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Guerra del Paraná




















vs




































Batalla de Quebracho










La Batalla de Quebracho (de Punta Quebracho o de la Angostura del Quebracho) contra la armada anglo-francesa, ocurrió el 4 de junio de 1846, unos ocho meses después de la batalla de la Vuelta de Obligado. El lugar se encuentra en las cercanías de la actual localidad de Puerto General San Martín, a 35 km de Rosario, en la provincia de Santa Fe.














La batalla





Las naves anglo-francesas volvían hacia el Río de la Plata después de haber sido su campaña un total fracaso económico y militar, ocho meses después de haber forzado el paso hacia el norte en la Vuelta de Obligado.

Los cañones argentinos habían sido emplazados por el general Lucio Norberto Mansilla (al mando) en lo alto de una barranca, totalmente fuera del alcance de la artillería enemiga. De modo que los buques y sus hombres no tuvieron más remedio que hacer lo posible para huir del lugar lo más pronto que se pudiese, no si antes librar una importante batalla de más de tres horas.

Dos mercantes se hundieron, otros cuatro fueron incendiados para no caer en manos argentinas, y los vapores de guerra Harpy y Gorgon resultaron seriamente dañados. Cabe resaltar el hecho de que la escuadra que acompañaba a los mercantes estaba constituida por modernas naves blindadas, con torretas de artillería giratorias y cohetes Congreve.
















Fueron héroes de la Batalla del Quebracho, entre otros, el general Lucio Norberto Mansilla y el coronel Martín de Santa Coloma, quién conducía el Batallón Santa Coloma. Cabe recordar que durante la batalla de la Vuelta de Obligado, librada seis meses antes contra los mismos invasores, el general Mansilla recibió un cañonazo y prácticamente se lo dio por muerto. Sin embargo, a las pocas horas se levantó de su tienda y siguió luchando. Ahora volvía a la carga al grito de "Viva la soberana independencia argentina"





Una cruz de quebracho fue colocada en el lugar el 4 de junio de 1939 y a partir de 1983, se gestionó su reconocimiento como lugar histórico, realizándose en este lugar un Parque Histórico. Finalmente el 21 de abril de 1999 la Ley Nacional 25088 declara a este predio Lugar Histórico Nacional.















Consecuencias












Como resultado de esta acción se termina la intervención de las Fuerzas navales anglo-francesas, y poco después, el 13 de julio de 1846, Sir Samuel Thomas Hood, con plenos poderes de los gobiernos de Inglaterra y Francia, presenta humildemente ante Juan Manuel de Rosas: "el más honorable retiro posible de la intervención naval conjunta".

El gobierno argentino consigue de esta forma:

* poner fin al bloqueo naval de Francia e Inglaterra a los puertos argentinos,
* recuperar la Flota Argentina capturada,
* recuperar la Isla Martín García,
* un saludo de 21 cañonazos a la Bandera Argentina por parte de cada una de las Flotas intervinientes,
* el reconocimiento a la Soberanía de Argentina y a sus derechos exclusivos sobre la navegación de los ríos interiores.







Batalla de Punta Quebracho
Parte de Guerra del Paraná
Fecha 4 de junio de 1846
Lugar Río Paraná (Prov. de Santa Fe)
Resultado

Victoria decisiva de la Confederación Argentina




Comandantes


Juan Bautista Thorne


Lucio Norberto Mansilla


Fuerzas en combate


Confederación Argentina

17 cañones
600 infantes
150 carabineros



Reino Unido y Francia


12 buques de guerra



Bajas


Confederación Argentina



1 muerto
2 heridos




Reino Unido y Francia



6 buques destruídos
60 muertos













Batalla de la Vuelta de Obligado














La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, en aguas del río Paraná, sobre su margen derecha y al norte de la provincia de Buenos Aires, en un recodo donde el cauce se angosta y gira, conocido como Vuelta de Obligado, en lo que hoy es la localidad de Obligado, Partido de San Pedro.

Enfrentó a la Confederación Argentina liderada por el Brigadier Juan Manuel de Rosas quien nombró comandante de las fuerzas defensoras al General Lucio Norberto Mansilla y a la escuadra anglo-francesa, cuya intervención se realizó bajo el pretexto de lograr la pacificación ante los problemas existentes entre Buenos Aires y Montevideo.















Preparativos




De acuerdo a análisis arqueológicos realizados en el año 2000, numerosas familias indígenas vivían por la zona y fueron expulsadas para construir las defensas. El 13 de agosto de 1845 se le dieron instrucciones a Lucio Norberto Mansilla (padre del destacado escritor argentino Lucio V. Mansilla) para construir baterías costeras artilladas. Mansilla solicitó al Juez de Paz sanpedrino don Benito Urraco que le informase sobre el armamento existente y la población de entre 15 y 70 años, y que pusiera en estado de asamblea a la milicia activa. El día 22 pedía el envío de 30 tirantes de madera para la construcción de las baterías, y el 12 de noviembre envió a San Pedro al sargento mayor Julián Bendim, al mando de "ciento setenta y tantos" soldados de caballería e infantería, para proteger a la ciudad de un posible desembarco anglofrancés.














Hechos






Fuerzas anglofrancesas y argentinas







En el marco de la Guerra Grande, una flota anglo-francesa – integrada por 22 barcos de guerra y 92 buques mercantes – fue interceptada por tropas argentinas, al mando del general Lucio Norberto Mansilla. Los europeos disponían de 418 cañones y 880 soldados, contra seis barcos mercantes y 60 cañones de escaso calibre que les opuso Rosas.

Once buques de combate de la escuadra anglo-francesa navegaban por el río Paraná desde los primeros días de noviembre; estos navíos poseían la tecnología más avanzada en maquinaria militar de la época, impulsados tanto a vela como con motores a vapor. Una parte de ellos estaban parcialmente blindados, y todos dotados de grandes piezas de artillería forjadas en hierro, y de rápida recarga, granadas de acción retardada, Shrapnels (las primeras bombas-proyectiles de fragmentación antipersonales) y cohetes Congreve.

La principal fortificación argentina se encontraba en la Vuelta de Obligado, donde el río tiene 700 m de ancho, y un recodo pronunciado dificultaba la navegación a vela.

El general Mansilla hizo tender tres gruesas cadenas de costa a costa, sobre 24 lanchones. La operación estuvo a cargo, principalmente, de un italiano inmigrado a la Argentina, de apellido Aliverti.

En la ribera derecha del río montó 4 baterías artilladas con 30 cañones, muchos de ellos de bronce, con calibres de 8, 10 y 12, siendo el mayor de 20, los que eran servidos por una dotación de 160 artilleros.
La primera, denominada Restaurador Rosas, estaba al mando de Álvaro José de Alzogaray, la segunda, General Brown, al mando del teniente de marina Eduardo Brown, hijo del almirante, la tercera era la General Mansilla, comandada por el teniente de artillería Felipe Palacios y la cuarta, de reserva y aguas arriba de las cadenas, se denominó Manuelita y estuvo al mando del teniente coronel Juan Bautista Thorne.

Además, en las trincheras había 2.000 hombres, la mayor parte gauchos asignados a la caballería, al mando del coronel Ramón Rodríguez, jefe del Regimiento de Patricios. También participaron tropas del 2do batallón de Patricios. En el río estaba estacionado un único buque de guerra, el Republicano, que tenía como misión cuidar las cadenas que cruzaban el río.

En las filas argentinas revistaban voluntariamente algunos soldados nacidos en las Islas Británicas; alegaban no estar cometiendo traición alguna, ya que el Reino Unido no había declarado formalmente la guerra a la Confederación Argentina.


















La batalla





Aprovechando el relieve de la costa del río Paraná en ese lugar, Mansilla dispuso a gran parte de su tropa en la especie de playa baja ubicada antes de las barrancas que en ese punto tienen casi 20 metros de altura; considerando acertadamente que los invasores anglofranceses atacarían con su artillería primeramente a las baterías argentinas ubicadas en lo alto de tales barrancas, de este modo las tropas argentinas ubicadas en la parte baja podían hostigar la aproximación a las costas de los navíos y hacer frente con mayor eficacia a los desembarcos invasores.


El combate se inició al amanecer del día 20 de noviembre, primeramente con una escaramuza unos pocos kilómetros aguas abajo del río Paraná cuando tres lanchones argentinos que patrullaban al río fueron atacados por la artillería de la flota anglofrancesa; a las 8 de la mañana el vapor inglés al mando de Charles Otham comenzó a cañonear las posiciones argentinas sin mucho efecto pero a las 10:30h (a.m.) la flota invasora reunida, con su diluvio de proyectiles comenzó a tener eficacia: con un intenso cañoneo y fuertes descargas de cohetes sobre las baterías argentinas. Éstas respondieron de inmediato, pero estaban en inferioridad de condiciones, ya que contaban con cañones de mucho menor alcance, mucho menor precisión y notable lentitud de recarga, en comparación a las piezas que poseían los invasores.

Las tropas defensoras los reciben con un "¡Viva la Patria!" y los sones del himno nacional. Al encontrarse la nave capitana francesa de frente a las baterías defensoras, éstas abren fuego matando en el acto a 28 hombres de dicho buque y dañando seriamente su arboladura (contabilizando 11 disparos sólo en el palo mayor), independientemente del gran ímpetu de las fuerzas defensoras, el intercambio de disparos causó desde un primer momento múltiples bajas en el bando argentino.

Sin perjuicio de la desigualdad de fuerzas, las baterías argentinas logran dejar fuera de combate a los bergantines Dolphin y Pandour, obligando a retroceder al Comus, silenciando el poderoso cañon "de a 80" del Fulton y cortando el ancla de la nave capitana (la cual deriva aguas abajo).

Era tal el el escarnio con que ambas fuerzas se batían, que en un momento dado Mansilla (sin perder su acostumbrada serenidad) le pregunta a su amigo italiano: "Che Alberti, ¿qué es eso que echan al agua de aquel barco?" a lo cual el italiano (luego de tomar su catalejo) contesta: "¡Son corpos[5] , usía!".

Luego de más de dos horas de combate, las fuerzas defensoras habían agotado gran parte de sus municiones, por lo que su capacidad de respuesta disminuyó considerablemente. Ante el vuelco de las circunstancias, el comandante Sullivan ordena el desembarco de dos batallones que avanzan contra la batería sur. El general Mansilla ordena la carga a bayoneta y es herido de gravedad en el pecho por una salva de metralla mientras encabezaba la carga. El coronel Juan Bautista Thorne lo reemplaza en el comando de la artillería, mientras que Rodríguez asumió el mando autónomo de sus fuerzas de caballería. Thorne perdió casi por completo la audición por una explosión de granada muy cercana.

Con la considerable disminución en los disparos de la escuadra defensora, los atacantes vuelven sobre las cadenas encabezados por el buque Firebrand y, a martillazos sobre un yunque, logran cortarlas.

Tras varias horas de combate, fuerzas de infantería — principalmente francesas — desembarcaron en la costa, atacando la batería argentina, que perdió 21 cañones en poder del enemigo. Al no poder transportarlos, fueron inutilizados. Pero cuando pretendieron sostener su posición, las fuerzas desembarcadas fueron atacadas por la caballería del coronel Ramón Rodríguez, que las obligó a reembarcarse en forma temporal, cediendo ante un segundo ataque -esta vez de marinos franceses e infantes de marina británicos- fue más eficaz.

Aprovechando la defensa que los argentinos debían hacer de sus piezas de artillería durante el desembarco, las fuerzas atacantes incendiaron los lanchones que sostenían las cadenas. También se perdió el buque Republicano, que fue volado por su propio comandante ante la imposibilidad de defenderlo.

Las fuerzas defensoras tuvieron 250 muertos y 400 heridos. Los agresores, por su parte, tuvieron 26 muertos y 86 heridos y sufrieron grandes averías en sus naves que obligaron a la escuadra a permanecer casi inmóvil en distintos puntos del Delta del Paraná, para reparaciones de urgencia.

Finalmente, los anglo-franceses consiguieron forzar el paso y continuar hacia el norte, atribuyéndose la victoria.

Dijo el Almirante Samuel Inglefield:
"Siento vivamente que este bizarro hecho de armas se haya logrado a costa de tal pérdida de vidas, pero considerada la fuerte oposición del enemigo y la obstinación con que fue denfendida, debemos agradecer a la Divina Providencia que aquella no haya sido mayor"












La campaña naval después de Obligado




Contra lo que las fuerzas anglofrancesas esperaban, no lograron concitar la simpatía de la población ribereña, especialmente en las provincias de Santa Fe (que fue defendida por tropas al mando de Pascual Echagüe) y Entre Ríos. En las orillas de ambas provincias, la flota invasora fue nueva y repetidamente atacada, en los combates de Paso del Tonelero (batalla acaecida en territorio del Partido de Ramallo, norte de la Pcia. de Buenos Aires), San Lorenzo y Angostura del Quebracho, tanto de ida como de regreso. En este último combate, en particular, la flota invasora perdió 6 mercantes (2 incendiados por la artillería y cuatro incendiados por sus tripulaciones al encallar) y 2 de sus buques de guerra sufrieron averías de importancia. Los argentinos, por su parte, sólo un muerto y dos heridos. La población civil, al parecer, apoyó firmemente la acción militar de las fuerzas de Lucio Norberto Mansilla y del coronel Martín de Santa Coloma.

En cambio, la flota anglofrancesa logró algunos resultados comerciales en la provincia de Corrientes, que desde hacía varios años permanecía rebelde a la autoridad nacional del general Rosas. Varios de los buques atracaron en los puertos de Goya y Corrientes y en algunos intermedios. Algunas naves continuaron su camino hasta Paraguay, país que también resultaba afectado por el conflicto.

No obstante, el resultado comercial de la campaña fue muy escaso, debido a la pobreza y falta de efectivo en Corrientes y Paraguay. La mayor parte de las mercaderías que portaban quedaron sin colocar. Su costo financiero, después de los daños infligidos por las fuerzas argentinas, se elevó enormemente. Por lo tanto, si bien lograron algunos resultados políticos, los beneficios económicos esperados se trocaron en un fuerte quebranto.

Tras varios meses de haber partido, las fuerzas y naves agresoras debieron regresar a Montevideo “diezmados por el hambre, el fuego, el escorbuto y el desaliento”, al decir del historiador argentino José Luis Muñoz Azpirí.







Consecuencias







De modo que la victoria anglofrancesa resultó pírrica: tanto la decisión de las fuerzas defensoras, como las complicaciones que imponía — e impone actualmente — el sinuoso cauce del Paraná a la navegación, hacían excesivamente costoso intentar nuevamente la navegación del mismo en contra de la voluntad del gobierno argentino.

La batalla tuvo gran difusión en toda América. Chile y Brasil cambiaron sus sentimientos (que hasta entonces habían sido hostiles a Rosas) y se volcaron, momentáneamente, a la causa de la Confederación. Hasta algunos unitarios (enemigos tradicionales de Rosas) se conmovieron y el coronel Martiniano Chilavert se ofreció a formar parte del ejército de la Confederación.

El general José de San Martín expresó desde Francia a su amigo Tomás Guido:
“Ya sabía la acción de Obligado; ¡Que inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en intima convicción no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España”.

Esta batalla — pese a ser una derrota táctica — dio como resultado la victoria diplomática y militar de la Confederación Argentina, debido al alto costo que demandó la operación. Implícitamente, la resistencia opuesta por el gobierno argentino, obligó a los invasores a aceptar la soberanía argentina sobre los ríos interiores. Gran Bretaña, con el Tratado Arana-Southern, de 1847, concluyó definitivamente este conflicto y en marzo de ese año ordenó el retiro de su flota. Francia tardó un año más, hasta la firma del Tratado Arana-Lepredour.

Estos tratados reconocían la navegación del río Paraná como una navegación interna de la Confederación Argentina y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos, lo mismo que la del río Uruguay en común con el Estado Oriental.















Batalla de la Vuelta de Obligado

Parte de Guerra del Paraná


Fecha 20 de noviembre de 1845


Lugar Ríos Paraná y De la Plata (Prov. de Bs. As.)



Resultado

Victoria pírrica de la armada anglo-francesa. Francia y el Reino Unido se vieron obligados a aceptar la soberanía argentina sobre los ríos interiores




Comandantes

Confederacion argentina


Lucio Norberto Mansilla



Reino Unido


Samuel Inglefield


Francia


François Thomas Tréhouart



Fuerzas en combate


Confederacion argentina


1 buque de guerra
4 baterías con 30 cañones
2000 soldados



Reino Unido y Francia


22 buques de guerra
418 cañones
880 soldados




Bajas



Confederacion argentina



150 - 200 muertos
400+ heridos




Reino Unido y Francia


30 - 40 muertos
130 - 160 heridos





























http://www.youtube.com/v/b4IK08DDruo
link: http://www.youtube.com/watch?v=b4IK08DDruo





http://www.youtube.com/v/j7PXhB3mVy8
link: http://www.youtube.com/watch?v=j7PXhB3mVy8





http://www.youtube.com/v/HAfy06vKHSI








http://www.youtube.com/v/rCH4PHRlihA








http://www.youtube.com/v/ouE0-RGEUPo
link: http://www.youtube.com/watch?v=ouE0-RGEUPo









http://www.youtube.com/v/1G7IOKDn2aY
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Bueno eso fue todo espero que les guste y les sea de interes


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