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1. Conflictos



Cuando en una relación no hay lugar para conflictos, tampoco hay lugar para la sinceridad. Si ocultas tus sentimientos, no tienes oportunidad de cambiar algo. Las discusiones ayudan a desahogar tu enojo y decirle a tu pareja qué es lo que no te gusta. Así es cómo ambos aprenden de los puntos débiles de los dos, y esto los ayuda a entenderse mejor.
En una discusión es importante seguir las reglas de la cultura psicológica de los conflictos. Esto significa respetarse el uno al otro, entender que el conflicto es local y llegará a su fin, y que la relación es algo valioso; no usar “tú“ en tus reproches, sino ”yo“ (por ejemplo, en vez de “me vuelves loca” decir ”estoy enojada".
2. Coqueteo



El coqueteo con otros ayuda a nutrir la atracción sexual en la pareja. Coqueteando nos sentimos despreocupados y atractivos, sube nuestra autoestima y estado de ánimo. Es importante aportar esta energía y emociones positivas a la relación.
¿Cómo entender que cruzaste una línea invisible? Los psicólogos aconsejan usar el siguiente marcador: si crees que las palabras que dijiste o lo que hiciste lastimaría a tu pareja, quiere decir que estás cruzando el límite. Si enfrente de tu pareja te comportarías igual, todo está bien.


3. Egoísmo saludable



Para cuidar la pareja como un organismo saludable es importante saber cuidarte en la relación, tener firmeza para luchar por tus deseos (y, por supuesto, respetar los deseos de tu pareja), poner tus límites en la relación ("no voy a soportar esto", tener espacio personal, intereses y aficiones fuera de la relación.
De lo contrario, los reproches mutuos se vuelven inevitables, así como también la inconformidad constante. Empiezas a sentir la falta de oxígeno en la relación, literalmente te ahogas en la rutina.
4. Soportar dificultades



Todas las parejas sin excepción pasan por etapas de crisis. Estas crisis se describen en todos los libros clásicos de psicología. No existen relaciones completamente despreocupadas. Por lo tanto, es importante aprender a soportar los problemas y dificultades, conflictos e inconformidad, aplazar la realización de ciertas necesidades, esperar en vez de azotar la puerta y romper la relación cuando surge el primer problema.



5. Distanciarse en la relación



Si siempre quieres estar con tu pareja tal cual unos gemelos siameses, la relación inevitablemente pierde energía y el deseo sexual, y surge el aburrimiento y el cansancio. Dos “yo“ separados se funden en ”nosotros“, por lo cual desaparece la percepción de tu pareja como de una persona diferente de ti, se apaga el interés y la intriga.
Todos los psicólogos familiares y sexólogos dan el consejo de distanciarse un tiempo en una relación. Porque después de una separación, aunque sea por tan solo algunas horas, viene la reunión feliz. Es importante recordar que existe la libertad “de” algo y la libertad ”para" algo, y son dos cosas diferentes.




6. Ocultar y callar algo



Decir siempre la cruda verdad es bastante tonto. Así no nos quedaríamos en ningún trabajo, no tendríamos amigos y tampoco podríamos contar con tener una relación armoniosa. “Mi mamá cree que cocinas mal“, ”Cada vez que me duermo pienso en los cubitos del abdomen de Ryan Gosling“, “Sí, después de tu embarazo te volviste muy descuidada”... este tipo de frases no es lo que deberías decirle a tu pareja. Si la valoras, busca una opción más suave para expresárselo, y algunas cosas es mejor no mencionarlas del todo.

7. No renuncies a tus intereses



Renunciamos a nuestros hobbies y amigos o nos obligamos a adaptarnos a las aficiones de nuestra pareja para pasar más tiempo con ella y dedicarle más tiempo a la relación. Como resultado, renunciamos a nuestra individualidad y guardamos rencores e inconformidades que tarde o temprano encontrarán la salida en el primer conflicto que surja.
Cualquier sacrificio es una forma de chantaje emocional que envenena poco a poco la relación. Porque al sacrificar, la persona espera sacrificios también de su pareja.


8. No sofoques a tu pareja con tu amor



Adivinar cada deseo suyo antes de que lo exprese, cuidarlo como si fuera más bien tu hijo y no tu pareja, es un callejón sin salida para cualquier relación.
Esto provoca:
En primer lugar, irritación. Porque las mujeres (psicológicamente maduras) necesitan cariño de hombre, no de su padre. Y los hombres, a su vez, no necesitan a una mamá preocupona sino a una pareja.En segundo lugar, la chispa sensual entre los dos se extingue. Porque si empiezas a cuidar a tu pareja como lo harían sus padres, tarde o temprano empezará a percibirte como a su mamá (papá), y los incestos son un tabú.