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Qué dice de ti el porno que buscas en Internet





Existen sólo dos tipos de personas en el mundo; aquellas que admiten ver porno y las que no. Estas últimas, generalmente, mienten. Como muestra, están las estadísticas de PornHub del año pasado:

  • Las visitas en 2016 ascendieron a 23 mil millones; al día se registraban 64 millones
    y por minuto, 44 mil.

  • En cuanto a tiempos, se vieron 4 billones 599 millones de horas de pornografía, lo que equivale a ¡524 mil 375 años!

¿Cómo hablar de porno sin incomodar a nadie? Es decir, casi ninguna persona va por la calle contando qué video vio la noche anterior. Cuando se hace una pregunta expresa sobre el tema, es difícil dar una respuesta sincera y esto tiene una sencilla explicación: la sexualidad continúa siendo un tema tabú.




Puede gustarte el porno o no, sin embargo, es imposible negar que se trata de un fenómeno mundial, común y natural. Entonces ¿cómo es que sabemos tan poco sobre él? “Everybody Lies” es un libro escrito por Seth Stephens-Davidowitz que responde justamente a esto. El articulista, economista y analista de datos de Google encontró resultados asombrosos tras el análisis de búsquedas en Internet.

El 5 % de los hombres norteamericanos, quienes se asumen heterosexuales, ven pornografía gay (hombre- hombre). La mayoría de ellos son casados.


Quizá esto haga sentido con que las mujeres buscan a menudo cosas del tipo “cómo saber si mi marido es gay” o “por qué mi esposo ya no me toca”. La preocupación que tienen es evidente, pues, incluso, lo buscan con mucha más regularidad que para saber si sus esposos tienen problemas de depresión o alcoholismo.

Aunque menos escandaloso, otro dato nos deja sorprendidos: los hombres buscan más videos sexuales de mujeres con sobrepeso que mujeres delgadas
, por lo que el investigador concluye:

«Hay un montón de hombres solteros y mujeres solteras con sobrepeso que serían sexualmente compatibles, pero no se juntan, mientras el varón intenta en vano ligar con mujeres delgadas aunque le gusten menos; y también hay muchas mujeres que pasan hambre para que sus maridos no las dejen, aunque en realidad a esos maridos les gustarían más si estuvieran más gorditas. El deseo de impresionar a la gente causa todo tipo de ineficacias».



Otros datos curiosos saltaron a la vista; por ejemplo, en la India las búsquedas más comunes son sobre amamantar a los hombres y en Japón los “cosquilleos”. En cuanto a las mujeres, el 20% ven porno lésbico y son quienes buscan más material de relaciones sexuales violentas.

El porno no es—ni tiene que ser— un medio educativo o didáctico; «el sexo es, claramente, mucho más que la procreación, y yo diría que una gran cantidad de sufrimiento innecesario es el resultado de nuestra confusión acerca de esto», explica Seth Stephens-Davidowitz.




Es difícil pensar en estos resultados como concluyentes. El hecho de que hombres vean pornografía gay no los convierte, automáticamente, en homosexuales —como ver pornografía lésbica no cambia el hecho de la heterosexualidad femenina—, sin embargo, lo que salta a la vista es la carga de prejuicios que se mantienen todo el tiempo.

¿Por qué los hombres no pueden decir abiertamente que, de vez en cuando, sienten curiosidad por ver sexo homosexual?, ¿por qué socialmente es mal vista una mujer de generosas tallas mientras que en los videos sexuales es especialmente solicitada?, ¿por qué las mujeres sienten pudor al decir que les gusta ver a otras mujeres acariciarse?

Lo que estos datos revelan no es sólo la preferencia de las personas al mirar este material audiovisual, sino lo poco honestos que somos en lo público y en lo privado.

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*Referencias: The New York Times, Vox, Crónica y Omicrono