Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?
La Navidad es una de las fiestas cristianas más importantes. Conmemora el nacimiento de Jesús y de las Iglesias cristianas, la Católica y la Protestante la celebran el 25 de diciembre. En cambio, la Iglesia Ortodoxa la lo hace el 7 de enero, ya que no aceptó el calendario gregoriano que reformó el calendario juliano de la época romana. En los idiomas latinos la palabra Navidad proviene de "natividad" o nacimiento. Con el paso de los siglos, alrededor de e sta celebración, han ido apareciendo y extendiéndose una serie de costumbres. Y lo más importante de las tradiciones no es sólo el aspecto exterior, sino su significado interior. Conocer los por qué y para que la rodean, es la misión de este artículo.


Entre las costumbres más arraigadas están el arbolito, el pesebre, los regalos, las comidas típicas y la esperada llegada de Papá Noel y los Reyes Magos. Todas ellas pueden enmarcarse dentro de un contexto histórico. Por ejemplo, el arbolito de Navidad. Su origen se remontaría a las antiguas creencias de los germanos que adoraban al roble. Creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el "divino Idrasil" o el "dios Odín", al que le rendían culto cada año y se lo decoraba, porque se tenía como creencia que cuando un árbol perdía su follaje era porque los espíritus lo habían abandonado. Por ello, se lo adornaba con papeles, frutas, trozos de vidrio, y antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol para que los espíritus retornaran en la época primaveral. Con la posterior cristianización, el roble fue remplazado por el abeto.


Según la leyenda, explicó a Clarín.com el doctor Omar López Mato, médico e historiador, San Bonifacio, que “predicaba la palabra del Señor entre los pueblos germanos, que insistían en adorar al roble como árbol sagrado (de aquí viene otra costumbre sajona: el muérdago, parásito vegetal del roble, garantiza amor eterno a las parejas que se besan en su proximidad), era un hombre de pocas pulgas y un día cansado de esta veneración sacrílega por parte de los druidas, derribó un roble a hachazos. Al caer este, cayeron todos los que lo rodeaban a excepción de un pequeño abeto ( de la familia de las pináceas) que San Bonifacio consagró como el árbol de Navidad” al considerarlo una señal. Otros autores describen que lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo (su luz).


Pero existe un dato más curioso aportado por este investigador. Otros estudiosos del tema sostienen que esta celebración tiene su origen en Babilonia; ciudad fundada por Nimrod, nieto de Cam y por lo tanto bisnieto de Noe. Nimrod, detalló López Mato, era tan perverso que se casó con su madre, llamada Semíramis. Muerto Nimrod prematuramente, su madre propagó la doctrina de la sobrevida de su hijo-amante como un ser espiritual, reencarnado en forma de árbol. Cada aniversario de su natalicio, (que ¡oh casualidad!, era el 25 de diciembre), se colgaban regalos de este árbol. Resulta ser, entonces, “que esta inocente costumbre navideña es un rito pagano babilónico. Y Para que la historia del arbolito no fuera tan tenebrosa, surge la leyenda de San Bonifacio” concluyó el historiador.


Sin embargo, hay otra leyenda que sostiene que Martín Lutero, el fundador de la iglesia Protestante, estaba caminando por un bosque en la víspera de Navidad cuando fue deslumbrado por la belleza de millones de estrellas que brillaban a través de las ramas de los árboles. Estaba tan impresionado por la vista que cortó un pequeño árbol y lo llevó a la casa de su familia. Su segundo paso fue colgarle bellotas, castañas y avellanas de las ramas para recordar los dones que los hombres recibieron de Jesús. Esta costumbre se extendió por Alemania al igual que el Protestantismo y, poco a poco, se le añadieron nuevos elementos como bolitas, guirnaldas, etc.


¿Pero cómo llegó la costumbre a nuestro país?. En tiempos de la Colonia, explicó el doctor López Mato, “ las navidades porteñas eran celebradas con menos pompa, más fuegos de artificio y muchos turrones. El primer arbolito de navidad –a la usanza nórdica- se conoció en Buenos Aires hacia 1808. El que inició el rito fue un soldado de origen irlandés que llegó con las invasiones inglesas. Mal herido durante los combates que se libraron en las calles de Buenos Aires, fue atendido por la familia Terrada. Cuando se recuperó, quiso mostrarle a sus anfitriones como celebraban la navidad en Irlanda y alumbró el primer arbolito del que se tenga recuerdo. Los criollos, no muy enterados sobre el origen pagano de esta costumbre, aceptaron complacidos la novedad; pero por las dudas colocaron un pesebre a los pies del arbolito”.


Con el perfeccionamiento de las técnicas industriales, describe un informe muy completo sobre el tema, se comenzó la fabricación de todo tipo de ornamentos, incluso de material plástico. También se lo decora con adornos en forma de bolitas, que en un principio fueron de vidrio. Según esta investigación, “las esferas, para la tradición cristiana, simbolizan las oraciones que hacemos durante el período de adviento: las azules son de arrepentimiento, las plateadas de agradecimiento, las doradas de alabanza y las rojas de petición. Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino, simbolizando la fe y se colocan adornos de diversas figuras, que representan las buenas acciones y sacrificios, los "regalos" que se le darán a Jesús en la Navidad”.

Fuente: http://www.clarin.com/diario/2005/12/23/conexiones/t-01112466.htm