Sri Sri Ravi Shankar: el gurú del silencio
Es un maestro de la India que predica el amor como filosofía de vida y el autoconocimiento como medio para lograr la felicidad. Este mes dará conferencias en la Argentina.
En la era de los falsos profetas, la palabra gurú no tiene la mejor de las connotaciones. Vienen a la cabeza toda clase de charlatanes, mejor o peor intencionados, pero siempre con ambición de cautivar a las masas. Sin embargo, en su país de origen, la India, el término gurú sigue nombrando sólo cosas buenas: maestro espiritual, conocedor, líder, erudito, sabio. Sri Sri Ravi Shankar lleva el título con orgullo y lo defiende sin más. "Necesitamos maestros para tantas cosas en la vida, ¿por qué no para el espíritu?", pregunta.
Pero este hombre tres veces nominado para el Premio Nobel de la Paz, frecuente mediador en conflictos internacionales y creador de la mayor ONG del mundo (la fundación El arte de vivir), también dice cosas que cualquiera consideraría impropias de un gurú. Por ejemplo: "No me preguntes el significado de la vida. Es como pedirme que me coma por vos una golosina. No es posible. Puedo poner la golosina en tu boca, pero no la puedo masticar por vos. Tenés que masticar tu propia golosina". Pero en los hechos, y como confirma el nombre de su fundación, Ravi Shankar vive enseñando a vivir. Aseguran quienes lo conocen que o guruji –como lo llaman afectuosamente– comunica hasta en el silencio. El mismo refrenda esta impresión cuando dice: "La comunicación de intelecto a intelecto es con palabras; de corazón a corazón, con sentimientos; de alma a alma, en silencio".
Nacido en 1956 en Papanasam, India, Ravi Shankar fue un precoz conocedor de la literatura védica, pudiendo recitar el texto sagrado Bhagavad Gita de memoria a los cuatro años. A los 17 recibió un título de Física Moderna Avanzada, y más tarde un doctorado honorario de la Universidad de Kuvempu en Karnataka, India.
Pero el joven dio el paso de discípulo a maestro en 1982, cuando se retiró del mundo para pasar diez días en el más completo aislamiento. En ese retiro nació el germen del Sudarshan Kriya, una práctica que combina yoga y meditación con una técnica especial de respiración. Para difundirla creó la Fundación El arte de vivir, que hoy tiene filiales en 144 países.
En conversación telefónica desde Sri Lanka –donde viajó a pedido del ex primer ministro de esa nación, Ranil Wickremesinghe, para intentar pacificar los conflictos internos de esa nación insular –y previo a su llegada a la Argentina, Ravi Shankar respondió las preguntas de Viva.
Con el ritmo de vida que llevamos hoy, ¿es posible liberarse del estrés sin un cambio radical de hábitos?
Algún cambio es necesario. Todo en el mundo cambia permanentemente: la mente cambia, las ideas cambian, los sentimientos cambian. Pero hay algo que no cambia y es el espíritu. La fortaleza viene del espíritu y cuando hay estrés no hay fortaleza. Hay que aceptar la fortaleza del espíritu.
Los occidentales tienen que librar una dura lucha contra el ego para poder lograrlo, ¿no?
Occidente ya no es Occidente y Oriente ya no es Oriente. La gente es una. La única diferencia radica en que, en Oriente, las personas se encuentran más unidas a la tradición y más centradas en la sociedad, mientras que Occidente gira en torno al individuo. Pero cosas tan simples como la respiración, el yoga y la meditación son igual de aptas para todos. No hacer falta luchar contra el ego. En vez de luchar, expándanlo para incluir a todos, háganlo grande en serio.
Pero hay quienes dicen que el yoga y la meditación se han distorsionado para adaptarse al estilo occidental.
El yoga y la meditación tienen valor universal. No hay que dudar en aceptar lo útil, sin importar de dónde provenga. Cualquier conocimiento de índole revolucionario merece ser honrado.
Según sus practicantes, el Sudarshan Kriya propone un patrón de respiración que elimina toxinas del organismo a nivel celular. Beatriz Goyoaga, directora de la filial argentina de El arte de vivir, cuenta su experiencia sin eufemismos: "Yo hice la vida mundana, las fiestas, los viajes, las corresponsalías de guerra. En esa época sólo podía relajarme y enfervorizarme con ayuda de un gin tonic. Hoy logro lo mismo con la meditación y la respiración. Y además no me enfermo, me concentro mejor y estoy más creativa. Antes tenía que leer algo tres veces para fijarlo; ahora, con la mente serena, con una vez me sobra". A modo de tributo esta discípula está escribendo un libro titulado Del gin tonic a la meditación.
¿EL GURU DE LOS RICOS?
La popularidad de Ravi Shankar entre la clase acomodada de la India le ganó entre algunos el mote de "el gurú de los ricos". El sociólogo indio Ashish Nandy explica: "Su atractivo radica en que ayuda a la clase media urbana que perdió su anclaje en la religión a redescubrir la fe". Pero mientras algunos redescubren la fe, otros sobreviven gracias a su asistencia.
La Asociación Internacional para los Valores Humanos (IAHV), casas presidente que Ravi Shankar creó en 1997, lleva adelante proyectos de autosustentación en 25.300 poblados de la India, con foco en cinco áreas clave: salud, higiene, hogares dignos, armonía en la diversidad y valores.
Así como no duda en cobrar los cursos de El arte de vivir en todas sus filiales del mundo, ofrece sus enseñanzas en forma gratuita en las cárceles, en zonas devastadas por la guerra o desastres naturales, y también oficia de mediador entre facciones enfrentadas en distintos puntos del globo. Hasta ha llegado a reunirse con facciones en guerra en el mismísimo campo de batalla.
El aval más resonante a su programa carcelario vino de una fuente inesperada: Mohammad Afroze, un miembro de Al-Qaeda arrestado en Mumbai, India, mientras planificaba atentados contra objetivos civiles en la India, Gran Bretaña y Australia. Hace poco Afroze volvió a ocupar titulares, esta vez por rechazar la posibilidad de salir bajo fianza para poder completar el curso de El arte de vivir. El gurú no se sorprende: "Dentro de cada victimario hay una víctima", dice simplemente. Pero las palabras de Afroze impactan: "Me prometieron ir al cielo después de morir, pero encontré el cielo acá mismo. (...) El curso me trajo paz. Ya no me enojo, no tengo nada contra nadie. Cuando salga de la prisión quiero enseñar este curso a mi comunidad."
EL NIÑO BARBADO
Su voz suena aflautada en el teléfono. Hace poco dijo a un periodista que, cuando empezaron a buscarlo como maestro, su aspecto de niño y su voz poco ostentosa parecían distraer de la seriedad de sus mensajes. "Por eso me dejé la barba, para parecer adulto", admitió. Pero el cambio de aspecto no enturbió su espíritu jovial. Cuando en una conferencia de prensa alguien le sugirió que acaso necesitara los servicios de un peluquero, contestó risueño: "No necesito un peluquero porque mi cabello no está enredado. El cabello es como el pensamiento. Ni mi cabello ni mis pensamientos están enredados, porque tengo el peine del saber".
Aunque profesa una religión, prefiere hablar de espiritualidad. ¿Por qué?
La religión es como la cáscara de la banana y la espiritualidad es la banana. Muchas veces la gente se queda sólo con la cáscara.
¿Por qué?
Por falta de una visión amplia. Esta es la razón de todos los conflictos en el mundo. La gente olvida que la esencia de la religión es amor, pertenencia, compasión, y entonces empiezan las luchas, no sólo entre religiones sino también entre facciones de la misma religión.
¿Qué estrategias ha puesto en juego en sus mediaciones entre israelíes y palestinos o entre la India y Pakistán?
Los principios que guían estas negociaciones son la confianza en el diálogo, la renuncia a la violencia y el reconocimiento del conflicto para poder buscarle una solución.
Para terminar la entrevista, se le pide al gurú que proponga qué consejo daría a una persona si pudiera ofrecer sólo uno. "Eso es como ir a la farmacia y pedir un remedio que cure todas las enfermedades. Los consejos son distintos para cada situación. De todos modos, los sabios no dan consejos porque muchas veces, sobran los que los dan y faltan los que los toman..." Del otro lado del teléfono, se adivina una sonrisa.
fuente:http://www.clarin.com/diario/2006/07/09/sociedad/s-01230349.htm
Es un maestro de la India que predica el amor como filosofía de vida y el autoconocimiento como medio para lograr la felicidad. Este mes dará conferencias en la Argentina.
En la era de los falsos profetas, la palabra gurú no tiene la mejor de las connotaciones. Vienen a la cabeza toda clase de charlatanes, mejor o peor intencionados, pero siempre con ambición de cautivar a las masas. Sin embargo, en su país de origen, la India, el término gurú sigue nombrando sólo cosas buenas: maestro espiritual, conocedor, líder, erudito, sabio. Sri Sri Ravi Shankar lleva el título con orgullo y lo defiende sin más. "Necesitamos maestros para tantas cosas en la vida, ¿por qué no para el espíritu?", pregunta.
Pero este hombre tres veces nominado para el Premio Nobel de la Paz, frecuente mediador en conflictos internacionales y creador de la mayor ONG del mundo (la fundación El arte de vivir), también dice cosas que cualquiera consideraría impropias de un gurú. Por ejemplo: "No me preguntes el significado de la vida. Es como pedirme que me coma por vos una golosina. No es posible. Puedo poner la golosina en tu boca, pero no la puedo masticar por vos. Tenés que masticar tu propia golosina". Pero en los hechos, y como confirma el nombre de su fundación, Ravi Shankar vive enseñando a vivir. Aseguran quienes lo conocen que o guruji –como lo llaman afectuosamente– comunica hasta en el silencio. El mismo refrenda esta impresión cuando dice: "La comunicación de intelecto a intelecto es con palabras; de corazón a corazón, con sentimientos; de alma a alma, en silencio".
Nacido en 1956 en Papanasam, India, Ravi Shankar fue un precoz conocedor de la literatura védica, pudiendo recitar el texto sagrado Bhagavad Gita de memoria a los cuatro años. A los 17 recibió un título de Física Moderna Avanzada, y más tarde un doctorado honorario de la Universidad de Kuvempu en Karnataka, India.
Pero el joven dio el paso de discípulo a maestro en 1982, cuando se retiró del mundo para pasar diez días en el más completo aislamiento. En ese retiro nació el germen del Sudarshan Kriya, una práctica que combina yoga y meditación con una técnica especial de respiración. Para difundirla creó la Fundación El arte de vivir, que hoy tiene filiales en 144 países.
En conversación telefónica desde Sri Lanka –donde viajó a pedido del ex primer ministro de esa nación, Ranil Wickremesinghe, para intentar pacificar los conflictos internos de esa nación insular –y previo a su llegada a la Argentina, Ravi Shankar respondió las preguntas de Viva.
Con el ritmo de vida que llevamos hoy, ¿es posible liberarse del estrés sin un cambio radical de hábitos?
Algún cambio es necesario. Todo en el mundo cambia permanentemente: la mente cambia, las ideas cambian, los sentimientos cambian. Pero hay algo que no cambia y es el espíritu. La fortaleza viene del espíritu y cuando hay estrés no hay fortaleza. Hay que aceptar la fortaleza del espíritu.
Los occidentales tienen que librar una dura lucha contra el ego para poder lograrlo, ¿no?
Occidente ya no es Occidente y Oriente ya no es Oriente. La gente es una. La única diferencia radica en que, en Oriente, las personas se encuentran más unidas a la tradición y más centradas en la sociedad, mientras que Occidente gira en torno al individuo. Pero cosas tan simples como la respiración, el yoga y la meditación son igual de aptas para todos. No hacer falta luchar contra el ego. En vez de luchar, expándanlo para incluir a todos, háganlo grande en serio.
Pero hay quienes dicen que el yoga y la meditación se han distorsionado para adaptarse al estilo occidental.
El yoga y la meditación tienen valor universal. No hay que dudar en aceptar lo útil, sin importar de dónde provenga. Cualquier conocimiento de índole revolucionario merece ser honrado.
Según sus practicantes, el Sudarshan Kriya propone un patrón de respiración que elimina toxinas del organismo a nivel celular. Beatriz Goyoaga, directora de la filial argentina de El arte de vivir, cuenta su experiencia sin eufemismos: "Yo hice la vida mundana, las fiestas, los viajes, las corresponsalías de guerra. En esa época sólo podía relajarme y enfervorizarme con ayuda de un gin tonic. Hoy logro lo mismo con la meditación y la respiración. Y además no me enfermo, me concentro mejor y estoy más creativa. Antes tenía que leer algo tres veces para fijarlo; ahora, con la mente serena, con una vez me sobra". A modo de tributo esta discípula está escribendo un libro titulado Del gin tonic a la meditación.
¿EL GURU DE LOS RICOS?
La popularidad de Ravi Shankar entre la clase acomodada de la India le ganó entre algunos el mote de "el gurú de los ricos". El sociólogo indio Ashish Nandy explica: "Su atractivo radica en que ayuda a la clase media urbana que perdió su anclaje en la religión a redescubrir la fe". Pero mientras algunos redescubren la fe, otros sobreviven gracias a su asistencia.
La Asociación Internacional para los Valores Humanos (IAHV), casas presidente que Ravi Shankar creó en 1997, lleva adelante proyectos de autosustentación en 25.300 poblados de la India, con foco en cinco áreas clave: salud, higiene, hogares dignos, armonía en la diversidad y valores.
Así como no duda en cobrar los cursos de El arte de vivir en todas sus filiales del mundo, ofrece sus enseñanzas en forma gratuita en las cárceles, en zonas devastadas por la guerra o desastres naturales, y también oficia de mediador entre facciones enfrentadas en distintos puntos del globo. Hasta ha llegado a reunirse con facciones en guerra en el mismísimo campo de batalla.
El aval más resonante a su programa carcelario vino de una fuente inesperada: Mohammad Afroze, un miembro de Al-Qaeda arrestado en Mumbai, India, mientras planificaba atentados contra objetivos civiles en la India, Gran Bretaña y Australia. Hace poco Afroze volvió a ocupar titulares, esta vez por rechazar la posibilidad de salir bajo fianza para poder completar el curso de El arte de vivir. El gurú no se sorprende: "Dentro de cada victimario hay una víctima", dice simplemente. Pero las palabras de Afroze impactan: "Me prometieron ir al cielo después de morir, pero encontré el cielo acá mismo. (...) El curso me trajo paz. Ya no me enojo, no tengo nada contra nadie. Cuando salga de la prisión quiero enseñar este curso a mi comunidad."
EL NIÑO BARBADO
Su voz suena aflautada en el teléfono. Hace poco dijo a un periodista que, cuando empezaron a buscarlo como maestro, su aspecto de niño y su voz poco ostentosa parecían distraer de la seriedad de sus mensajes. "Por eso me dejé la barba, para parecer adulto", admitió. Pero el cambio de aspecto no enturbió su espíritu jovial. Cuando en una conferencia de prensa alguien le sugirió que acaso necesitara los servicios de un peluquero, contestó risueño: "No necesito un peluquero porque mi cabello no está enredado. El cabello es como el pensamiento. Ni mi cabello ni mis pensamientos están enredados, porque tengo el peine del saber".
Aunque profesa una religión, prefiere hablar de espiritualidad. ¿Por qué?
La religión es como la cáscara de la banana y la espiritualidad es la banana. Muchas veces la gente se queda sólo con la cáscara.
¿Por qué?
Por falta de una visión amplia. Esta es la razón de todos los conflictos en el mundo. La gente olvida que la esencia de la religión es amor, pertenencia, compasión, y entonces empiezan las luchas, no sólo entre religiones sino también entre facciones de la misma religión.
¿Qué estrategias ha puesto en juego en sus mediaciones entre israelíes y palestinos o entre la India y Pakistán?
Los principios que guían estas negociaciones son la confianza en el diálogo, la renuncia a la violencia y el reconocimiento del conflicto para poder buscarle una solución.
Para terminar la entrevista, se le pide al gurú que proponga qué consejo daría a una persona si pudiera ofrecer sólo uno. "Eso es como ir a la farmacia y pedir un remedio que cure todas las enfermedades. Los consejos son distintos para cada situación. De todos modos, los sabios no dan consejos porque muchas veces, sobran los que los dan y faltan los que los toman..." Del otro lado del teléfono, se adivina una sonrisa.
fuente:http://www.clarin.com/diario/2006/07/09/sociedad/s-01230349.htm