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Matthew es el nombre del poderoso huracán que está a punto de tocar tierra en Estados Unidos, que no ha sentido los efectos de un fenómeno natural así de fuerte desde al menos 12 años.

Pero, la interrogante es ¿por qué se llama Matthew?, ¿por qué lleva nombre propio? o ¿quién escogió el nombre?, respuestas que publica el portal web BBC Mundo.

1-. Evitar confusión

La razón por la que se utilizan nombres propios en lugar de números o términos técnicos para este tipo de fenómenos naturales tiene por objetivo evitar la confusión y facilitar la divulgación de alertas.

El listado de nombres para los ciclones tropicales del Atlántico fue creado en 1953 por el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés) y se ha utilizado como estándar para las listas de otras regiones del mundo.

Dichas listas son mantenidas y actualizadas por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza.

De este modo, los huracanes se organizan cada año en orden alfabético-a excepción de las letras Q, U, X Y y Z-, alternando nombres masculinos y femeninos.

Los nombres de las tormentas son diferentes para cada región.

Este año ya pasamos por:

Alex
Bonnie
Colin
Danielle
Earl
Fiona
Gastón
Hermine
Ian
Julia
Karl
Lisa

Matthew, el poderoso y devastador huracán dejó 800 muertos en Haití.
Nicole, tormenta tropical que se está formando frente a las islas Bermudas.
Las listas -elaboradas con nombres en inglés, español y francés- se reciclan cada seis años. Es decir que la lista que se utilizó en el 2010 sirvió también para 2016.

Los comités regionales de la OMM se reúnen anualmente para decidir cuáles nombres de tormentas del año anterior deben ser “congelados” por haber causado un impacto particularmente devastador.

Un ejemplo es Katrina, el huracán que dejó más de 2.000 muertos en Nueva Orleans (EE.UU.) en 2005, cuyo nombre no se ha reutilizado. En 2011 apareció Katia en sustitución.

2-. Nombre de Mujeres

Koji Kuroiwa, jefe del programa de ciclones tropicales de la OMM, le explicó a la BBC que la práctica de ponerle nombre femenino a los huracanes se extendió entre los meteorólogos del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.

“Preferían escoger nombres de sus amantes, esposas o madres. En aquella época, la mayoría recibía nombre de mujer”, indicó Kuroiwa.

El hábito se convirtió en norma en 1953, pero se añadieron también nombres masculinos durante la década de 1970, para evitar el desequilibrio de género.

En 2014, un estudio de la Universidad de Illinois (EE.UU.) afirmó que los huracanes con nombres de mujer mataban a más personas que aquellos con nombre masculino.

¿La razón? Que los llamados como mujeres se toman menos “en serio” y por ello hay menos preparación para enfrentarlos, según la investigación.



Los científicos analizaron las cifras de muertes causadas por huracanes en EE.UU. durante más de seis décadas, concluyendo que las tormentas con nombre de mujer mataron a casi el doble de personas.

Tras conocerse estas conclusiones, desde el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. subrayaron que las personas deberían poner el foco en la amenaza que supone cada tormenta, independientemente de si llama Sam o Samantha.

3-. Nombres regionales

Durante la era victoriana en Gran Bretaña, las tormentas se nombraban al azar.

Una tempestad en el océano Atlántico que destruyó el mástil de un barco llamado Antje en 1842 terminó llamándose huracán Antje.

En la región Caribe, por ejemplo, los huracanes se nombraban en honor a los santos católicos.



Por eso un huracán que golpeó Puerto Rico en julio de 1825 recibió el nombre de “Santa Ana”.

En la actualidad, los nombres cambian de acuerdo con la región donde ocurren los ciclones.

En el oeste del océano Pacífico, por ejemplo, también se utilizan nombres de flores, animales, personajes históricos y mitológicos y alimentos, como Kulap (“rosa” en tailandés), según le dijo a la BBC Julian Heming, científico de previsiones tropicales del servicio meteorológico británico Met Office.

En el caso de que más de 21 huracanes se formen en el Atlántico en una misma temporada y agoten las letras latinas, las tormentas adicionales se nombrarán a partir del alfabeto griego.