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Dormido bajo los tranquilos paisajes del parque nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, se esconde uno de los mayores misterios geológicos del mundo.
Es una enorme cámara de lava volcánica, un río de magma responsable de los géiseres y aguas termales que caracterizan el área.es también una de las más preocupantes amenazas naturales para la civilización humana.




Es, en realidad, un supervolcán, el mayor de todos cuantos existen en el planeta, el más peligroso. Pero no el único.

El peligro de los supervolcanes
Hay alrededor de 20 supervolcanes conocidos en la Tierra, con grandes erupciones que ocurren en promedio cada 100.000 años
Uno de sus mayores peligros es que una erupción puede provocar un "invierno volcánico" prolongado, una nube de ceniza que trastoca el clima e impide a la civilización de tener suficiente acceso a los recursos naturales y a la comida.

(Prevenir la erupción del supervolcán de Yellowstone) requiere que la comunidad científica invierta el poder de su mente, pero tiene que hacerlo ya"
Brian Wilcox, Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA


En 2012, Naciones Unidas estimó que las reservas de alimentos en todo el mundo durarían solo 74 días.
Es por eso que, para la NASA, Yellowstone representa un peligro mayor que cualquier otro que pueda venir desde el espacio.

"Yo era miembro del Consejo Asesor de Defensa Planetaria de la NASA, un grupo que estudiaba formas de defender el planeta de asteroides y cometas. Pero llegué a la conclusión de que la amenaza de un supervolcán es sustancialmente mayor ", le explica a BBC Future Brian Wilcox, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el Instituto de Tecnología de California.


La estrategia de la NASA
Cuando los científicos de la NASA comenzaron considerar la amenaza y buscarle respuestas, pensaron que la solución más lógica podría ser, simplemente, enfriar el supervolcán, de arriba hacia abajo.
¿En qué consiste esa extraña idea?
Un volcán del tamaño de Yellowstone es, esencialmente, un generador gigantesco de calor, equivalente a seis plantas industriales de energía.
En la actualidad, Yellowstone filtra hacia la atmósfera aproximadamente el 60-70% del calor que produce a través del agua que se cuela por las grietas de la cámara del magma.
El resto se acumula dentro de la lava, lo que actúa como combustible para disolver más y más gases volátiles y rocas circundantes.



Cuando este calor alcanza un determinado umbral, una erupción es inevitable.
Pero si se pudiera extraer más calor, entonces el supervolcán nunca entraría en erupción.

La NASA estima que si lograra reducir en un 35% el calor que se genera dentro de la cámara de magma, Yellowstone ya no representaría una amenaza.

Acueducto volcánico
La primera alternativa, según la NASA, estaría simplemente en aumentar la cantidad de agua que se filtra hacia el interior del supervolcán.
Pero desde una perspectiva práctica, sería tal vez imposible convencer a los políticos de aprobar tal iniciativa.
"Construir un gran acueducto cuesta arriba en una región montañosa sería costoso y difícil con la crisis del agua a nivel internacional; no creo que a la gente le agrade la idea de desperdiciarla para enfriar un volcán", asegura Wilcox.

En cambio, la NASA propuso perforar hasta 10km hacia las entrañas del supervolcán y bombear el agua a alta presión.
El líquido en circulación volvería a la superficie en forma de vapor, a una temperatura de alrededor de 350 °C. Así, lentamente, día por día, se extraería calor del volcán.
A simple vista, podría parecer un proyecto similar al anterior. Si a eso le añadimos que costaría alrededor de US$3.500 millones, es sencillo imaginar que la idea podría quedar también en la nada.
Pero la agencia espacial encontró una atractiva solución para convencer a los políticos de hacer la inversión.
"Yellowstone actualmente gotea alrededor de 6 gigavatios en calor. Con la perforación, esto podría ser utilizado para crear una planta geotérmica, que geneRAría energía eléctrica a precios muy competitivos de alrededor de US$0,10/kWh", asegura Wilcox.



Para este investigador, la solución permitiría recuperar la inversión inicial, generaría electricidad suficiente para alimentar el área circundante durante un período potencial de decenas de miles de años y se evitarían futuras erupciones de supervolcán que devastaría a la humanidad.

Riesgos
Pero la perforación de un supervolcán no vendría sin ciertos riesgos. De hecho, podría desencadenar la erupción que desea prevenir.
En otras palabras, podría despertar al monstruo que duerme hace miles y miles de años.
¿Qué hacer entonces?
"Lo más importante es no hacer daño a la estructura de la cámara de magma. Si perforas en la parte superior de la cámara y tratas de enfriar desde allí, esto sería muy arriesgado", sostiene Wilcox.

El enfriamiento de Yellowstone de esta manera ocurriría a una velocidad de un metro por año, por lo que tardaría decenas de miles de años hasta que la cámara de magma se convirtiera en una masa de roca fría.

Los beneficios de domar el volcán
Según Wilcox, los beneficios de esta estrategia a largo plazo no solo incluirían la posibilidad de domar al volcán, sino también que garantizaría en términos cotidianos una nueva fuente de suministro de energía eléctrica.


Tal plan podría aplicarse potencialmente a cada supervolcán activo en el planeta y los expertos de la NASA esperan que estas ideas fomenten también un debate científico más práctico para abordar la amenaza.
"Cuando la gente consideró por primera vez la idea de defender la Tierra del impacto de asteroides, reaccionaron de manera similar a la amenaza de un supervolcán", sostiene Wilcox.

"La gente pensó: ¿cómo pueden los humanos impedir que un asteroide golpee la Tierra? Bueno, resulta que si inventas algo que empuje al asteroide muy ligeramente durante mucho tiempo, puedes hacerlo cambiar de rumbo".

Por eso, Wilcox considera que resolver el problema de la amenaza de los supervolcanes resulta más fácil de lo que la gente piensa.

"En ambos casos requiere que la comunidad científica invierta el poder de su mente, pero tiene que hacerlo ya. Yellowstone hace erupción aproximadamente cada 600.000 años y hace unos 600.000 años desde que lo hizo por última vez", explica.