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Los Techos más Bonitos del Mundo...Tortícolis Extrema !!!(P. 2)
Hay sitios donde el espectáculo está arriba. Techos y cubiertas de palacios, iglesias y museos que son una obra de arte en sí mismos y a veces el inicio de una ligera tortícolis. Más, bajo estas maravillas merece la pena arriesgarse y colocar nuestra cabeza entre los omóplatos y mirar arriba. Recorremos el mundo en busca de los techos más bonitos.

Mezquita Azul, Estambul (Turquía)

Todo es florida delicadeza en la mezquita del Sultán Ahmed o mezquita Azul de Estambul. Mas de 20.000 azulejos de cerámica hechos a mano recubren su interior, todos ellos cuajados de tulipanes, frutas y cipreses y el intenso azul de Iznik. Hoy las lámparas de metales y piedras preciosas se encuentran en museos, pero antaño iluminaban su interior y reflejaban su luz en las paredes de colores rojos y verdes, que el paso del tiempo ha tornado en marrones y azulados. Mirar arriba aquí, es como mirar un bello y colorido jardín oriental.


Cúpula de Santa María del Fiore, Florencia (Italia)

Es la cúpula de las cúpulas. Erigida en un milagro arquitectónico por Filippo Brunelleschi, cuando te pones bajo la cúpula del Duomo de Florencia sientes algo especial, como si fuera el peso de toda la historia del arte desde que ésta fue una realidad. Un cielo paradisíaco en pleno Juicio Final se abre encima de ti, como esperando a que des un salto y llegues hasta él.


La cúpula del Panteón, Roma (Italia)

La cúpula del Panteón es la cúpula más fascinante de la historia del arte. En pie durante casi 2.000 años, aún hoy despierta el interés por su composición y forma. Con el hecho de que la distancia entre el suelo y la cúpula es la misma que su diámetro, en un sobrecogedor espacio. La apertura central, llamada óculo, es la única apertura que ilumina su interior. Como dato mitómano, los restos de Rafael descansan en uno de los nichos de su interior.

Librería Piccolomini, Siena (Italia)

En la Catedral de Siena la geometría se hace arte en la llamada Librería Piccolomini. Ponte en el centro y mira al techo, escudos, mitos paganos, oros y llamativos colores conforman uno de las bóvedas más bellas de Italia, y ya es decir.

Kunsthistorisches, Viena (Austria)

Una obra de arte en sí mismo, el interior del museo vienés Kunsthistorisches tira de estucos, dorados, mármoles y pinturas para crear un magnífico escenario para las colecciones de arte de los Habsburgo. Su cúpula filtra la luz del exterior en un teatral escenario que une las plantas del edificio por un óculo que deja verla desde el vestíbulo y desde el primer piso, donde se ubica la cafetería, simultáneamente.

Mezquita Nasir ol Molk (Irán)

La Mezquita Nasir ol Molk de Shiraz en Irán esconde en su interior el color del arcoíris en las pequeñas teselas de los mosaicos y vidrieras. Suponemos que aquí, en los primeros momentos de oración se mira en todas direcciones antes de dar con el angulo que se dirige a la Meca.

Old Royal Naval College, Greenwich (Reino Unido)
Sir James Thornhill fue el encargado de ilustrar sobre el techo de la Queen Mary Court, en el Old Royal Naval College en Greenwich, una oda barroca a las proezas de varios monarcas británicos, entre ellos Guillermo III, la reina Ana o la reina María II. Fue creado con la intención de que sirviera como decoración al refectorio de los marineros pensionistas del hospital naval, pero nunca llegó a usarse como tal por considerarse como demasiado sofisticado para ellos, convirtiéndose ya a finales del siglo XIX en un punto de interés turístico de primer orden.

Iglesia de San Ignacio de Loyola, Roma (Italia)

Si hay otro techo pintado que es de visita obligada en Roma, después de la Capilla Sixtina, por supuesto, ése es el de la iglesia de San Ignacio de Loyola. En ella un genio de la ilusión llamado Andrea Pozzo logró dotar a la iglesia de una cúpula al más bajo coste posible, pues no hubo que construirla sino pintarla. Así, en uno de los lados de la iglesia si se mira al techo desde un punto concreto puede verse el efecto arquitectónico en una superficie plana. Fue tal el éxito, que el artista, que era uno de los hermanos de la congregación, repitió a gran escala en la bóveda de la iglesia la misma historia, pero esta vez multiplicada por mil. Arquitectura, escultura y pintura se mezclaron en un portento barroco que amplió el techo de la iglesia hasta el cielo con la técnica pictórica de la Quadratura, en la representación de la apoteosis de San Ignacio de Loyola como nunca se había hecho.

La cúpula de la Maqsura, Córdoba (España)

Queda patente que bajo la cúpula de la Maqsura de la mezquita de Córdoba se sentaba alguien importante, tanto como el Califa, que al mirar hacia el cielo veía esta obra de arte formada por una bóveda de ocho nervios que dejan en su punto central un hueco formado por otras bóvedas más pequeñas, todo ello decorado con teselas doradas y de mármoles de colores que se arrancan en brillos, iluminados por los arcos lobulados que rodean la cúpula. Una maravilla en toda regla.

Grand Foyer de la Ópera Garnier, París (Francia)

Fastuosa, grandilocuente, imperial. Éstos podrían ser algunos de los adjetivos que definieran a la galería Grand Foyer de la Ópera Garnier, un increíble corredor, casi como un nuevo Versalles, por el que te costará andar caminando hacia al frente. Arriba, dioses y musas celebran las artes entre marcos dorados, en un auténtico revival del Barroco.

La cúpula de San Carlo alle Quatre Fontane, Roma (Italia)

El interior de la pequeña iglesia de San Carlo alle Quatre Fontane guarda en su interior uno de las obras de arte más sobresalientes del Barroco. Borromini, abonado a la curva, ideó para la cúpula de la iglesia un juego oblicuo de casetones y poliedros que consiguen, junto a la luz que entra por varias aperturas, ampliar este íntimo e ínfimo espacio.

Templo Adinath, Ranakpur (India)
Los techos y cúpulas del templo de Adinath, en los bosques cercanos a la ciudad india de Ranakpur, fueron tallados por los mejores artistas del momento, cuando el mercader jainista Dharnak Shah quiso hacer realidad un sueño, que el afortunado comerciante había tenido y creía que había sido enviado por los dioses. Cada una de sus 420 columnas cuenta con un capitel único, decorado de tal manera que no hay dos iguales. Todo es absoluto detalle en este gigantesco templo, el más grande de la India de corte jainista.

Mercat Central, Valencia (España)

En Valencia, mientras esperan la vez en el Mercat Central, pueden deleitarse en un placer que en lugar de alimentar el cuerpo, alimenta el espíritu, al mirar hacia arriba y ver la magnífica cubierta de hierro modernista que deja pasar la luz al interior del recinto y que tira de colores pastel para presumir de formas

Galería de los Espejos, Versalles (Francia)

En la Galería de los Espejos de Versalles impacta como pocos sitios cuando se visita por primera vez. Espejos a un lado y ventanas al otro, sustentan un techo cuajado de arañas gigantescas de cristal y pinturas ejecutadas por Charles Le Brun y su estudio, un apoteósico retrato del reinado de Luis XIV de 1.000 metros cuadrados.

Cúpula del Salón de Embajadores del Real Alcázar, Sevilla (España)

Sobre mocárabes dorados descansa la media esfera que forma la cúpula del Salón de Embajadores del Real Alcázar de Sevilla. En el pasado fue conocida como la sala de la media naranja, por razones evidentes, y es precisamente su cúpula de madera la que centra la atención de esta parte del recinto palatino, un trabajo minucioso que encumbró en 1427 al carpintero Diego Ruiz.

Residencia de Wurzburg, Wurzburg (Alemania)

Cuidado al subir las escaleras de la Residencia de Wurzburg no te vayas a tropezar por ver las pinceladas de Giovanni Battista Tiepolo en el techo. Es la pintura al fresco más grande del mundo, con 670 metros cuadrados, en la que se representa al obispo a través de los cuatro continentes conocidos.

La cúpula de la Basílica de San Pedro, Roma (Italia)

Con algo más de 136 metros desde el suelo hasta su cúspide, la cúpula de San Pedro es la más alta del mundo. Diseñada por Miguel Ángel, éste concibió tal portento de la ingeniería bajo la luz de la cúpula de Santa María del Fiore de Florencia y la del Panteón de Agripa, también en el club de los récords.

Templo Ramanatha Swamy, Rameswaram (India)

El color inunda los techos del templo de Ramanatha Swamy, en la ciudad de Rameswaram, especialmente en su corredor, el más largo de la India con 1.219 metros, tallado en la piedra y decorado con fuertes y brillantes tonalidades. Éste es uno de los puntos más sagrados del país, lugar de peregrinación de capital importancia para el hinduismo junto a Varanasi.

Atrio hotel Grand Hyatt, Shanghái (China)

Da la sensación de estar en el interior de un cohete recubierto de oro cuando miras hacia arriba en el atrio del hotel Grand Hyatt de Shanghái es total. Unos 115 metros en caída libre cubren la distancia entre el piso 56, donde se ubica el atrio y nosotros cuando miramos hacia arriba, y el 87.

Mezquita de Santa Sofía, Estambul (Turquía)

El techo de la mezquita de Santa Sofía es historia romana, bizantina y otomana en uno. tres veces iglesia antes de ser mezquita, su cúpula fue toda una proeza de la ingeniería que cambió el modelo de basílica para crear una planta centralizada en torno a ella. Sustentada sobre cuatro pechinas, no fueron pocos los poetas que dijeron que parecía estar suspendida en el aire. La luz hace el resto, al reflejar sus rayos en las miles de teselas doradas que decoran todo su interior.

Iglesia de Saint Johann Nepomuk, Múnich (Alemania)

En la iglesia muniquesa de Saint Johann Nepomuk, más conocida Asamkirche, es un homenaje al horror vacui barroco. Levantada por una ilustre familia en la primera mitad del siglo XVIII como iglesia privada. Hoy puedes acercarte hasta su interior y quedar absolutamente descolocado ante este despliegue de pintura, arquitectura y escultura en uno.

Sala Gótica del Ayuntamiento, Brujas (Bélgica)

Esta impresionante bóveda no es un revival, es una cubierta gótica auténtica. Increíblemente conservado, el techo de la Sala Gótica del Ayuntamiento de Brujas fue erigido entre 1376 y 1421, conformando una de las construcciones en madera más bellas de Bélgica. Tachonada en oro y complementada con murales en sus paredes, es una cita ineludible de esta bella y romántica ciudad.

Cueva Lúdí Yán, Guilin (China)

Un grupo de refugiados que huía en 1940 de las tropas del Imperio del Sol Naciente se cobijaron en estas cuevas, una especie de sueño de estalagmitas y estalactitas que había caído en el olvido en la provincia de Guilin. El redescubrimiento sacó de nuevo a la luz una de las maravilla naturales de la China profunda, una cueva de piedra caliza que había sido toda una atracción en el pasado según relatan las inscripciones halladas en su interior hechas en tinta durante la dinastía Tang, en el siglo VIII. Lúdí Yán o cueva de la Flauta de caña, como se la conoce, es hoy una atracción turística en toda regla que atrae a miles de turistas cada año dispuestos a adentrarse en esta gruta de formas imposibles. Todo un parque temático en potencia y forma.

San Paolo Fuori le Mura, Roma (Italia)

La otra gran basílica de Roma después de San Pedro es ésta, San Paolo Fuori le Mura. Una impresionante abadía dedicada al apóstol San Pablo, que está precisamente enterrado aquí. Por lo que esta iglesia es objeto de peregrinación santa, y, por supuesto, artística por su espectacular belleza. Creednos, no podréis dejar de mirar hacia arriba.

Gare Du Palais, Quebec (Canadá)

La estación de tren Du Palais de la ciudad de Quebec, recibe su regio nombre porque su arquitecto se inspiró en el cercano Château de Frontenac para su construcción. Todos los pasajeros que esperan en ella a que su tren parta, caminan bajo un ecléctico techo de vidrieras y lámparas Art Decó que en más de una ocasión seguro que casi han provocado que alguno casi lo perdiera.

La Sainte Chapelle, París (Francia)

La Sainte Chapelle, que formaba parte de un palacio hoy desaparecido, es célebre en el mundo entero por sus espectaculares vidrieras, que cubren en dos tercios de su totalidad los muros de la iglesia. Un prodigio de la ingeniería gótica de la Baja Edad Media, bautizado como periodo radiante, que consiguió aligerar los muros para permitir la entrada de la luz proveniente del exterior y recubrirlo todo con el brillo de los cristales de colores. Fue el rey francés Luis IX, más tarde proclamado santo, quien mandó construirla para dar cobijo a las reliquias de Jesucristo traídas por él mismo desde Tierra Santa.








"CON MÚSICA: HE BAILADO, HE LLORADO,
HE REÍDO , HE RECORDADO, HE BESADO, HE AMADO,
CON MÚSICA . . . HE VIVIDO ".


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