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Para todos aquello que tienen la sangre azul y blanca, para los que el corazon se les paraliza en cada partido, para los que deliran por estos colores, para vos, tripero!



HINCHADA HAY UNA SOLA


Hoy este rincón va a quedar chico. Aunque vos ya sabes que no hay lugar en
el mundo para contener el sentimiento, la magia y la leyenda que te envuelve.
Sos como esos guerreros mitológicos, invencibles en el tiempo y en las
circunstancias. Hablar de tus hazañas es llenarse la boca de gloria y
sentir que el corazón vibra sobre los tablones del alma. No, no te confundas;
viajar en el tiempo de tu mano no es vivir de recuerdos, al contrario, es alimentar el fuego que no se extingue y no se apagara jamás. Sentimiento insobornable, loca pasión que no conoce límites. Tu sola mención pone la piel de gallina por que ninguna memoria propia o ajena a podido resistirte. ¿Cómo olvidar aquellos ríos de gente que corrían detrás del Expreso?, ¿Cómo ignorar aquellas tardes de clásico cuando por propio peso, por pura lógica de los números era toda tuya tribuna de calle 1 y toda le cabecera de 57 cada vez que había que ir a visitar a los amargos?. Siempre fuiste mas que nadie. Siempre fuiste el dueño de una ciudad donde la minoría penso seriamente - en una asamblea allá por el "64", que luego se echo atrás por poquitos votos - dejar la práctica del Fútbol y convertirse en centro de fomento. Era demasiado peso, para ellos y para cualquiera. En realidad siempre lo fuiste, aunque los tiempos hayan cambiado. Aunque el destino travieso haya podido levantar la Justicia y pincharle los ojos. Tu historia, Gloriosa Hinchada de Gimnasia, es el relato de permanentes buenos tiempos,
mas allá de los resultados deportivos. Por que naciste en la abundancia del trabajo
y la esperanza. Por que fueron aquellos, los obreros del Swift, del Armour de aquellas fábricas que destilaban prosperidad (la que sirve, no la que se conoce ahora, la de los que dicen que nadie hace plata laburando) los primeros en ocupar tu sueño. Fueron aquellos tanos de corazón enorme los primeros que gritaron orgullosos, en su cocoliche, su nombre amado: "Quinashiá, Quinashiá".
Invadiste una ciudad extraña, nacida como "Petit París" y la llenaste para siempre de ese sentimiento implacablemente criollo. Fuiste vos, y no otra la que le dio miles de voluntades al 17 de octubre, en esa marcha que desde los arrabales cambió la historia. Sos la raíz de un pueblo que no te olvidara jamas por que hasta compartiste con él las buenas y las malas. ¿ O no te acordas que fue siempre durante las dictaduras el tiempo de las vacas gordas para "ellos" y el de la malaria para nosotros?. ¡Si hasta por los tiempos históricos somos diferentes! Hoy, que las páginas en los diarios y el espacio en los otros medios esta lleno de gente, razonablemente preocupada, por la cuestión de lo que llaman Barra Bravas. Hoy, que todo el mundo opina y condena, incluso muchos que en la puta vida pisaron un tablón ni sintieron como se retuerce el corazón ante la camiseta amada, sos el mejor ejemplo de lo único que salvara a esta hermoso juegos que es el Fútbol. Recorriendo tu vida- esos que opinan sin saber- pueden darse cuenta de lo que es una hinchada de verdad. Por que vos siempre fuiste brava, sin barra; tu voz siempre fue imponente. Loca ruidosa, seguidora fiel kilombera sí queres. Pero leal, franca, generosa, como aquellos obreros del Swift, como aquellos tantos Inmigrantes, como tu viejo, como tu abuelo. Siempre diste miedo por los decibeles de tu grito, porque, se sabe, que una topadora no puede esconderse ni emboscar a nadie. Habría que buscar en tus orígenes, en tu pasado reciente que rompe sismógrafos para darse cuenta de la diferencia. Por que ninguno de tus hinchas mas reconocidos ha sido un nene de pecho, pero ¡mira si hay diferencia entre los malandras que protagonizan esta historia absurda de barra-bravas y esos hinchas de corazón que te nutrieron con su locura!. ¡Mira si hay diferencia entre esos tarados asesinos y estos guapos de verdad que iban a cualquier parte con sus hijos, con sus mujeres, como el Loco Córdoba, Fidel, el Osito Lopéz Osornio, el Loco Tabbia, Chiquito Giorgi, el Pipi Pomares, el Lobo Arcuri, Tony Jesus, el Nene Caporale, Cebolla, Gatica, el Turco Gorguis o Moscowchuk y tantos otros que nunca le tuvieron miedo a ninguna hinchada. Pero, sabes que pasa, ellos iban detrás de algo grande: tu bandera. Iban como vamos hoy, a soñar con ojos abiertos la alegría de ser triperos. Hoy los tiempos han cambiado. Donde había fábricas hay villas. A los pobres les cambiaron el nombre, ahora se los llama marginales. Entonces se confunden los tantos. Pero nada de eso impedirá que tu nombre figure aparte, en otro libro, en otra dimensión, cuando se pronuncie la palabra hinchada. Por que vos sabes que siempre hubo y habrá una sola.


Nestor Basile, Periodista, Director de Tribuna Gimnasista.
ARQUETIPO DE TRIPERO DE LEY.