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Mató a su mujer y a su mamá por el “Candy Crush”

La mente humana es un intrincado laberinto lleno de bien, pero igualmente, plagado de minotauros y otros monstruos de la maldad que muchas veces vencen al ser y lo hacen cometer las más espantosas acciones por motivos fútiles.

Éste podría ser el caso de un ciudadano común y corriente conocido como Rigoberto, de 25 años, quien se dejó llevar por la furia irracional y perpetró un horrendo crimen el pasado mes de junio en Maracaibo, estado Zulia.

Rigoberto era un hombre trabajador, ordenado, impoluto en su vestir y hablar, y también era estudiante de ingeniería informática. Amoroso con su familia y con todo mundo. Trabajaba como encargado en un centro de Internet en Maracaibo.

Últimamente, su comportamiento era errático. Su mujer Scarlet (25) estaba preocupada. Ella habló con su suegra y le dijo que sospechaba que “Rigo” había caído en las drogas, pues llegaba a la casa con los ojos rojos, cuarteados. Y no solo era eso, sino que no soltaba el Smartphone “ni para ir al baño”.

Se estaba gestando un drama y ambas mujeres querían evitarlo. Sin que él lo supiera, ellas fueron a la casa del dueño del local donde trabajaba “Rigo” para hablar con él.

Lo que este hombre les dijo las sorprendió: “Miren, Rigoberto ya no trabaja conmigo. Antes era excelente y hasta administraba el local porque era muy responsable, pero hace un mes tuve que botarlo”.

Boquiabiertas, la madre y la esposa escucharon de labios de aquel señor que Rigoberto sí tenía un vicio. Pero que no era precisamente droga, alcohol o mujeres. Lo suyo era un juego de Internet llamado “Candy Crush”. Ellas creyeron que les estaba mamando gallo.

“Todo comenzó como una distracción, mientras que no había muchos clientes. Varias veces lo pillé y se la dejaba pasar. Pero el colmo de todo fue cuando constaté que dejaba que la gente se fuera sin pagar porque estaba profundamente sumergido con el bendito jueguito. Clientes malamañosos llegaron incluso a robar dinero de la caja, y él ni pendiente”, contó el comerciante.

El ex jefe de “Rigo” les explicó además que el “Candy Crush” es un juego “sencillo, básico, podría decirse que hasta infantil. Lanzado a finales de 2012 sin mucho entusiasmo por la empresa británica King, donde debes intercambiar y alinear coloridos caramelos. Aunque muchas personas lo han tomado como lo que es, un pasatiempo refrescante, otros se han enviciado tanto, que no paran de jugarlo noche y día. Un juego tonto devenido en un boom”.

Eso fue lo que le pasó a “Rigo”. Envuelto por palabras tales como “Tasty”, “Sweet”, “Divine” o “Delicious”. Como los 200 millones de personas que a diario se sumergen en sus tablets, teléfonos inteligentes o en Facebook de sus computadoras, y se toman el “Candy Crush Saga” muy en serio.

Mientras que “Rigo” seguía intentando eliminar golosinas, su conducta se iba transformando. Se dejó crecer la barba, casi no se bañaba. Cada vez que iba a atender un cliente “olía a gorila”. Era parte de su degradante transformación.

Del juego a la tragedia

La madre y la esposa de “Rigo” salieron del local aturdidas. Fueron en su busca. La primera en encontrarlo fue su esposa. Estaba en la casa de su hermano, quien andaba de viaje y le había dejado la llave. Las ventanas cerradas, el olor a moho y a orine, junto al vaho siniestro del humo del cigarrillo (él nunca había fumado), habían convertido la vivienda en una cueva lúgubre.

Al verlo sentado frente a la computadora, ella le suplicó que volviera en sí. Enfurecido por el ruido que interrumpió su juego, “Rigo” se levantó como un autómata, agarró un cuchillo y ¡la degolló!

Como si fuera un zombi sin alma ni sentimientos, metió el cadáver doblado en la nevera y… siguió jugando “Candy Crush”. Al día siguiente, la madre de “Rigo” también llegó a la casa. Al entrar, fue recibida por la bocanada de la muerte que salía del sitio. Interrogó a “Rigo” sobre lo que estaba pasando. Cuando fue a la nevera de donde salía un macabro hilo de sangre y vio el cadáver frío, su corazón no aguantó y murió fulminada.

“Rigo” ni se dio por enterado. Ya su mente no estaba en el mundo real. Estaba atrapada en la pantalla del computador, jugando “Candy Crush” en carreteras de silicio que lo llevaron a la tragedia.

Días después, los vecinos notificaron a la policía de que algo raro sucedía en la casa. Los funcionarios se encontraron con el dantesco escenario: las dos mujeres muertas en la cocina; “Rigo”, sumido en el pozo de la locura, sin soltar el mouse. Cuando se iban a llevar al detenido, su cuerpo se descompensó por tantos días sin comer ni dormir y en la noche, también murió.

La policía manejó el caso como un espantoso drama pasional, que se sumó a los miles que ocurren en el Zulia, pero… el verdadero asesino podría decirse que fue el dulce “Candy Crush”.