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Los seres humanos estamos haciendo un excelente trabajo destruyendo nuestro propio planeta poco a poco, pero ¿Quién dice que no podemos salir y destruir cosas en otros lugares? A continuación, y sin un orden particular, te presento12 formas no intencionadas en las que también podríamos ocasionar serios daños en el Sistema Solar.

Cabe decir que todo esto contiene altas dosis de especulación y ciencia-ficción.

12) Un desastre en un acelerador de partículas



Antes de que el CERN construyera el gran acelerador de partículas, algunos científicos expresaron su preocupación sobre la posibilidad de que las colisiones produjeran reacciones adversas como burbujas de vacío, monopolos magnéticos, agujeros negros microscópicos o anomalías como los strangelets de materia extraña, una forma hipotética de materia similar a la que conocemos, pero que incorpora también quarks y que, al chocar con materia normal, también la convierte en materia extraña.

Las quejas, por supuesto, fueron enterradas por la comunidad científica, que las calificó como basura y rumores extendidos por personas sin cualificar en busca de simple publicidad. Un informe publicado en 2011 llegó a la conclusión que las colisiones no suponían ningún riesgo.

Anders Sandberg es un investigador que trabaja en el Instituto para el Futuro de la Humanidad, una institución mucho más seria de lo que apunta su nombre que forma parte de la Universidad de Oxford. Sandberg está de acuerdo en que un accidente en el LHC es muy improbable, pero si tomamos el ejemplo de los strangelets como cierto, su liberación sería catastrófica.

"Convertir incluso un planeta tan pequeño como Marte en materia extraña liberaría una fracción de la masa como energía (y probablemente otros strangelets). Asumiendo un índice de conversión en un plazo de una hora y con una conversión de masa de solo el 0,1%, la radiación resultante sería 42 millones de veces la del Sol. La mayor parte de esta radiación serían rayos gamma".

¡Ouch! Obviamente, el LHC es incapaz de producir materia extraña, pero futuros experimentos en la Tierra o en el espacio podrían tener éxito. Se especula, por ejemplo, con que el núcleo de las estrellas de neutrones está formado por materia extraña a altísimas presiones. Si logramos recrear esa materia de repente, sería un final realmente rápido.

11) Un proyecto de ingeniería estelar que sale horriblemente mal



Algunos futurólogos especulan con que los seres humanos (o sus descendientes) podrían decidir realizar experimentos de ingeniería estelar. En su obra Interstellar Migration and the Human Experience David Criswell de la Universidad de Houston describe estos experimentos como intentos por controlar la evolución o las propiedades de las estrellas. Entre esos intentos podría estar el tratar de prolongar su vida, extraer material de la estrella o crear nuevas estrellas. En teoría, si se pudiera extraer masa de una estrella, se podría hacer que esta se consumiera más despacio.

El potencial de catástrofe de estas operaciones es bastante elevado. La ingeniería estelar podría producir efectos en cascada incontrolables. Por ejemplo, extraer masa del sol podría desencadenar destellos solares imprevistos y peligrosos, o incluso reducir tanto su luminosidad que supusiera un riesgo para la vida. Asimismo, podría alterar las órbitas del resto de planetas (ver más abajo).

10) Un intento fallido de convertir Júpiter en una estrella



No es la primera vez que se piensa en la posibilidad de convertir Júpiter en una especie de estrella artificial, pero ello podría destruir el planeta y, de paso, la vida en la Tierra.

El astrofísico Martin Fogg propuso en la publicación Journal of the British Interplanetary Society que convertir Júpiter en una estrella podría ser el primer paso para hacer habitables sus satélites. Para ello solo (casi nada) habría que generar un pequeño agujero negro cuidadosamente creado para que no se saliese de los límites de Eddington (un punto de equilibrio entre la radiación y la gravedad). Según Fogg, esto crearía suficiente energía como para calentar Europa y Ganímedes a niveles de La Tierra y Marte respectivamente.

Suena bien, pero no hay manera de saber hasta qué punto se mantendría el equilibrio. Como explica Sandberg, si el agujero negro crece y eventualmente absorbe Júpiter, la radiación resultante esterilizaría completamente el sistema Solar. Eso por no mencionar que en lugar de Júpiter iba a quedar un agujero negro. El vecindario iba a quedar un poco estropeado.

9) Manipular la dinámica orbital de los planetas



Empezar a enredar con la localización o masa de los planetas o demás objetos del Sistema Solar puede hacer que se desequilibre el delicado equilibrio entre las órbitas.

Aunque sorprenda, las dinámicas orbitales de nuestro Sistema Solar son muy frágiles. Se estima que hasta la más mínima perturbación puede alterar estas órbitas de forma caótica y potencialmente peligrosa. La razón de esto es que los planetas están sujetos a resonancias debido a la periodicidad con la que interactúan. Neptuno y Plutón, por ejemplo, tienen una resonancia orbital de 3:2. Plutón completa dos vueltas en el tiempo en el que Neptuno completa 3. Los encuentros cercanos y regulares pueden acabar con un objeto menor expulsado fuera de su órbita original e incluso del Sistema Solar.

En un futuro lejano estas resonancias caóticas podrían ocurrir de manera natural, o podríamos causarlas experimentando con ingeniería estelar, con la idea de mover Marte a una zona habitable, o tratando de construir una esfera de Dyson con materiales de Mercurio y Venus.

8) Maniobrar torpemente un motor Warp



Una nave con un motor Warp sería algo asombroso, sí, pero también supondría un peligro enorme por las energías a las que se vería sometido el punto de destino.

Conocido también como motor de Alcubierre, un motor warp funcionaría generando una burbuja de energía negativa a su alrededor, expandiendo el espacio y el tiempo detrás de la nave y reduciéndolo delante para viajar más rápido que la luz. Sin embargo, esta burbuja tiene tambien el potencial de hacer mucho daño. En 2012, un equipo calculó lo que un motor Warp podría hacer y lo publicó en la revista Universe Today. Jason Mayor lo explica así:

"El espacio no es solo un vacío entre el punto A y el punto B. En realidad está lleno de partículas que tienen masa y otras que no. Lo que el equipo de investigadores ha descubierto es que estas partículas pueden ser atraídas por la burbuja y arrastradas delante y detrás de ella.

Cuando el motor de Alcubierre decelere a velocidades inferiores a la de la luz, las partículas son liberadas en haces de energía. Las de la parte delantera pueden ser muy potentes, lo bastante como para destruir cualquier objeto directamente delante de la nave.El estudio concluye que cualquier objeto o seres delante de la nave a su llegada serían simplemente destruidos por un haz de radiación gamma y partículas de alta energía".


El estudio añade que, incluso en viajes cortos, la energía que se libera es suficiente como para destruir cualquier objeto delante de la nave, y con cualquier objeto se refieren también a planetas enteros. Como la acumulación de energía depende de la longitud del viaje, no existe límite potencial a la descarga de partículas

7) Un accidente con un agujero negro artificial



Usar agujeros negros de gusano para realizar viajes interestelares suena bien en teoría, pero debemos ser muy cuidadosos antes de abrir un agujero en el tejido del espacio tiempo. En 2005, el físico nuclear iraní Mohammad Mansouryar diseñó una una forma de crear un agujero de gusano transitable. Su teoría explicaba que si se creaban las suficientes partículas de materia extraña se podía crear una de estas singularidades. Andreas Sandberg apunta algunos de los inconvenientes graves de esta teoría.

"En primer lugar, los agujeros de gusano necesitan una relación masa-energía equivalente a la de un agujero negro del mismo tamaño. En segundo lugar, los bucles temporales podrían causar que las partículas virtuales se vuelvan reales y causen un efecto cascada en el agujero, lo que no sería nada bueno para lo que haya en las inmediaciones. Por último, pon uno de los extremos cerca de una estrella y puedes destruirla, vaciando toda su radiación en otra región del espacio y aniquilando cualquier forma de vida que pueda haber en un sistema como el nuestro".

6) Un error catastrófico de navegación en un sistema Shkadov



¿Y si nos da por cambiar de sitio todo nuestro Sistema Solar en el futuro? El traslado podría saldarse con su completa destrucción.

En 1987, el físico ruso Leonid Shkadow formuló un concepto de megaestructura conocido como impulsor de Shkadow o sistema Shkadow. Se trata de un dispositivo capaz de mover de su sitio una estrella con todo lo que orbita alrededor de ella. Adam Hadhazy explica su funcionamiento en Popular Mechanics:

"El impulsor de Shkadow es simple en teoría. Se trata de un espejo curvado colosal con su lado cóncavo apuntando al Sol desde una posición donde su atracción gravitatoria se compense con la presión ejercida por su radiación. El espejo se convierte en un satélite estable en equilibrio. La radiación reflejada por el espejo es capaz de mover la estrella lentamente. ¡Voilá! La humanidad ya está lista para viajar a lo grande".

¿Qué puede fallar, verdad? Un simple fallo de cálculo y podemos enviar el Sol a cualquier lugar o hacerlo chocar con otra estrella. La idea de mover todo un sistema solar implica que deberíamos ser capaces de mover también objetos para evitar causar un caos de proporciones estelares, con estrellas, planetas y cometas volando sin control en todas direcciones.

5) Atraer alienígenas con malas intenciones



Si el programa SETI continua su andadura, seguiremos transmitiendo mensajes al espacio con la esperanza de que alguien los capte porque, ya sabes, todos los extraterrestres son buenas personas y todo eso.

4) El retorno de sondas modificadas von Neumann



Digamos que enviamos una flota de sondas Von Neumann capaces de autoreplicarse para colonizar la galaxia. Dependiendo de cómo estén de bien (o de mal) programadas y de su capacidad para adaptarse y evolucionar, es posible que regresen con intenciones menos sanas de las que tenían al partir. Eventualmente, podrían adquirir capacidades incluso superiores a las de nuestra civilización.

3) Un desastre interplanetario de plaga gris



En parte este desastre es similar al de las sondas von Neumann. La amenaza proviene en este caso de un ejército de nanobots capaces de autoreplicarse. La hipótesis se conoce como la plaga gris y apunta a una imparable legión de diminutos nanobots programados para consumir materia y replicarse casi como un virus. Podrían generarse en un planeta y escapar al espacio o incluso nacer como parte de un proyecto espacial fuera de control. Sea como sea, podrían extenderse por el Sistema Solar y consumir todos los recursos a su alcance.

2) Una superinteligencia fuera de control



Si ya jugamos con la hipótesis de que una inteligencia artificial decida acabar con la especie humana, ¿Por qué va a detenerse ahí? Podría perfectamente extender sus dominios por el Sistema Solar y más allá.

Existe un escenario hipotético conocido como Paperclip que resulta tan humorístico como inquietante, y es que una inteligencia artificial mal programada decida convertir todo lo que encuentra a su alcance en clips para sujetar papel. Es solo un ejemplo que remarca la urgencia de manejar la inteligencia artificial con mucho cuidado. Es dudoso que una IA fuera de control decida convertirlo todo en clips hasta la náusea, pero podría querer usar toda la materia a su alcsance para fabricar chips con los que mejorar su rendimiento. Ese imperativo podría trascender nuestro planeta y abarcar algo como toda la galaxia.

1) Haciendo que el Sistema Solar no importe



¿Cómo conseguir que el Sistema Solar no sea más que una mota sin importancia en el universo? Muy sencillo, provocando nuestra total extinción.

Espero que les haya gustado