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La iniciación al primer grado de la Masonería Escocesa, nos habla del inicio de un nuevo hombre, con nuevos valores éticos y morales que lo elevaran sobre el hombre anterior a la iniciación.






Comúnmente las iniciaciones de las escuelas de misticismo esotérico y filosóficas, nos hablen en forma velada y alegórica de la encarnación del alma y el despertar de la consciencia en el hombre que en la Masonería Escocesa culmina cuando el Venerable Maestro Pregunta al pueblo Masónico y al Orador, ¿Qué pedís para el recipiendario? A lo que todos contestan ¡La luz Venerable Maestro!… ¡La Gran Luz! la luz como símbolo de la consciencia que disipa las tinieblas de la inconsciencia y que nos permite ver o percibir el universo circundante y en ese proceso de “yo” y “aquello” nos volvernos conscientes de nosotros mismos.

A todo aquel que no es Mason, como el candidato que pretende ingresar, se le llama “Profano” del latín “Profanus” voz compuesta por “pro” (delante) y de “Fanum” (Templo) traduciéndose como “Aquel que se encuentra fuera del templo”, otra definición de esta palabra es “Aquel que no es consciente de lo sagrado”… o sea del “Templo”.

“Los templos de Dios en la tierra son los cuerpos humanos” Lit. Rosacruz del Gr. XVIII. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en vosotros?” 1 Co.3:16. Por lo anterior expresado, se puede deducir que el profano o sea el alma no encarnada, deja de serlo cuando ingresa al templo o sea al el cuerpo humano.

Se dice que Adán al comer del fruto del árbol del conocimiento, que es el cuerpo humano, dado que es a través de él que adquirimos el conocimiento evolucionante por las experiencias vivenciales, es como Adán abren sus ojos o sea su La consciencia, y se da cuenta de su desnudes… En verdad algunos libros Sagrados “dicen” mucho más de lo que contienen escrito”.





El nombre sagrado de YHVH en Hebreo , se compone de cuatro letras, YOD+HEH+VEV+HEH. Donde la YOD representa el Fuego, la primera HEH es el Agua, la VAV aire, y la ultima HEH es la síntesis de las tres simbolizando la tierra; De tal modo que esta misma fórmula del YHVH se aplica también a los cuatro mundos que integran la Cábala: Alziluth el mundo arquetípico o de las emanaciones, Briah mundo de las creaciones, Yetzirah mundo de las formaciones, y Assiyah mundo de las hechuras y la acción o sea la tierra.

Consideremos que estas cuatro letras YHVH representan el universo material , que una vez organizados formaron el cuerpo humano y que muy “probablemente” fue crisol para formar y desarrollar la insipiente consciencia del hombre al contraer simbólicamente en medio del YHVH la letra 21 del alfabeto hebreo, la SHIN y convirtiéndolo en o IHESHOUA sea Jesús el Cristo.





Los tres viajes que ejecuta en su iniciación el candidato a aprendiz de Masón, que en realidad son cuatro considerando “El cuarto de reflexión, que es el inicio de la iniciación masónica, que es de color negro, la oscuridad en la que nos encontramos y donde la formula V.I.T.R.I.O.L. Visita interiora terrae, rectificando invenies occultum lapidem (Visita el interior de la tierra, rectificando encontrarás la piedra escondida), nos indica un camino iniciático interior.”

Por todo lo anterior, podríamos deducir que la iniciación Masónica al primer Grado, se refieren alegóricamente a la encarnación del alma y al despertar de la consciencia en el hombre; Ahora bien, los grados siguientes vienen a “representar” grados superiores de consciencia en su lucha por alcanzar el segundo árbol del jardín del edén, que los Elohim y YHVH temían fuera alcanzar y viviera para siempre… Su propia y original identidad… Su Alma.

El símbolo alegórico siempre es polivalente según el contexto donde se presenta. El párrafo anterior también puede relacionarse con el acróstico V.I.T.R.I.O.L. donde la búsqueda del iniciante en sus diferentes grados, representa la búsqueda de su propia y original esencia perdida al revestirse de la materia humana, representada por la piedrecilla blanca con su verdadero nombre que le será conferida en la iniciación interior al rectificar sobre el sendero de su propia búsqueda de ¿Qué o quién soy?



V.I.T.R.I.O.L.


El hombre es el inicio de todo conocimiento que posee, de ahí que debe convertirse en observador de sí mismo descubriéndose en sus propias faltas o errores y corrigiendo encuentre la verdad que busca; La realidad es una, sin embargo el ego y la realidad aparente que nos rodea nos engaña como la sombras de la caverna de Platón, llegando equivocadamente a identificarnos con el ego como nuestra propia y original identidad.

La iniciación como la oración, imágenes y símbolos sagrados obtiene su valor no por sí mismos, sino por lo que el hombre puede hacer con ellos. Lo anterior tiene dos vertientes que pueden llevarnos a la esclavitud o a la libertad; El peregrino ignorante al estar frente al templo, piensa que ha llegado a su objetivo final, y se queda cautivo en contemplación beatifica de las bellezas y magnitudes externas.

La segunda opción es cuando el peregrino entra al templo y logra escuchar a su maestro interior, al espíritu del símbolo o del ritual cuyas palabras le liberaran de la objetividad de las formas concretas mostrándole a través de su consciencia un nuevo horizonte más amplio y profundo de la realidad de él mismo, el universo y Dios.





Dioses, Santos, Rituales, Símbolos, Alegorías, u Oraciones, nada son si el hombre no les da existencia “en” y “por” él mismo. El hombre debe vivir todo momento místico con tal intensidad que se convierta él mismo en aquello que está buscando; Tal experiencia puede durar unos segundos o un tiempo indefinido, porque las experiencias espirituales contemplan una medida de tiempo y espacio diferente al conocido en la vida profana.

Toda iniciación mística debe seguir la vía interior, para trascender hacia los planos superiores de consciencia, de lo contrario todo se quedara en el mundo de la intelectualidad y de las formas materiales que están sujetas a la finitud de tiempo y espacio terrenal.

La iniciación Masónica es un psico-drama que intenta impactar en la consciencia del candidato en un intento de ampliar y profundizar sobre el ¿Qué o quién soy? ¿De dónde vengo? Y ¿A dónde voy? despertando o atrayendo ideas afines al ritual como: ¿Qué deberes tiene el hombre para con Dios? ¿Qué deberes tiene el hombre para con sus semejantes? Entre otras más.





La revelación de los secretos de la iniciación no pueden ser revelados por la narrativa de las palabras y actos que esta incluye, porque tal revelación es una experiencia interior y personal que en mucho radica en las percepciones objetivas y subjetivas que la emotividad atrae a la mente del iniciante.

Las revelaciones que la iniciación aporta pudiera llegar a ser semejantes en diferente grado para todos, pero ninguna será exactamente igual, porque cada recipiendario trae su propio acervo cultural, idiosincrasia, y características físicas, intelectuales, emotivas y espirituales muy propias que responderán de diferente manera ante la motivación del ceremonial.

Recuerda, Dios es inefable, incognoscible e infinito, porque no es posible conocer sus límites al igual que el inconsciente del hombre, y cuyas esencias no están en el objeto sino en el sentido del objeto, el cual logra revelarse en la justa medida de sujeto-objeto como una unidad dentro del instante exacto del fenómeno de la manifestación.