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La batalla de las Ardenas contituyó la ultima gran ofensiva de la Alemania Nacional Socialista en el marco europeo y una de las campañas más sangrientas del Frente Occidental. Librada entre Estados Unidos y el Tercer Reich, su repercusión no sólo afectaría a la contienda sino que sería decisiva para el posterior destino del mundo.




El plan del Tercer Reich.




Otoño del año 1944-. Alemania estaba siendo aplastada en ambos frentes, cosechando derrota tras derrota y ciudad tras ciudad perdidas Adolf Hitler jugó su ultima y mas desesperada carta en la cual se disputarian 300.000 soldados alemanes de todas las ramas.
El golpe decisivo tenía que ser sin duda el Frente Occidental, ya que la coalición de los Aliados Occidentales con la Unión Soviética era más frágil cada día. Una ruptura estratégica en aquel escenario cambiaría de manera irremediable los acontecimientos, siendo el lugar elegido para ello un área en torno a Bélgica y Luxemburgo conocida como las Ardenas

Ambicioso era el plan de Hitler sobre las Ardenas. Su proyecto consistía en concentrar a un poderoso ejército, aproximadamente de 45 divisiones apostadas tras la Línea Sigfrido que protegía la frontera alemana, para lanzarlas contra las líneas norteamericanas siguiendo el curso del Río Mosa y alcanzando el puerto de Amberes. Derrotado el I Ejército Estadounidense o puestos sus soldados en retirada, se pensaba cercar al II Ejército Británico más el norte, exactamente en la demarcación con Holanda y dentro de una bolsa de la que tendrían que escapar replegándose hacia el mar como hicieron durante la invasión de Francia en 1940. Si este plan funcionaba Alemania tendría tiempo suficiente para fabricar las supuestas “armas secretas” que llevarían a la victoria final; pero sobretodo, obligaría a los Aliados a replantearse la situación sobre su alianza con la Unión Soviética, ya que una derrota en las Ardenas, implicaría que el Ejército Rojo se abalanzase sobre Europa Occidental, algo a lo que ni Londres ni Washington estarían dispuestos.



La psicosis se apodera del Alto Mando Alemán.





Ningún o casi ningún general del Ejército Alemán veía factible una ofensiva en las Ardenas, fruto de las alucinaciones de Hitler y de su desgaste moral tras años al frente del Tercer Reich. Por eso mismo, temiendo el Führer que sus hombres planteasen quejas sobre su proyecto, ideó un plan maquiavélico para llegar a un acuerdo con ellos. La noche del 11 de Diciembre todos los altos generales fueron convocados a una inesperada reunión cerca de una localidad solitaria próxima a Frankfurt. Una vez allí, descubrieron perplejos que hombres armados de las SS les cachearon y confiscaron sus pistolas, haciéndoles a continuación subir a un autobús con las ventanas cerradas. Cuando el autobús arrancó, dio varias vueltas para confundirles y desorientarles, para luego llevarles rápidamente al Castillo de Ziegenberg, en donde nada más desembarcar, les bajaron a un sótano. Por fin dentro de la sala les hicieron sentar en una serie de sillas con un guardia de las SS en el respaldo trasero que llevaba la pistola cargada y preparada. De repente se abrió una puerta y Hitler entró sonriente. El Führer explicó una vez más todo su plan de ofensiva y se aduló él mismo asegurando lo genial de su estrategia. Los generales humillados y aterrorizados no tuvieron más remedio que asentir y otorgarle la razón porque al fin y al cabo su vida iba en ello. Terminado el discurso, todos los generales fueron coaccionados a firmar por escrito la viabilidad del plan y su participación en el ataque que se gestaba. Fue así como de esta manera tan poco común se planificó la que sería la última gran ofensiva de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.



¿Cómo se llevo a cabo?



Franz propuso una batalla de Break Dance, luego de considerarlo el OKW decidio seguir el plan anterior


Para llevar a cabo el gigantesco plan del Ejército Alemán (Wehrmacht) fue necesario retirar del Frente Oriental tropas y divisiones para concentrar refuerzos en el Frente Occidental. De hecho a principios de Diciembre de 1944, la frontera germano-belga se fue abarrotando de tropas procedentes de todas partes de la Europa ocupada, participando más de 10.000 vagones en el transporte. La acumulación de tal cantidad de hombres y material se efectuó bajo un estricto secreto, siendo el silencio sepulcral y con todas las medidas de seguridad pertinentes, como por ejemplo los correos que se enviaban a través de mensajeros para no ser descifrados por radio o transportando tanques por la noche para no ser vistos por la aviación. Ni siquiera hubo vuelos de reconocimiento, por lo que jamás los Aliados sospecharon del ataque.

Tecnológicamente la Wehrmacht era superior a cualquier ejército de los Aliados justo antes de la víspera de la ofensiva en las Ardenas. Por primera vez en mucho tiempo, Alemania disponía una gran cantidad de hombres, tanques, cañones y aviones. Por ejemplo las fuerzas blindadas compuestas por los clásicos Stug, Panzer III, Panzer IV y Jagdpanzer; se complementaron con los Tiger, Panther y los invencibles King Tiger. La Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) contaba con los insuperables cazas a reacción Messerschmitt Me 262, así como con los clásicos Messerschmitt Bf 109 y Focke Wulf Fw 190; bombarderos Junkers Ju 88 y Heinkel He 111; y evidentemente los siempre efectivos bombarderos en picado Stukas. También sobre las cordilleras de las Ardenas se situaron cañones de todos los calibres, incluyendo los Flak de 88 milímetros e incluso lanzacohetes Neberwerfer y grandes piezas artilladas por trenes Leopold. Pero sin duda el arma más temida fueron los misiles V-1 y V-2 que tenían sus rampas de lanzamiento situadas en los bosques; además de otras novedades espectaculares como el rifle de asalto Stg-44 y gafas de visión nocturna.

Panzer IV


Jagdpanzer


Tiger


Panther


King Tiger



El ataque en las Ardenas sería llevado a cabo por tres columnas en una rápida y tradicional “Guerra Relámpago (Blitzkrieg)”.
Una de las novedades de la ofensiva en las Ardenas fue la “Operación Greif (Grifo)” que lideraría el coronel de las SS, Otto Skorzeny, gran experto en misiones especiales que se había hecho famoso por rescatar a Benito Mussolini del Gran Sasso en 1943. Su nueva misión en esta ocasión consistió en que los hombres de la 150ª Brigada Panzer Especial, junto a un grupo de 2.000 paracaidistas y 40 jeeps Willy americanos, vestidos todos con uniformes estadounidenses, se infiltrasen tras las líneas enemigas para causar la máxima confusión posible.


Otto Skorzeny.



Mientras tanto, en el bando Aliado...


Soldado de caballeria.


Las Ardenas era un terreno boscoso entre Bélgica, Alemania y Luxemburgo, repleto de colinas cubiertas de árboles, selvas oscuras, profundas gargantas, intrincados arroyos y sobretodo gruesas capas de nieve en invierno. Sobre aquella zona el Ejército Estadounidense se encontraba dispersado y desmoralizado, con escaso material y efectivos tras sus desastres militares durante la “Operación Market-Garden” de Holanda y la Batalla del Bosque de Hürtgen, además de encontrarse en una situación logística complicada porque los suministros tenían que llegar desde las lejanas playas de Normandía atravesando toda Francia y Bélgica.

Tras la difícil situación de la Batalla del Bosque de Hürtgen donde los alemanes dieron una buena paliza al Ejército Estadounidense, los Aliados se quedaron con pocos medios para el ataque. Viendo el problema, el comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Aliada, Dwith David Esisenhower, reunió el 7 de Diciembre en Maastrich al mariscal británico Bernard Montgomery, al mariscal del aire Sir Arthur Tedder y al general norteamericano Omar Nelson Bradley. El motivo de la conferencia fue la proposición de planear una rápida contraofensiva contra el Tercer Reich ante la evidente necesidad de mostrar a la opinión pública la capacidad de iniciativa aliada, la cual se había visto cuestionada por las anteriores derrotas del otoño de 1944. Curiosamente dicha ofensiva fue fijada para Enero de 1945, operación que jamás se llegaría a realizar porque precisamente iban a ser ellos los atacados.





¡Al ataque! ¡Al ataque!




Durante la madrugada del 16 de Diciembre de 1944, un intenso fuego de más de 1.500 piezas de artillería cayó inesperadamente sobre los bosques de las Ardenas a lo largo de un frente de 141 kilómetros que abarcó las fronteras de Bélgica, Alemania y Luxemburgo. Acto seguido, misiles de los modelos V-1, V-2 y Rheinbote despegaron de sus rampas de lanzamiento para descender sobre las ciudades de Lieja y Amberes causando el terror entre la población.

Inmovilizado a causa del inesperado bombardeo, el V Cuerpo Estadounidense situado en primera línea recibió una interminable lluvia de proyectiles mientras sus hombres cavaban hoyos en la nieve para ocultarse. Durante este ataque, la metralla supuso un peligro adicional debido a que la alta presencia de árboles hizo saltar miles de astillas en todas direcciones que provocaron una muerte lenta y dolorosa a decenas de soldados.

Junto al Río Our aconteció otra sorpresa para los norteamericanos cuando miles de vatios de luz procedentes de reflectores enfocaron las nubes bajas provocando un efecto óptico que clareció el cielo como si fuese de día y abrillantó la niebla como si fuesen rayos solares. Aquella ingeniosa táctica que cegó y deslumbró a los soldados norteamericanos, fue la señal para que todo el V Ejército Alemán iniciase el avance.

Mientras se iluminaba el cielo y la artillería machacaba las líneas enemigas, un total de 120 aviones de transporte alemanes Junkers Ju 52 cargados con 1.200 paracaidistas se dirigieron hacia sus diversos objetivos situados 15 kilómetros por detrás de las líneas belgas. Bajo el nombre de “Operación Stösser”, la primera unidad en saltar fue la 3ª División Paracaidista del general August Von der Heyte, la cual efectuó un lanzamiento de forma caótica debido a que la mayor parte de las tropas cayeron dispersas por los bosques de las Ardenas, llegando algunos soldados a aterrizar en Holanda por culpa de errores de navegación aérea e incluso a las afueras de la ciudad de Aquisgrán. Únicamente 300 soldados lograron caer en los alrededores del Monte Rigi y el nudo de carreteras de Eupen a Malmedy, consiguiendo causar numerosas distracciones en la retaguardia norteamericana.



Un poco antes del amanecer de aquel 16 de Diciembre de 1944, el V Ejército Panzer entró en contacto con la primera línea enemiga estadounidense. El avance fue tan rápido e inesperado que la mayoría de norteamericanos se rindieron sin pegar ni un sólo tiro. Marnach, Hosingen y Holtzhum cayeron ante el inicial avance de los alemanes, encontrando estos únicamente alguna resistencia enemiga en el paso del Río Our que fue fácilmente superada.

Al norte de las Ardenas la ofensiva dio comienzo cuando el VI Ejército Panzer del general Sepp Dietrich desencadenó un brutal asalto de tanques contra la 99ª División de Infantería Estadounidense cerca de Höfen. Durante el ataque las tropas de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte Adolf Hitler” que iban vanguardia, fueron las primeras en golpear a los norteamericanos, los cuales escondidos entre la densidad del bosque y las colinas arboladas, tuvieron tiempo suficiente para resistir y replegarse. Esto obligó al VI Ejército Panzer a utilizar los jóvenes y ancianos “volksgrenadier”, quienes armados con armas anticarro Panzerfaust, destruyeron una a una las posiciones enemigas situadas en hoyos y lomas.

Al norte de las Ardenas la ofensiva dio comienzo cuando el VI Ejército Panzer del general Sepp Dietrich desencadenó un brutal asalto de tanques contra la 99ª División de Infantería Estadounidense cerca de Höfen. Durante el ataque las tropas de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte Adolf Hitler” que iban vanguardia, fueron las primeras en golpear a los norteamericanos, los cuales escondidos entre la densidad del bosque y las colinas arboladas, tuvieron tiempo suficiente para resistir y replegarse. Esto obligó al VI Ejército Panzer a utilizar los jóvenes y ancianos “volksgrenadier”, quienes armados con armas anticarro Panzerfaust, destruyeron una a una las posiciones enemigas situadas en hoyos y lomas.



Integrante de la 1ª División SS “Leibstandarte Adolf Hitler”


Blitzkrieg


Durante la noche del 16 al 17 de Diciembre, los Aliados estuvieron haciendo cambios en todos los sectores de las Ardenas para intentar resistir el ataque alemán. Justo después de que resultase incomunicado el V Ejército Estadounidense, desde París se emitió la orden de trasladar refuerzos cuanto antes. Con velocidad se envió al sur a la 106ª División de Infantería Estadounidense para proteger la carretera a Saint Vith, al mismo tiempo que la 2ª División de Infantería fue llevada a reforzar el flanco de la castigada 99ª División de Infantería, exactamente igual que hizo la veterana 1ª División de Infantería “Big Red One”.

Desgraciadamente muy tarde llegaron los refuerzos a la 99ª División de Infantería Estadounidense porque cuando amaneció el 17 de Diciembre, los comandos de la 150ª Brigada Panzer Especial de Skorzeny habían conseguido retrasar a todas las unidades norteamericanas que acudían en su socorro. Fue así como desguarnecida dicha división, los blindados de la columna de Peiper la emboscaron en Elsenborn y la provocaron casi 3.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros.



Aquella misma mañana Peiper ordenó seguir adelante sin detenerse hacia siguiente objetivo: Liegneuville. Nada más llegar a las afueras de dicho pueblo el disparo de un tanque Sherman norteamericano destruyó a un blindado Panther alemán. Sin embargo Peiper, que previamente había localizado al carro enemigo con sus prismáticos, corrió valientemente con un Panzerfaust para destruirlo; aunque en última instancia el inesperado fogonazo de un Panzer se le adelantó y pulverizó al Sherman de un sólo impacto. Tras tomar Liegneuville y acabar con los pocos tanques estadounidenses ocultos entre los árboles, la columna de Peiper marchó hacia Buellingen penetrando más de 6 kilómetros en las líneas norteamericanas. A pesar de tener órdenes de no avanzar abandonando grandes concentraciones de tropas en los flancos, Peiper ignoró la advertencia y marchó hacia el Río Mosa acabando con las pocas unidades dispersas de la 9ª División Blindada Estadounidense.

Para finalizar aquella jornada del 17 de Diciembre, los Aliados comprendieron lo grave de la situación. Eisenhower ordenó inmediatamente poner en marcha a las 82ª y 101ª Divisiones Aerotransportadas Estadounidenses, al mismo tiempo que eligió al III Ejército Blindado de Patton para acudir en socorro de las unidades arrolladas en las Ardenas. El único problema de la operación era que toda aquella maniobra requeriría muchos días para Patton, básicamente debido a la lejanía de sus fuerzas respecto a la línea del frente, por lo que la única opción factible por el momento era resistir hasta las últimas consecuencias.



Batalla de Bastogne





Bastogne era una pequeña ciudad de 3.500 habitantes que por el azar del destino se había convertido en el punto estratégico más importante de las Ardenas por ser el nudo de carreteras más amplio hacia todos los sectores de Bélgica. Precisamente cinco años antes, Bastogne había caído en manos de la Wehrmacht el 10 de Mayo de 1940, únicamente 24 horas después del primer día de invasión alemana. Como todo sucedió tan rápido por aquel entonces, de manera simbólica y dentro de la misma ciudad yacía el soldado Emile Cady del 2º Regimiento de Cazadores de las Ardenas, curiosamente el primer belga fallecido de la Segunda Guerra Mundial que era oriundo de la comarca. Nuevamente y al igual que cinco años atrás, la Wehrmacht volvió a amenazar la ciudad, esta vez con XLVII Cuerpo Alemán que a diferencia de sus antecesores no tendría tanta suerte.

Dentro de la bolsa de Bastgone quedó atrapada la 101ª División Aerotransportada Estadounidense del general Antonhy McAuliffe (sustituido por Maxwell Taylor no hacía mucho); una administración que fue compartida por el alcalde belga de la ciudad, un profesor de escuela llamado León Jacqmin. Para sobrevivir a este cerco tanto los paracaidistas norteamericanos como los civiles belgas disponían de 200 gramos de pan diario y 2 toneladas de galletas procedentes de la llamada Organización Socorro de Invierno. Por suerte para los sitiados, estos contaron con dos factores ventajosos que los alemanes no previeron: primeramente los campesinos de los alrededores pudieron suministrarles animales del ganado que trasladaron a la ciudad para proporcionar carne; mientras que las “Raciones K” del Ejército Estadounidense eran tan abundantes que pudieron repartirse sin problemas entre la población civil y los más necesitados. Sin embargo y a pesar de estar muy bien preparados para aguantar el asedio, durante los días que duró el cerco, los norteamericanos pasaron todo tipo de calamidades como hambre, frío, falta de sueño, enfermedades y bombardeos, entre muchas otras penalidades.

Claro y soleado amaneció el 24 de Diciembre para sorpresa de los alemanes. Aquel inesperado factor climatológico permitió a la aviación aliada poner en el aire a sus aviones y atacar las líneas de comunicaciones germanas destruyendo numerosos vehículos y tanques en las carreteras. Al mismo tiempo, aviones de transporte norteamericanos C-47 Dakota realizaron más de 3.000 salidas en las que lanzaron suministros y municiones en paracaídas sobre los soldados de la 101ª División Aerotransportada Estadounidense atrapada en Bastogne. Gracias a ello, los sitiados celebraron la Nochebuena ocultos bajo la tierra y la nieve con raciones que comer y regalos navideños de los que disfrutar.

Al llegar el 25, Día de Navidad, el V Ejército Panzer desencadenó un asalto contra Bastogne, descuidando en su lugar el avance hacia el Río Mosa que tenía previsto. Rápidamente los soldados atacantes se vieron sorprendidos por los proyectiles enemigos porque medida que los tanques alemanes se aproximaron hacia Bastogne, estos ardieron por culpa de la artillería y los bazookas de los norteamericanos; al mismo tiempo que la infantería también era masacrada por las ametralladoras de los resistentes. A pesar de que el ataque alemán penetró en algunas calles de la ciudad, pronto fue rechazado tras perder los germanos tanques Panzer en el intento. Como represalia por la fiera determinación estadounidense, Bastogne recibió durante la noche un intenso bombardeo por parte de la Luftwaffe que causó numerosas bajas entre los defensores y la población civil.



Todo comienza a darse vuelta para Hitler.


Heroicamente las tropas del I Ejército Estadounidense combatieron y clavaron sobre el terreno a la Wehrmacht en Fraiture, Manhay, Hotton, Marche, Granmenil, Houffalize, Beauring y las afueras de Dinant, siendo destruidos en la tenaz resistencia 86 tanques alemanes, 83 cañones y 280 camiones. Simultáneamente a la columna de Peiper que actuaba por su cuenta, las cosas no le fueron mejor cuando sus fuerzas fueron rodeadas en Le Gleize tras sufrir numerosas bajas; aunque gracias a su genialidad táctica, en el último instante consiguió que sus columnas abriesen una brecha al enemigo y se escabulleran para regresar nuevamente a territorio alemán, aunque dejando atrás unas pérdidas enormes de 36 tanques (15 Panther, 8 Stug, 7 King Tiger y 6 Panzer IV), 70 semiorugas Hanomag, 12 vehículos blindados SdKfz, 5 cañones antiaéreos de 20 milímetros, 1 cañón Flak 88 de 88 milímetros, 6 morteros de 120 milímetros y 888 bajas entre muertos, heridos y prisioneros.



General George S. Patton, el Heroe de las Ardenas.

Rapidísimo fue el avance de las columnas acorazadas del III Ejército Blindado del general Patton hacia Bastogne, las cuales se situaron a muy pocas horas del objetivo tras arrollar a todos los soldados y tanques alemanes que encontraron a su paso. Sin embargo, poco a poco se vieron ralentizadas en el trayecto por culpa de los ingenieros alemanes que establecieron barricadas en el terreno o volaron obstáculos y árboles para impedirles el paso; además de las emboscadas de los paracaidistas germanos que como por ejemplo en el Casería de Chaumont se cobraron 11 blindados Sherman destruidos y 65 soldados muertos. No obstante y a pesar del retraso, el golpe de efecto moral para los sitiados fue positivo porque al mediodía algunas unidades de la 101ª División Aerotransportada, al saber que Patton estaba cerca, salieron de sus escondites para luchar contra los alemanes. Gracias a este ímpetu y mientras las tropas germanas combatían a los paracaidistas, las fuerzas de Patton les fueron rodeando por el sur y les dispararon con sus tanques. Fue así, como ante la imposibilidad de resistir tal avalancha de fuego, los alemanes no tuvieron más opción que levantar el cerco y replegarse. Finalmente, a las 16:50 de la tarde, las tropas de Patton, tras avanzar por la ruta de Vaux-les-Rosières, entraron en contacto con los sitiados de Bastogne y pusieron fin al asedio.

Hitler desde Berlín, furioso por el fracaso de la ofensiva, ordenó la retirada general hacia la Línea Sigfrido. Ese mismo día 31 de Diciembre, fecha de Noche Vieja, los estadounidenses volvieron a recuperar el control completo del área de Bastogne y de un tercio de todas las Ardenas. Sin embargo los alemanes todavía no habían jugado todas sus cartas, ya que disponían de un plan alternativo en caso de producirse el fracaso de la “Operación Wacht am Rhein”; concretamente una misión de alto secreto bautizada como “Operación Bondenplatte”.


Operacion Bondenplatte (1 de Enero de 1945)



“Operación Bondenplatte (Plataforma)” era el plan que Hitler había previsto en caso de que la ofensiva en las Ardenas se viniera abajo. Mientras la Wehrmacht y las Waffen-SS excavaban trincheras en la parte oriental de las Ardenas para lanzar una futura contraofensiva, la Luftwaffe haría todo el trabajo de los soldados. Aquella operación consistía en destruir desde el aire a todas las fuerzas aéreas aliadas en las Ardenas y alrededores de Bélgica, Holanda y el norte de Francia, para luego dedicarse la Luftwaffe a liquidar sus fuerzas terrestres.

Para llevar a cabo la “Operación Bondenplatte” se habilitaron hasta 33 aeródromos en Alemania que incluyeron Bissel, Delmenhorst, Vechta, Quakenbrück, Dope, Fürstenau, Nordhorn, Twente, Plantlünne, Hopsten, Vörden, Hesepe, Achmer, Rheine, Güterssloh, Lippspringe, Paderborn, Dortmund, Bonninghardt, Düsseldorf-Lohausen, Colonia-Wahn, Ettinghausen, Merzheuasen, Nidda, Altenstadt, Rhein-Main, Zellhausen, Barbanhaussen, Gross-Ostheim, Darmstadt-Griesheim, Kirriach, Malmsheim y Sttutgart-Echterdingen. Contrariamente los 16 aeródromos aliados designados a bombardear fueron Volkel, Gilze En Rijen y Eindhoven (Holanda); Anvers-Deume, Maldeghem, Ursel, Saint Denis-Westrem, Grimbergen, Melsbroek, Asch, Evre, Saint Truiden, Saint Trond y Ophoven (Bélgica); y Étain y Metz-Frescaty (Francia).

La Noche Vieja del 31 de Diciembre de 1944, justo antes del asalto, se ordenó a los pilotos no beber alcohol, se les prohibió celebrar una fiesta para despedir el año y se les hizo ir temprano a la cama. Al amanecer del día siguiente, 1 de Enero del Nuevo Año 1945, se decretó la “Orden Hermann” que anunciaba el ataque (curiosamente el nombre fue escogido en honor a la victoria de Germania contra Roma durante la Batalla del Bosque de Teoteburgo en el 9 d.C.). Fue así como con los primeros rayos de Sol, más de 900 aviones de la Luftwaffe despegaron desde Alemania Occidental. Pocas horas después, una formidable fuerza aérea cubría los cielos de Europa rumbo a Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Los efectos contra los aeródromos enemigos serían los siguientes:

-Helmond: Aunque Volkel era el primer aeródromo que debía ser atacado por 99 cazas Focke Wulf Fw 190 a las 9:15 horas de la mañana, este escuadrón se lanzó sobre Helmond por culpa de una confusión en la navegación aérea. Desgraciadamente para la Luftwaffe la pista estaba vacía, aunque no el cielo porque los aviones alemanes fueron interceptados por cazas Spitfire y Typhoon canadienses. El resultado del combate fue una tragedia porque 27 cazas alemanes fueron derribados (15 Focke Wulf Fw 190 y 12 Messerschmitt Bf 109) con 23 pilotos que causaron baja (16 muertos y 7 prisioneros); a costa de solamente la destrucción de 4 aviones canadienses (3 Spitfire y 1 Typhoon).

-Eindhoven: Casi 300 cazas aliados se encontraban reposando en el aeródromo de Einhoven cuando a las 9:20 decenas de Messerschmitt Bf 109 y Focke Wulf Fw 190 alemanes comenzaron a soltar sus bombas, lanzar los cohetes subalares y ametrallar la pista. En poco más de tres o cuatro pasadas fueron destruidos innumerables aviones, exactamente 53 cazas y 11 bombarderos, así como la mayor parte de todas las piezas de artillería antiaérea presentes en el campo, numerosos depósitos de combustible y algunos vehículos militares. Apenas dio tiempo a intervenir a los cazas británicos, que una vez en el aire fueron abatidos con relativa facilidad por los alemanes, los cuales derribaron 7, entre ellos 4 Typhoon y 3 Spitfire; aunque en el combate el caza Messerschmitt Bf 109 del “as” Hans Ulrich Jung resultó pulverizado al enrollarse por accidente su depósito auxiliar con un cable de alta tensión. Terminada aquella primera oleada, llegó una segunda tanda de Focke Wulf Fw 190 que acabó con otros 33 cazas y 6 bombarderos aliados. Finalizado el ataque a Eindhoven, la Luftwaffe consiguió una victoria increíble al destruir 110 aviones británicos (93 cazas y 17 bombarderos) con la pérdida únicamente de 15 aparatos alemanes y 15 pilotos, entre estos 9 muertos, 1 desaparecido y 5 capturados.




Terminada la “Operación Bondenplatte”, Alemania cosechó por un lado una gran victoria táctica, pero por otro una gran derrota estratégica. A pesar de haber destruido el doble de aparatos a los Aliados que las pérdidas propias, la Luftwaffe no tenía ninguna posibilidad de reponerlas ante la cada vez más marcada ausencia de aviones y pilotos. Las únicas consecuencias positivas para el Eje fue que durante unas semanas los Aliados pusieron menos aviones en el aire, por lo menos hasta que gracias a su potencia industrial, a mitad de Enero de 1945 volvieron a tener plena operatividad y superioridad aérea.

Durante la “Operación Bondenplatte” los Aliados perdieron 465 aviones y otros 190 sufrieron daños, así como resultar destruidos cuatro aeropuertos al completo y otros diez encajar serios desperfectos, además de ser pulverizados 48 tanques. Por el contrario Alemania perdió a 275 aviones y otros 69 fueron dañados.



El bulge (2 al 25 de Enero de 1945)


Después de la “Operación Bondenplatte”, los alemanes resistieron durante días realizando pequeñas escaramuzas a lo largo de las Ardenas sin conseguir éxitos. Mientras tanto, los norteamericanos se dedicaron a despejar la zona de rampas para las V-1 y V-2 que estaban siendo lanzadas contra Londres, Lieja y Amberes; justo al mismo tiempo de la llegada del XXX Cuerpo Británico que decantó definitivamente la balanza de la batalla en favor de los Aliados.


Königstiger.


Manteniendo el Ejército Estadounidense la iniciativa en las Ardenas aquel mes de Enero 1945, el enfrentamiento pasó a ser conocido como la Batalla del Bulge. Los alemanes poco a poco fueron siendo empujados hacia la frontera germano-belga con elevadas pérdidas; al mismo tiempo que se veían obligados a prescindir de ciertas fuerzas como el VI Ejército Panzer del general Sepp Dietrich que tuvo que ser retirado al completo de las Ardenas para cubrir el Frente Oriental tras la ofensiva del Ejército Soviético sobre Hungría.

Algunas de las acciones más destacables que todavía protagonizó el Ejército Alemán durante la Batalla del Bulge fue cuando dos solitarios King Tiger destruyeron a 22 tanques Sherman estadounidenses entre Arloncourt y Mageret el 2 de Enero. Al día siguiente, el 3, la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend” pulverizó a otros 48 blindados norteamericanos en la carretera hacia Bastogne; mientras que el 4 el III Ejército Estadounidense del general George Patton sufrió uno de sus mayores reveses después de que 20 carros germanos acabaran con 16 Sherman y provocaran a sus oponentes 475 bajas entre 275 muertos y 200 prisioneros.

Comprendiendo el Eje que recuperarse del fracaso en la Batalla de las Ardenas iba a ser imposible, además de correr el riesgo de quedar sus fuerzas rodeadas antes de alcanzar el Río Rin, el Alto Mando Alemán (OKW), bajo autorización del propio Adolf Hitler, dio la orden de retirada general hacia al punto de partida inicial de la ofensiva lanzada el 16 de Diciembre del año anterior. Fue así como la mayor parte del Ejército Alemán y las Waffen-SS retrocedieron a las fronteras de 1944, aunque afortunadamente logrando salvar a la mayor parte de sus efectivos en liza.

Oficialmente 28 de Enero de 1945 el Ejército Alemán abandonó Bélgica y Luxemburgo. La Batalla de las Ardenas había terminado.




Ahora les dejo una pequeña recopilacion de material audiovisual para pasar la tarde!


link: https://www.youtube.com/watch?v=cCwvvm_9CTU


link: https://www.youtube.com/watch?v=fXMjUHkciNc


link: https://www.youtube.com/watch?v=0RGg32HwGJA


link: https://www.youtube.com/watch?v=223UKjNlTRw