ramón D. Peralta
Serie de ensayos
EJERCICIO FILOSÓFICO
En el capítulo anterior PSICOANÁLISIS EXISTENCIALISTA, SIN INCONSCIENTE, introduje a modo exculpatorio un nuevo hallazgo informado por la comunidad científica encargada de estudiar los campos y funciones cuánticas que condicionan y caracterizan nuestra actividad mental: El doctor Anton Zeillinger, en la Universidad de Viena, sostuvo que "El cerebro solo procesa una mínima cantidad de lo que recibe, 400 mil millones de bits de información por segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos conscientes de 2.000 mil millones de esos bits (...)"
Muchas fueron las consultas, refutaciones y pedidos de explicaciones. El Psicoanálisis Existencial de Sartre había quedado relegado a un segundo plano o no, y quizás me alegre por ello. No estoy seguro de mis emociones.
No hay buscador web ni "Otro" que pueda ayudarnos, sólo estamos tú, yo, la acción de filosofar y la nada. Fuerzas suficientes como para elucubrar algo entretenido y productivo para los buscadores web, ergo la "Red". El narcisismo y la ironía, van por cuenta de la casa.
NOCIONES CIENTÍFICO-FILOSÓFICAS
Respecto a las limitaciones que en tanto cuántica posee nuestra conciencia, se le opone en "apariencia" aquello que consensuamos en denominar "Mito del 10 % del Cerebro". Aunque claro que se le opone, los científicos que trabajan en Suiza, hablan de solo 2.000 millones de bits por segundo procesables conscientemente contra 400.000 millones de bits de información que recibimos por segundo. Obviamente eso da mucho menos que el 10 % "mitológico". De hecho sería el 0,5 %, pero ¿Cómo deberíamos entender esto?...
El "Mito del 10 % del cerebro" es fruto de la parapléjica lógica clásica que todavía siguen usando aquellos "conservadores de la tozudez" que defienden enunciados que fueron "científicos" en su momento, pero que ya no lo son tanto. Los más recordados son: "Si el 90 % del cerebro no se utiliza, entonces cuando se lesionan ciertas áreas no debe afectar al rendimiento. En cambio, no hay ningún área del cerebro que pueda ser dañada sin que se pierda alguna habilidad. Incluso los daños en las áreas más pequeñas pueden conllevar consecuencias graves."
Otra es "El cerebro necesita un enorme gasto energético en comparación con el resto del cuerpo, consume una gran cantidad de oxígeno y nutrientes. Si el 90 % del mismo no fuese necesario, los humanos con el cerebro más pequeño tendrían grandes ventajas para sobrevivir, ya que sus cerebros serían más eficientes. Así que el proceso de selección natural debería haber eliminado los cerebros ineficientes."
La última seleccionada entre otras tantas es "Las células del cerebro que no se utilizan deberían degenerarse. Por lo tanto, si el 90 % del cerebro permaneciera inactivo, las autopsias de cerebros adultos tendrían que revelar una degeneración a gran escala."
¿Mito o mote? ¿Cómo solucionamos esto?. Y volvemos a instalar la pregunta ¿Es lo mismo mente que cerebro?. El aun vigente pero agonizante "monismo materialista" sigue en el facilismo positivista de pretender explicar lo existente mediante la materia, incluyendo la mente y el pensamiento humano. Las escuelas fisicalistas, emergentistas y epifenoménicas tienen en la ciencia cuántica a su más formidable adversario. Lo cual no significa que una sea verdugo de las otras (por ahora).
Para entender lo que debo decir, nada mejor que apelar a las aún eficientes formulaciones filosóficas que nos conminan a escindir significación y significante en cuanto a términos como Eidética, aquella que se refiere al conocimiento intuitivo de la esencia (del griego eidés).
Es decir, las diversas posibilidades de aproximación que tenemos (en cuanto gnosis) al Fenómeno (apariencia en tanto formas) y al Noúmeno (la cosa en sí o el ser-en-si), forman parte de una tradición que viene desde tiempos de la Antigua Grecia (incluso antes).
La distancia entre la noción ontológica y epistémica de la cosa en sí y la creencia sobre el supuesto conocimiento de nuestra percepción de la cosa (fenomenología), es el tropo fundacional de la "Alegoría de la Caverna" de Platón. Con Husserl veríamos nacer una versión de la fenomenología que, se vale de la eidética como punto central de apoyo donde girará casi toda su filosofía.
Con este rodeo, intento establecer la diferencia entre lo que puede y quiere investigar/estudiar la neurología y las neurociencias respecto de lo que puede y quiere hacer la ciencia cuántica. Mientras las primeras sólo se ocupan del mundo de las "apariencias ergo fenomenología", es decir lo que se nos manifiesta a los sentidos a priori; la segunda se ocupa de la investigación, estudio y análisis del mundo de las esencias (lo nouménico). Hoy ambas con modelos teóricos y empíricos más sus correspondientes tecnologías en tanto método científico.
Acorde la lógica cuántica, en la superficie se ven como cosas distintas, pero esencialmente versan sobre lo mismo, el hombre. La ciencia cuántica debe ser comprendida como el estudio de las esencias del universo, y eso señores, nos debería llevar a ponernos de acuerdo en cosas que aun navegan en el Mar de los Sargazos.
Entendido esto, ya podemos dimensionar pertinentemente que hablar del cerebro humano no es lo mismo que hablar de mente humana. Ya que el Cerebro representa lo evidente ergo la apariencia (conocimiento fenoménico), mientras que la Mente representa la esencia del pensamiento humano (conocimiento nouménico). El primero se puede mal rotular a prima facie como "superficial", al otro lo podemos cualificar como "profundo o de fondo", sin que puedan ser escindidos o aislados uno del otro (también por ahora).
Y es paradójico, porque muchos de los científicos que concibieron el "Mito del 10 % del cerebro" también argumentaron que el cerebro de Albert Einstein era mas pequeño en tamaño y peso que, el promedio de la especie humana. Es decir, más cerebro no significa mas mente ni inteligencia.
Otros agregaron que "No hay una relación directa entre el rendimiento del cerebro y su nivel de activación; esta variable ha confundido a los científicos, ya que, muchos individuos superdotados han demostrado tener una menor actividad cerebral que la media. Haier propone que los individuos superdotados poseen unos circuitos cerebrales más eficientes, por ende, se percibe menos actividad electromagnética (...)".
Es decir, tampoco hay relación directa alguna (entre lo que muchos neurólogos creían) sobre la actividad neuroeléctrica de las conexiones sinápticas y la actividad propiamente mental.
El grueso de los experimentos de los intelectuales y profesionales abocados al campo de las Neurociencias, han sido direccionados en pos de mapear el cerebro donde poder ubicar la "consciencia", las emociones y también el "inconsciente (de existir)... sin que lo hayan logrado (quizás nunca lo logren). Saben dónde hay actividad en tanto energía, se pudo relacionar cada zona con una determinada función (especialmente motriz y del soma) del cuerpo.
Incluso se ha probado que hay una estrecha relación con la memoria, y demás sentidos sensoriales, pero ¿Es lo mismo poder mover el cuerpo, poseer los cinco sentidos, la memoria y en especial poder comunicarnos con el mundo exterior ergo el Otro; que el pensamiento intrínsecamente mental?
Evidentemente el cerebro se halla justificado por la existencia de un cuerpo (ente), que demanda de relaciones de formas y apariencias macrodimensionales para poder argumentar su funcionamiento y existencia, lo que no significa explique el mundo de las esencias ni las relaciones del Sujeto en cuanto relaciones del ser. Se tratan de dimensiones distintas de una misma realidad.
Fred Alan Wolf, doctor en física por la universidad UCLA, también filósofo, neurocientífico y escritor, lo expone de la siguiente manera en su libro ¿Y tú qué sabes? “Los científicos hemos tratado de encontrar al observador, de encontrar la respuesta a quién está al mando del cerebro: sí, hemos ido a cada uno de los escondrijos del cerebro a encontrar el observador y no lo hemos hallado; no hemos encontrado a nadie dentro del cerebro, nadie en las regiones corticales del cerebro pero todos tenemos esa sensación de ser el observador”. “Sabemos lo que el observador hace pero no sabemos quién o qué cosa es el observador”.
Creer que el cerebro significa el mundo de las esencias (propio de algunos fundamentalistas de la neurociencia), es un grosero error, del cual ya estamos dando cuenta. Y es tan incoherente como creer que el lenguaje y la palabra en tanto estructura también conforman las esencias del Ser (propio de algunos fundamentalistas del Psicoanálisis). El lenguaje es una invención del hombre, no al revés. Lo que no obsta juegue un papel preponderante como condicionante del Ser Sujeto.
Deberíamos entender que si una parte del cerebro se daña, no significa necesariamente que no siga habiendo pensamiento. El cerebro tiene que ver y responder ante el ente corpuscular del Sujeto pero no por sus esencias. Tampoco significa que si no podemos detectar actividad eléctrica en el cerebro, deba sobre-entenderse que no hay pensamiento.
De hecho, el cuerpo humano está hecho de esencias ante todo, es decir de átomos, y antes que estos de subparticulas elementales y constitutivas. Luego de eso, decimos que el cuerpo humano es un "ser de carbono" para a posteriori ironizar diciendo que "somos un cuerpo acuoso". Y tiene asidero ya que mas del 75 % de nuestro organismo es macrodimensionalmente agua, para finalmente ir por la noción de esencias constitutivas. Invisibles estos, a la tecnología que usa la neurociencia y medicina clásica en general.
Lo paradójico es que a su vez, cada uno de esos átomos es un 99,9999... % vacío. Es decir, el cuerpo humano aún si nos tomáramos del positivismo lógico y materialista, debería ser entendido como una cierta nada.
Cuando Heidegger concibió para la posteridad "Ser y Tiempo", no estaba sólo intuyendo metafísicamente un Ser que se pregunta por el ser desde el mero abstracto, sino que se demostró que esa Nada existencial como significante de la alteridad (Sartre) es literalmente esencial y real.
El Ser y la Nada, son constitutivos esenciales del Sujeto, siendo el ente (cuerpo humano) sólo apariencia en tanto forma. La angustia que deviene en el Ser Sujeto cuando se topa con esa nada interior, es mucho mas que metafísico y/o psicoanalítico, es ontológico en tanto un dualismo que sería, en "apariencia", paradigmáticamente insuperable (a pesar del mismo Sartre). Continúa en SER Y LA NADA, CARACTERIZADO ENTRE LAS ESENCIAS
Las limitaciones funcionales y operacionales de la mente humana sólo son temporales, parciales y relativas, sin que a priori, se le pueda determinar límite alguno en cuanto posibilidades. Al parecer el dilema de nuestros problemas (limitaciones) de procesamiento de toda la información que recibimos, tiene que ver con la selección que hacen nuestras emociones y sentimientos, quienes trabajan a priori que nuestra conciencia. El Ser Sujeto se sigue resistiendo a la cosificación ergo conocimiento.
FIN DE CAPÍTULO
¿No perseguía ya Schelling algo similar cuando expuso que, en la explosión de la conciencia del pensamiento humano, estalla el abismo de la pura potencialidad, aquella que cobra existencia en el seno de la positiva realidad creada, y que por ende, el hombre es la única criatura que está directamente reconectada con el abismo primordial del que surgieron todas las cosas?