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Los niños obesos son más propensos a no controlar sus niveles de saciedad.

Una nueva investigación asegura que comer sólo cuando se tiene hambre, ayuda a reducir el sobrepeso y a no alimentarse en exceso.

El estudio realizado por la Universidad de Pensilvania, descubrió que los niños que probaron un bocadillo antes de la comida, porque el hambre se los pedía, tenían menos riesgo de subir de peso.

La investigación lidereada por Tanja Kral, encontrró que los niños con sobrepreso eran más propensos a comer en exceso cuando se les presentan bocadillos apetitoso, incluiso después de comer hasta sentirse llenos.

Sin embargo, los niños con peso normal que comen un aperitivo, incluso antes de la comida, pueden controlar sus niveles de saciedad para no comer en exceso.

"Los niños con sobrepeso tienen un deterioro en la capacidad para ajustar las diferencias de calorías consumidas aunque ya estén satisfechos", dijo la autora principal Tanja Kral.
"Estos hallazgos sugieren que algunos niños son poco sensibles a las señales internas de hambre y saciedad”.

Los investigadores creen que esta incapacidad puede ser heredada y aumentar a medida que se le ofrecen alimentos deseables, aseguró la investigadora.