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Todos conocemos a gente chunga. Les llaman personas tóxicas, los malrolleros, los quejicas, los cenizos y manipuladores. Son esos personajes egoístas que te chupan la energía y te torean para llevarte a su mundo de negatividad. Piénsalo un momento, seguro que conoces a un buen puñado. Te pasas la vida intentando huir de ellos, sin caer en la cuenta en algo incluso más importante: ¿Y si tú eres una de esas personas tóxicas?

¿Estás seguro? Sé sincero, ponte en modo autocrítica, busca entre tus costuras. Es hora de saber si eres uno de ellos, aunque escueza. Estas son alguna de las señales que te indicarán que eres un chungo:

1-Te crees la leche en vinagre.

Vamos, que estás convencido de que eres la h*stia. A eso se le llama complejo de superioridad y quienes lo sufren ven a los demás como seres inferiores, sobre todo a sus pobres parejas. ¿Alguna vez has despreciado la opinión de los demás de forma exagerada? ¿Has mirado al techo en plan: "tú eres tonto, chaval, no te enteras de nada"? Utilizas a menudo el sarcasmo y te mueves de maravilla en el cinismo. Ese desprecio es tóxico y degrada a los demás; cuando ocurre en una pareja, es veneno. De hecho, en la Universidad de Michigan encuestaron a 373 parejas de recién casados y comprobaron que las que se gritaban entre sí o se daban muestras de desprecio eran las más propensas a divorciarse en el primer año de matrimonio.

2-Eres el rey de los manipuladores.

Además de mentiroso, manipulas al personal. Tejes mil artimañas para conseguir lo que quieres, sibilinamente te lo llevas al huerto. Ellos no quieren hacer lo que tú propones, pero al final pican el anzuelo y claudican. Cuando es en pareja, puedes llegar a tratarla de loca o paranoica con tal de mantener tu postura o seguir con tus mentiras.

3-Saboteas tu relaciones.

Parece que todo va bien, pero tú te lo montas para c*garla. Empiezas a poner de tu parte para que todo se vaya al traste. O empiezas a amenazar con la ruptura a la primera de cambio. Cualquier discusión es buena para un drama y poner sobre la mesa una posible ruptura o eso tan recurrido de la separación temporal.

4-Eres de mecha corta.

A la mínima, te pones hecho un basilisco. Con cualquier chorrada, se te hincha la yugular. Qué dices hinchar, a ti te explota directamente la vena cava con cualquier comentario inocuo. No tienes control ninguno de tu ira y los demás acaban cuadrándose cuando te ven así. Te temen o te evitan.

5-La gente te evita, se aleja de ti.

Mira a tu al rededor. ¿Cuántos amigos has perdido? ¿Crees que algunos familiares prefieren no verte y por eso hace tiempo que no pasas tiempo con ellos? Piensa en las últimas veces que viste a esas personas, en qué paso, cómo los trataste, cómo te comportaste, qué dijiste. Quizá los tienes quemadísimos.

6-Narcisista, egoísta y llorón.

Para empezar, eres tan egoísta que no sabes escuchar a los demás. En realidad te da igual lo que les pase y lo que digan, sólo quieres que te escuchen a ti porque eres la persona más importante de la vía láctea y tus problemas siempre son cuestión de Estado. Además de llorón, tenemos que decirte que, si eres un narcisista de tomo y lomo, es imposible que lo reconozcas. Es más, negarás todos los puntos de este artículo porque tú eres la leche en vinagre. Te damos una pista: si es así y has respondido que no a todas estas señales; si no has asentido ni siquiera a una de ellas, vas mal. Todos alguna vez en nuestra vida hemos caído en alguno de estos errores.

7-Nunca tienes la culpa.

Eres un santo, no sabes cómo te lo montas, pero la culpa siempre la tienen los demás. Cuando crees que alguien te está responsabilizando de algo, te pones automáticamente a la defensiva y echas balones fueras. Tú jamas cometes errores.

8-Eres displicente y criticón.

A veces hasta ni te tomas la molestia de responder cuando te preguntan. Eso, además de irritar a los demás, puede hacer que se sientan terriblemente inseguros. Y te pasas la vida criticando a otros, ponerlos a parir es tu deporte favorito. Un metem*erda y malrollero, vamos.

9-Caes en el 'sincericidio'.

Una cosa es ser sincero y otra pasarse de la raya y herir a los demás. Tú no tienes límites y te da igual que tus palabras hagan daño cuando vomitas juicios sobre su aspecto o su personalidad o su vida y circunstancias. Tú es que eres así de sincero, que se aguanten los demás. Si no lo dices, revientas. Y das donde más duele.

10-Te rodeas de gente peor.

No soportas tener al lado a personas que tú consideras geniales o talentosas. De un modo u otro consigues rodearte de gente a la que crees mediocre, para tú poder brillar sin sombra alguna

CONSEJO: Si has respondido que sí a más de tres puntos, corre al psicólogo. Quizá necesitas ayuda profesional.