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Sin darnos cuenta, solemos rotular a las canciones por su relevancia. A las más actuales y pegadizas les decimos “Temazos”, si estas logran superar el paso del tiempo les decimos “Clásicos”, pero unas pocas son las que llegan a tener la entidad de “Himno”.
El Metal Argentino tiene su himno y es “Destrucción”, canción compuesta por Gustavo Rowek y Ricardo Iorio que abre el disco “Luchando por el Metal” de “V8”.
¿Por qué nos referimos a “Destrucción” como un himno? Primero y principal el público así lo certifica, sin ir más lejos, hace un tiempo nos pusimos a pensar las composiciones que no pueden faltar en el documental “Sucio y Desprolijo” y para ello preguntamos a la gente a través de las redes sociales cuáles eran las canciones del Metal Argentino que consideraban más relevantes y “Destrucción” quedó en el primer puesto por amplio margen.

Con respecto al concepto de “himno”, sin ánimos de usar arbitrariamente tamaño calificativo, entendamos a  este tipo de composiciones como su definición lo afirma, en representaciones de acontecimientos o como en este caso, una manifestación que identifica a una comunidad, entendiendo a todo lo que hay alrededor del Metal Argentino como un grupo de estas características. Estas representaciones, están tan cargadas de sentido que se suelen interpretar en canciones como es este caso.

Siendo así, ¿”Destrucción” habrá sido concebida como himno por sus compositores o esa entidad la obtuvo a través del tiempo gracias a sus seguidores que le otorgaron ese título?
Refiriéndose a la primera parte de la pregunta, con un rotundo “NO” nos responde Alberto Zamarbide, cantante de la formación clásica de “V8” quién deja en claro que mientras vivían aquél presente no se daban una idea de lo que estaban generando:
“Una vez conformada la banda con Gustavo, Osvaldo, Ricardo y yo, mientras ensayábamos en la sala, Gustavo mostro esta idea de canción en forma completa. La letra ya la había escrito tiempo atrás y aun él solo la tenía en mente”.
Esta anécdota la cuenta en mayor detalle Gustavo Rowek, principal compositor de la canción:
“Si me imaginaba eso no se si hubiera salido así. La canción ´Destrucción´ se genera frente a una maquina de colada de plástico, en una fabrica donde dure 21 días (Risas). Son esos momentos que en tu casa esta todo mal  y te dicen ´bueno, a trabajar´, así fue que caí en ese lugar y lo aborrecía. Era de 2 de la tarde a 10 de la noche, no lo podía creer, pero tuvo su costado positivo y se fue viniendo a la cabeza casi sin pensarlo. En 15 minutos estaba el tema, nadie puede explicar como se hace un éxito, sino todos haríamos éxitos.
Llegue a la sala y dije ´tengo un tema´ y se los cante , a Osvaldo el riff, incluso hasta el comienzo del solo, y Ricardo luego agregó la estrofa final”.
Demos por sentado lo que ya se supone sabe cualquier metalero y tantas veces hemos dicho en este espacio: “V8” fue la banda más importante de la génesis del Metal de este país y su primer disco fue el ahora inmortal “Luchando por el metal” del año 1983.
Justamente ese disco era algo nuevo, incierto. Quién haya tenido en sus manos esa tapa negra sin mayores datos que una referencia al motor de un auto y a un estilo musical inédito en el país, de seguro le habrá despertado curiosidad saber con qué se encontraría. Si nos situamos en contexto todo era precario en ese álbum: su arte, su sonido y otros elementos que no daban mayores indicios que algo fuera pensado o planificado, se notaba naturalidad y espontaneidad de sus integrantes para hacer música, por eso nos genera la duda de si fue casual o no que la canción que abre ese álbum encajara tan perfectamente en ese lugar, a modo de manifiesto, de declaración de principios, que apenas te encontrás con ese disco comience a sonar “Destrucción” y sea una patada en la cabeza diciéndote “esto somos nosotros”:
Zamarbide: “Consideramos que era un tema que nos representaba muy bien y por eso lo elegimos para abrir el LP”.
Rowek: “Creo que en ese sentido se mostro que no habia egoismo ya que Ricardo venia con la banda de antes, sin embargo no tuvo ningun inconveniente en que  sea el tema que abra el disco, y se eligió porque del vamos se noto la polenta del tema y lo que producia al escucharlo”.
Con respecto a las características de manifiesto de la canción, Zamarbide amplia: “Si definitivamente, los cuatro lo abrazamos como un himno de guerra”.
Pasemos a recordar la letra:



Ya no creo en nada
Ya no creo en ti
Ya no creo en nadie
Porque nadie cree en mi

No dejan pensar
No dejan crecer
No dejan mirar
pero por suerte puedo ver

Que la decisión
del juicio final
será la solución, destrucción

Parece mentira, tanta estupidez
tanta hipocresía, tanta tozudez
gente en la miseria eso es lo que son
conformando el planeta
del yugo y del dolor

Sé que la decisión del juicio final
será la solución…

¿Compleja? Para nada, si hay algo que caracteriza a las letras del Metal Argentino es su mensaje directo sin lugar a ambigüedades, sin palabras rebuscadas pero al mismo tiempo sin dejar de lado la poesía y la belleza. “Destrucción” sentó las bases de una manera de escribir para lo que luego vendría.
Situémonos nuevamente en contexto: corría el año 1983, la dictadura militar había terminado y en lo formal comenzaba un periodo democrático, pero en la realidad el aparato social y cultural aún se mantenía. Cuatro adolescentes hijos de la clase trabajadora se juntan a hacer Heavy Metal, uno de ellos, Gustavo Rowek, viene ideológicamente con las influencias anti sistema del Punk. Esas cuatro personas que van a contramano del pensamiento imperante manifiestan su cansancio ante las promesas incumplidas, ante el cambio que nunca llega, la decepción y el desencantamiento dan lugar a la rabia y la furia. Ellos lo entendieron todo a temprana edad, el mundo está configurado para que una parte de la sociedad viva aplastada, ellos pertenecen a ese lugar y proponen una solución final canalizada por su bronca.
Zamarbide: “Si bien intencionalmente estábamos tomando distancia del establishment cultural, al menos en mi caso, no tenía idea de lo que podía llegar a provocar”. Recuerda Zamarbide.
Rowek: “El tema se llamaba ´Juicio Final´, pero en esa época si un titulo ya existía había que cambiarlo, y había un bolero con ese nombre, y entonces fue ´Destrucción´. Pero el mensaje que se quería dar no era exactamente ese, sino que un poco hablaba de estructuras muy corruptas impuestas en el tiempo y la necesidad de empezar de nuevo”.
Pero la canción no finaliza ahí, Ricardo Iorio tenía algo más para decir y lo dejó escrito en la última estrofa:
Se siente en el aire
la fuerte tensión
Esta es la imponente furia de mi motor.
Arrasará con todos y también con vos
Que morirás llorando
por blando que sos.

La decisión
del juicio final
será la solución, destrucción.

Si la primera parte de la canción describía el presente y una solución inmediata, Ricardo Iorio en esta estrofa fue más allá manifestando que el Metal era un nuevo lugar sin espacio para blandos y que pretendía barrer con todo lo establecido.
Recordemos que los “blandos” eran los hippies de los años 80, ese movimiento pasivo ajeno a la realidad que identificado con músicos como Piero y parte del rock nacional emergente de esa época no se comprometía a transformar la realidad ni siquiera a través de un mensaje en una canción, prefiriendo por el contrario sumergirse en ignorar los malos momentos del país y juntarse a ser “alegres”. Es decir, en esa última estrofa Iorio cierra su manifiesto identificando al “otro”, a ese que no somos nosotros, identificar al “otro” es el método más efectivo para decir quiénes somos “nosotros”.
El sonido no queda ajeno a la letra, ya desde el principio se escucha el arranque de un motor haciendo un paralelismo metafórico a lo que luego será la furia veloz reflejada con los primeros acordes de la guitarra de Osvaldo Civile y dar paso a la batería y bajo de Rowek y Iorio respectivamente, resumiendo en una rápida marcha con el acelerador a fondo:
La anécdota de Zamarbide es por demás representativa: “La idea original era registrar el sonido del motor V8, salimos a la calle a buscar uno sabiendo que había y aún hay muchos talleres en el barrio del estudio. Finalmente a la vuelta encontramos un Torino y grabamos ese que es el que se escucha en el disco ´Luchando por el Metal´”.
“V8” se separó, pero esta canción resistió el paso del tiempo. Dentro del Metal Argentino hay una particular costumbre en que muchas veces a las bandas cuando se les suele pedir una canción automáticamente toda la gente en coro comienza a gritar “Destrucción, destrucción”, tenga o no tenga que ver el músico con el origen de esa composición. Claro está, que cuando el pedido va apuntado a músicos como Alberto Zamarbide, Gustavo Rowek, Ricardo Iorio o algunas de las bandas que estos formaron, la multitud enardece mucho más como si de una retrospectiva en vivo se tratara.
Pero el caso no deja de ser particular, ya que no queda fuera de contexto que “Destrucción” sea una canción pedida a cualquier músico del Metal ya que podemos afirmar que esta composición ha dejado de ser parte exclusiva de “V8” para ser patrimonio de todo el pueblo metalero, desde el seguidor de “V8” hasta incluso fanáticos de “Rata Blanca”, lo que habla de la transversalidad con la que carga un himno. Tal vez esos seguidores se diferencien en identidad y gustos por sus bandas, pero cuando suena “Destrucción” la unión hace la fuerza.
“Creo que a esta altura ya es una canción que le pertenece al metalero/a; para mí es una especie de carruaje fantástico, en cuyo interior se puede observar lo genuino y fresco de nuestra impronta que poseíamos por aquellos tiempos. Lo que logramos uniendo nuestra fuerza interior”. Finaliza Zamarbide.
“Destrucción” no será la canción más pegadiza del Metal Argentino, pero sin lugar a dudas es la más importante, trasciende su épica de himno ya que también carga con un manifiesto que no solo sirvió para la época sino que aún sigue vigente luego de 3 décadas. Definió ideal, propuesta, la furia característica del metal,  una forma de escribir letras, un “otro” y un “nosotros”. Hoy esta canción le pertenece a todo aquel que se sienta parte del Metal Argentino.