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La gente es británica porque lo quiere

La advertencia de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, sobre la aplicación de nuevas medidas para aislar a las Malvinas sólo ha logrado reforzar los vínculos de sus habitantes con el Reino Unido, dice el gobernador de las islas

PUERTO STANLEY, 17 de octubre.– Los habitantes de las islas Malvinas son británicos porque así lo desean, y no porque sean rehenes del Reino Unido, afirma Nigel Haywood, gobernador de este territorio de ultramar de la Gran Bretaña.

“Me parece irónico que el gobierno de Argentina nos acuse de colonialismo al mismo tiempo que reclama la posesión de las Malvinas contra la voluntad expresa de quienes aquí viven y que, por cierto, son descendientes hasta en novena generación de quienes poblaron estas islas a mediados del siglo XIX”, comenta el funcionario.

En entrevista con Excélsior, Haywood afirma que las islas son autosuficientes y sólo reciben financiamiento británico para su defensa. “La historia reciente muestra que es una buena idea tener una presencia militar en las Malvinas” sostiene, refiriéndose a la guerra por el control de las islas que desató Argentina en 1982.

“Además, este es un mundo multipolar que puede resultar peligroso, por lo que nos satisface el hecho de tener soldados aquí, a un costo muy marginal dentro de nuestro presupuesto de defensa”.

Haywood acaba de cumplir su primer año como representante de la corona británica en este territorio. Es la décima persona en ocupar el cargo desde el final de la guerra con Argentina, con la que llegó un mayor control de los propios isleños sobre su destino. El gobernador ya no es la figura todopoderosa que era antes de 1982.

Veterano del servicio diplomático del Reino Unido, Haywood fue embajador en Estonia entre 2003 y 2008 y luego se desempeñó como cónsul general en Basora, Irak.

Sentado frente a la chimenea de la Casa de Gobierno en esta capital, el gobernador se declara sorprendido por las recientes declaraciones de la presidenta argentina Cristina Fernández, quien el 21 de septiembre pasado advirtió ante la ONU que su país podría “revisar los entendimientos provisorios” con el Reino Unido sobre las Malvinas si no se reanudaban pronto las negociaciones sobre la posesión de las islas. La mandataria se refirió en específico al vuelo semanal que conecta a las Malvinas con Chile desde hace 14 años y que cruza espacio aéreo argentino.

“Realmente no sé lo que trata de lograr. No sé cómo puede eso ayudar a su objetivo de hacerse de las islas. Lo único que logran declaraciones así es fortalecer los vínculos de los malvinenses con el Reino Unido. Si ella piensa que con amenazas así nosotros diremos ‘está bien, quédense con las islas’, es que no conoce a los británicos. Eso, sencillamente, jamás va a ocurrir”.

–En realidad, ella habla de reanudar las negociaciones.

–Es que no puede haber negociaciones porque no hay nada que negociar. Argentina quiere que le cedamos la soberanía de las islas y nosotros no nos sentaremos con ellos mientras no nos lo pidan específicamente los malvinenses a través de sus instancias de gobierno. Pero como los malvinenses claramente están en contra de negociaciones de ese tipo y Argentina de todos modos no aceptaría la presencia de ellos en una mesa, no hay nada que negociar.



–¿No haría falta una consulta entre los isleños para saber qué quieren?

–Tenemos mejores cosas que hacer que celebrar una votación sobre algo que ya conocemos. Los malvinenses votan por sus autoridades de manera regular y nunca un solo candidato ha sugerido que debamos sentarnos a negociar con los argentinos.



–¿Los recientes reclamos argentinos tienen que ver con la exploración de depósitos de petróleo en aguas de las Malvinas?

–Probablemente sí. Sus declaraciones y sus intentos de que la industria petrolera internacional apoye sus peticiones son parte de eso. La retórica es que se están robando los recursos argentinos. Eso solían decir de la industria pesquera, pero ahora son los hidrocarburos. Y sus decretos establecen que las empresas que se involucren en la industria petrolera en las Malvinas no podrán hacerlo en Argentina, incluso que las empresas que en general operen en las Malvinas no podrán hacerlo en Argentina.

–Entonces, ¿van más allá de la coyuntura electoral?


–No lo sé, no soy un experto en política argentina. Creo que puede tener que ver con las elecciones y sospecho que las declaraciones que han hecho otros, además de la Presidenta, están relacionadas con la búsqueda de posiciones en el nuevo gobierno. Pero no soy estudioso del tema, sólo quisiera que cesaran esas amenazas e incitaciones a que otros países participen en el bloqueo de las Malvinas. Tengo bastante trabajo en ayudar a que las islas se desarrollen sin tener que preocuparme por lo que los vecinos están diciendo y haciendo para que otros digan y hagan.



–¿Su reto como gobernador es demostrar que las islas pueden ser autosuficientes y no tengan que depender del Reino Unido?


–Eso lo han demostrado los isleños desde hace tiempo. Ellos llevan un presupuesto balanceado y Gran Bretaña no gasta aquí más que los recursos indispensables para la defensa de las islas.

–Eso cuesta mucho, ¿no? Bastante más que el presupuesto local.

–Yo no diría que es mucho. Es un gasto pequeño y eficiente. Además, la rotación de militares nos permite preparar a nuestras fuerzas en ambientes extremos.

–¿Por qué son británicas las Malvinas?

–Su pregunta es autorreferencial. Son así porque son así. Son británicas porque sus habitantes quieren ser británicos. Si quisieran ser independientes o no, es otra cuestión. No creo que nadie vislumbre esa posibilidad mientras un país mucho más grande tiene escrito en un Constitución que posee las islas. Eso pone nervioso incluso al más prudente.

“Dicho eso, la mayoría de la gente aquí tiene origen británico y fuertes vínculos con el Reino Unido. Irónicamente las acciones argentinas han logrado que esos vínculos sean cada vez más fuertes, porque a diferencia del pasado, cuando los jóvenes se iban a estudiar a Chile e incluso a Argentina, bajo varios acuerdos soberanos, Argentina hace muy difícil para nosotros tener el tipo de contacto con Sudamérica que quisiéramos. Es mucho más fácil subirse a un avión e irse al Reino Unido”.

Continúa: “En un sentido, a la gente se le está obligando a ser más británica. Argentina está haciendo su mayor esfuerzo por conseguir que esos vínculos históricos con Sudamérica sean difíciles. No estoy seguro todavía de qué quiso decir la presidenta Fernández en su discurso ante la ONU, pero sugerir otra manera de limitar los vínculos entre las Malvinas y nuestros vecinos sólo puede tener ese resultado. No puedo enfatizarlo lo suficiente: queremos buenas relaciones con nuestros vecinos, pero la logística se vuelve complicada”.

–¿Cuál es el valor geoestratégico de las Malvinas para el Reino Unido?

–Hoy en día, muy poco. Fuera de que nuestros aviones y barcos hacen escala aquí en su camino a nuestras instalaciones científicas en la Antártida, ninguna otra. No estamos a fines del siglo XIX, cuando los barcos aún tenían que pasar por aquí para pasar del Atlántico al Pacífico y viceversa. No estamos aquí por eso...

–Mucha gente piensa que de eso se trata.

–Y no la culpo porque no tiene la obligación de saberlo. Hay países que han dejado que Argentina les diga qué hacer y qué pensar sobre este tema.

“Nosotros sólo les pedimos que vengan a conocernos y a escuchar a la gente que aquí vive. Ellos quieren seguir siendo británicos. Y el Reino Unido está en proceso de revisar su relación con los territorios de ultramar cuyos habitantes desean seguir siendo británicos, para definir con ellos una relación moderna y la forma en que Gran Bretaña puede ayudarlos en su desarrollo económico y político. Esa revisión dará lugar a un libro blanco que se hará público el año entrante. El propósito es asegurar que los territorios tengan la mejor relación con el Commonwealth, la Unión Europea y las organizaciones multilaterales de la región en la que se encuentran, y, desde luego, con el Reino Unido”.

–¿Cuál es el reto para el desarrollo de las Malvinas?

–Hay varios y casi todos tienen que ver con la ubicación remota de las islas, pero yo hablaría de dos esenciales. En primer lugar, dos terceras partes de los ingresos de las islas dependen de las licencias de pesca y es muy difícil fincar el desarrollo de un lugar en los ciclos reproductivos de un cefalópodo (el calamar).

“Aquí hay un gran potencial para el desarrollo del conocimiento y eso no sólo es válido para la pesca. Nos gustaría atraer científicos para estudiar temas como ciencias marinas, pero también energías alternativas y cambio climático. Algo hemos avanzado porque recientemente estuvieron aquí algunos japoneses para conocer el método predictivo que usamos para determinar las existencias de calamar.

“En segundo lugar, tenemos que desarrollar más el turismo. Por primera vez tenemos una estrategia nacional para los próximos cinco años. Estamos buscando un segmento de nicho, de alto poder adquisitivo y bajo volumen, que gusta de los viajes de aventura. Tenemos problemas de logística para hacer que la gente venga hasta acá y poder alojarla. Nos visitan muchos cruceros, pero vienen por un día y se van. También hay gente que nos visita por la vida silvestre y la pesca pero hasta ahora no hemos manejado esas áreas de oportunidad de una forma sistemática”.

–Si se confirma el hallazgo de depósitos de petróleo explotables comercialmente, ¿ve riesgo de que se produzcan distorsiones sociales como se han visto en otros lados?

–No lo creo. El gobierno local ha sido muy cuidadoso en ese tema. Se han resistido a incluir los ingresos futuros por concepto de explotación de hidrocarburos en el presupuesto. No estamos dando por hecha esa industria ni que pueda ser el motor principal de la economía en unos años. El objetivo que se tiene aquí, en un sentido general, es tener un país al que quieran volver los jóvenes que actualmente salen a estudiar. El dinero no hace eso por sí mismo, sino la creación de buenos empleos.

–¿Qué harán si Argentina suspende el vuelo semanal entre Chile y las Malvinas?

–En realidad, el dilema es para terceros países. ¿Qué harán ellos si Argentina toma decisiones así? ¿Dejarán que otro país dicte su política comercial y su política exterior?

“A nosotros nos avergüenza ser el motivo de ese dilema, pero no podemos hacer nada al respecto. Sería una medida unilateral argentina a la que buscaríamos dar la vuelta como lo hemos hecho con el ridículo decreto 256 (que obliga a navieras que comercien con las Malvinas y pasen por aguas argentinas a solicitar un permiso especial, y que se encuentra detrás de la suspensión de operaciones entre las islas y Punta Arenas, Chile). Quizá buscaríamos incrementar la frecuencia del puente aéreo entre las Malvinas y Gran Bretaña. Nos generaría inconvenientes pero nada que no podamos superar”.

Argentina lanza campaña para recuperar las Malvinas

El embajador argentino ante la ONU, Jorge Argüello, afirma que el principio de autodeterminación de los pueblos no aplica en el caso del archipiélago en disputa, pues los ingleses llegaron después de expulsar a sus connacionales

Cuando Argentina surgió como nación independiente en 1815, parte de su territorio lo conformaban las Islas Malvinas, pero en 1833, éstas fueron ocupadas por Gran Bretaña.


Actualmente, Argentina insiste en que ese territorio le pertenece y reclama a Gran Bretaña acatar la resolución de 1965 de la ONU para negociar una solución al conflicto sobre la soberanía de las islas. En entrevista con Excélsior, el embajador Jorge Argüello, representante de Argentina ante la ONU, ofrece la versión de su país sobre estos hechos.

“Lo que subyace en el fondo de esta disputa es una relación de poder que nos muestra la injusta estructura que subsiste al interior de la ONU, donde algunos países tienen privilegios que le son negados al grueso de la membresía: el Consejo de Seguridad tiene cinco miembros permanentes con el privilegio del veto –uno de ellos es Gran Bretaña–, y esto es lo que pasa en Malvinas.”

Argüello asegura que Gran Bretaña “impone no solamente a la Argentina sus reglas del juego, sino que se da el gusto de decirle a la comunidad internacional ‘no, porque no”.

A casi 30 años de la guerra de las Malvinas, que ganaron los británicos, el diplomático se lanzó en un recorrido que incluye a México, Italia y China, para recordarle al mundo que hace 178 años los británicos les arrebataron parte de su territorio, que se han negado a acatar la resolución 2065 de la ONU y que su nación está en la mejor disposición de negociar y dialogar con los británicos.

Después de que la presidenta Cristina Fernández, expresara en la Asamblea General de la ONU la obligación que tiene Gran Bretaña de acatar la resolución 2065, el gobierno británico se ha limitado a insistir en que las Malvinas son de ellos y que no son negociables.

En las islas viven alrededor de dos mil 500 británicos, muchos de ellos descendientes de los primeros pobladores que llegaron en 1833 después de la invasión.

“Creo que hay un proceso de creciente comprensión en toda la región, de que los ingleses no tendrían que estar en las aguas del Atlántico, y que nada bueno va a venir para la región con la presencia de esa base (militar) en el Atlántico Sur. Es conveniente para los intereses de los británicos que están a 14 mil kilómetros de las islas, pero no es bueno para la región y el Atlántico Sur corresponde a América del Sur” dijo categórico el diplomático.

Argüello recordó que en la zona se puso en marcha el sistema de defensa común de América del Sur en el marco de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que busca ofrecer respuestas concretas a amenazas sobre recursos naturales o territorios de la región.

Argentina presiona

Como parte de una estrategia que ha diseñado Argentina para presionar a los británicos a negociar el tema, su gobierno ha decidido no permitir que los barcos de las islas se abastescan de víveres y otros bienes en su territorio, por lo que los habitantes de las islas tienen que importar de Europa alimentos y otros bienes.

Un grupo de naciones latinoamericanas están apoyando a Argentina en su estrategia: la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció que no permitirá el paso por las aguas territoriales de su país a barcos que lleven “la bandera ilegal de las Malvinas”, refiriéndose a la bandera inglesa.

El embajador Argüello, señaló que recientemente el presidente de Uruguay, José Mújica, le impidió a un barco procedente de las Malvinas, abastecerse de combustible en las costas de Montevideo.

Una medida adicional de presión que el gobierno argentino ha anunciado que podría aplicar es no permitir el paso por su espacio aéreo del único vuelo que va de Argentina a las Malvinas, un vuelo operado por LAN Chile.

Cuestionado sobre cuándo podría aplicarse esta medida, el embajador Argüello, explicó que su gobierno no ha definido un plazo límite para aplicar la sanción, pero dependerá de lo que Gran Bretaña decida hacer en los meses venideros, de si acata o no la resolución 2065 de la ONU, que obliga a las dos partes a negociar.

Exploraciones petroleras

Un asunto que ha venido a generar una mayor tensión bilateral son las exploraciones petroleras que la empresa Rockhopper ha iniciado en la región de las Malvinas, situación que molesta al gobierno argentino pues “la resolución 37/49 de la ONU dice que las dos naciones habrán de abstenerse de llevar a cabo cualquier tipo de acción unilateral mientras no se aborde la resolución de fondo que es la disputa de soberanía sobre las Malvinas” explicó el diplomático.

Otra acción que de acuerdo a Argüello es violatorio de la resolución 37/49 es que británicos están otorgando permisos de pesca en la zona.

El gobernador de Isla Malvinas, Nigel Haywood, dice en entrevista al director editorial de Excélsior, Pascal Beltrán del Río, que “las Malvinas son británicas porque sus habitantes desean ser británicos”.

Sobre este tema el embajador Argüello comentó que la estrategia actual de Gran Bretaña es valerse de los habitantes de las islas para invocar el principio de la ‘autodeterminación’ de los pueblos, principio que consideró que no es válido en este caso, pues el pueblo que habitó esas islas de 1815 a 1833 fue el argentino, hasta que los británicos los sacaron de allí.

“Es un argumento falaz: el imperio británico pretende justificar su presencia en las Islas Malvinas invocando uno de los principios rectores del proceso de descolonización, el principio de autodeterminación de los pueblos, un principio que se aplicó en la mayoría de las colonias que el imperio británico tenía, pero en este caso no se aplica, porque estamos hablando de población británica que Gran Bretaña trasplantó después de sacar a los
argentinos de allí.”

Explicó que el gobierno argentino considera que el principio que se debe aplicar para resolver el conflicto de las Malvinas es el de ‘integridad territorial’, toda vez que las islas fueron territorio argentino de 1815 a 1833, año en el que les fueron arrebatadas
por la fuerza.

“Para nosotros lo que hay aquí es una disputa bilateral sobre la soberanía de las Malvinas entre dos partes que son: el Reino Unido de Gran Bretaña y la Argentina, no es una disputa entre tres partes” dijo refiriéndose a que para el gobierno argentino, en la disputa, no figura la postura de los pobladores de las islas.

“Hace ya casi 200 años que nos las arrebataron y todos los años desde el momento mismo del desembarco militar en las islas que fue en 1833, se puso en marcha un esquema de reclamo diplomático que hasta ahora no ha tenido éxito. El año 2003 marca un nuevo énfasis en el desempeño de la Argentina en la arena política internacional, se multiplican las presentaciones en los distintos países, se multiplican las declaraciones de los grupos regionales y subregionales pidiendo el cumplimiento de la resolución 2065” recordó.

Ese mismo año en el Congreso de Argentina se puso en marcha el Observatorio Parlamentario al que incluso acudieron tres legisladores británicos para abordar el tema y establecer lazos de comunicación entre el parlamento inglés y el congreso Argentino.

“Nuestro objetivo es generar las condiciones políticas propicias para la apertura de las negociaciones bilaterales sobre la soberanía de las islas, nosotros no estamos poniendo precondiciones, pero obviamente estamos poniendo condiciones, nos asiste el derecho internacional y sabemos que la soberanía de las islas es argentina” sentenció el embajador Argüello.

Argüello expresó que durante décadas, Argentina ha contado con el apoyo de México en el seno de la ONU sobre el tema de la soberanía de las Malvinas, apoyo que se ha extendido al Grupo Mexicano de Solidaridad con las Malvinas, al que pertenece el rector de la UNAM, José Narro, la senadora Rosario Green, el diplomático Fernando Solana, el director del Colegio de México (Colmex), Javier Garcíadiego, y el ex canciller, Jorge Castañeda.

Argüello dio una conferencia sobre el tema en la UNAM; allí la embajadora de Argentina en México, Patricia Vaca Narvaja, aseveró que la causa de las Malvinas ya no es sólo de su nación, sino de toda América Latina.
FUENTE http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=global&cat=21&id_nota=775186&photo=3