¿Deben los niños aprender a cocinar? ¿Y quién les va a enseñar?
Por Julián Gallo
Jamie Oliver clama desde su conferencia en TED que “cada niño al salir de la escuela sepa cocinar al menos 10 recetas que puedan salvar su vida”. Pero la pregunta es ¿quién les va a enseñar a los niños a cocinar? ¿Los padres? ¿La escuela?
La relación más frecuente que los niños tienen con la cocina es de interés. Pero no es común que se los deje cocinar. Al excluirlos se los priva de acceder a conocimientos fundamentales para el desarrollo de sus vidas, porque de eso se trata cocinar, o al menos eso es lo que dice Jamie Oliver.
En el mundo hay una creciente prédica que busca involucrar cada vez más a los menores en el interés por los alimentos y su preparación. The Kids Cook Monday, por ejemplo, es una inciativa que alienta a las familias a que cada lunes los padres cocinen junto a sus hijos y les enseñen los principios de la cocina. Pero hay un problema, muchos padres no saben cocinar.
Adultos analfabetos
Una parte importante de la población adulta de hombres y mujeres es “analfabeta” en la cocina. De verdad no saben cocinar nada. Eventualmente son capaces de combinar agua caliente con el contenido de un sobre para hacer un puré o una sopa, pero ignoran por completo cualquier procedimiento de cocina que vaya un poco más allá. Si se lo piensa, debería ser muy extraño no saber cocinar, pero lo que antes era raro ahora es casi normal. Estos adultos son la última etapa de una involución progresiva que comenzó aproximadamente hace 40 años y que implicó el distanciamiento del acto de cocinar. Jamie Oliver sueña en su conferencia en TED (publicada al final) con revertir ese drama: “Sí una persona le enseña a cocinar a tres personas, y cada una de esas personas lo hace con otras tres más, y esto sucede 25 veces, toda la población de EE.UU aprendería a cocinar”. Pero el propio cocinero cree que esa es una idea “romántica” (en el sentido de deseable pero inalcanzable). Y probablemente lograr que todos aprendan a cocinar sea eso, una idea romántica y muy difícil de desarrollar. Entonces ¿Quién le enseñará a los chicos?
Foto "Looks Great!" por MacAnthony Flicr CC
Nenas y varones
En los hogares del pasado la cocina era un ambiente y una actividad excluyente del mundo femenino. Esa configuración familiar hacía también que las niñas ayudaran en la cocina (desde muy pequeñas) y aprendieran los procesos y técnicas que requiere cocinar algo, lo que las convertiría más tarde en administradoras y cocineras idóneas. Los niños varones quedaban afuera de esa iniciación, formando en la mayoría de los casos hombres completamente ineptos en la cocina .
En el modelo antiguo que prosperó hasta un poco más allá de la década del 60, el saber de la cocina se deslizaba entre mujeres de una generación a otra. Lo hacían al compartir las madres con las hijas todos los quehaceres de la vida cotidiana relacionados con las comidas: evaluar y adquirir alimentos, lavar, picar, mezclar, amasar, hornear, empanar, etc., y también servir la comida, levantar la mesa, lavar los platos, conocer las recetas de estación… Era un enfoque holístico de la comida. El aprendizaje no se reducía a “hagamos algo divertido” o “juguemos a cocinar”, sino que se trataba de una inmersión constante y sin estridencias sobre toda la parafernalia de conocimientos que rodea la compleja logística de la comida diaria (que no es solo cocinar).
No es posible acá (en esta nota en Cukmi) tratar de desarrollar las intrincadas razones por las cuales esa forma del trasladar el conocimiento sobre cocina entre mujeres desapareció, ni tampoco discutir sobre si era un modelo adecuado o no. Pero si reconocer una cosa, no hay dudas que la cadena del saber en muchas casas se detuvo, tal cual lo describe el periodista Mark Bittman. Y esa es la situación hoy, en muchísimos hogares existe un grado muy bajo o nulo de conocimiento sobre cocina, y ahora fluye de generación en generación no el saber, sino la ignorancia. Así la primera pregunta “¿Deben los niños aprender a cocinar?”, debería reemplazarse por “¿Deben los adultos aprender a cocinar?”.
La escuela
Es posible llegar a un acuerdo en la afirmación que sostiene que muchos hogares están formados por padres que no tienen conocimientos suficientes sobre cocina como para enseñarle a sus hijos ¿Sería la escuela una alternativa? ¿Podría haber algunas horas a la semana dedicadas a aprender a cocinar?
Esto puede producir entusiasmo, pero ¿es posible? Solo imaginar el debate que esto puede generar, resulta asombroso. Una lista cualquiera de preguntas sobre el tema es expresiva para ver el tamaño del problema
Algunas preguntas que puede despertar la idea de enseñar a cocinar en las escuelas:
¿Tiene la escuela la infraestructura para poder impartir una clase de cocina segura a los alumnos?
¿Habrá que contratar a nuevos docentes especializados para enseñar? ¿O ”Cocina” estará a cargo del staff docente que ya existe?
¿Los padres tendrán que comprar los ingredientes o lo hará la escuela?
¿Con qué presupuesto la escuela comprará los alimentos?
¿Será “Cocina” una actividad extracurricular o formará parte del programa académico?
¿A qué materias se le quitarán horas?
¿Tendrá “Cocina” un enfoque con énfasis en la salud alimenticia, la cultural culinaria, los fundamentos sociales de la comida o las bases científicas de la cocción?
¿Se procurará estimular una identidad culinaria argentina?
¿Quiénes definirán qué es la identidad culinaria argentina? ¿Historiadores, antropólogos, chefs?
¿Qué harán los niños de padres vegetarianos en una clase donde se enseñe a cocinar carnes?
¿Podrá la escuela garantizar las normas de higiene fundamentales para evitar la contaminación de alimentos?
¿Comerán los niños la comida que pudieran preparar?
etc.
Seguramente nunca sucederá que la escuela tenga clases de cocina. No porque no sea importante, sino porque puede ser imposible resolver los dilemas que el tema plantea. La escuela con buena voluntad y esfuerzo podría tener algunos “talleres” de cocina, tal vez los fines de semana. Podrían los docentes crear clases especiales (seguramente aburridas) sobre algunos aspectos relacionados con la comida: Salud y alimentación (aburrido), historia de la comida (aburrido), la ciencia de la cocción (aburrido). Podrían organizarse giras de algunos cocineros destacados para dar charlas en las escuelas. Etc. Todas buenas acciones, pero completamente inútiles para aprender a cocinar.
La solución no es que la escuela le enseñe a los niños a cocinar, es que los padres aprendan (como sea) y participen de ese conocimiento a sus hijos. Hay que reparar algo que se rompió. Llegado el caso, cada lunes (como propone The Kids Cook Monday), padres e hijos podrán aprender al mismo tiempo aquello que no saben.