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Juzgan a piloto policial por tráfico de influencias

El subcomisario Martín Horacio Sarmiento está acusado de alertar a los narcos que eran investigados y de pedir dinero a cambio.



El 9 de septiembre de 2009, el Tribunal Oral Federal N°2 de la ciudad de Córdoba aplicó severas condenas a los integrantes de una banda de narcotraficantes que utilizaban aviones para trasladar la droga. La máxima pena recayó sobre Mario Baldo, empresario agropecuario de Jesús María, al que le aplicaron 12 años de prisión. A Claudio Mauricio “Longui” Marchetti, otro de los condenados, lo sentenciaron a 10 años.

A más de cuatro años de aquel fallo, el mismo tribunal empezó a juzgar ayer al subcomisario Martín Horacio Sarmiento (40), piloto integrante de la Patrulla Aérea Policial, imputado por el delito de “tráfico de influencias”, supuestamente cometido al contactarse con Baldo y Marchetti para alertarlos de que eran investigados por contrabando de estupefacientes.

Según la acusación, Sarmiento habría obtenido información del oficial Roque Omar Cabeza, quien lo entrevistó para que le explicara sobre las coordenadas de vuelo porque, según dijo, estaba investigando a narcos que utilizaban dos aviones Cessna para transportar droga. En su momento, Cabeza también estuvo imputado y fue expulsado de la Policía, a pesar de que fue sobreseído. Lo contrario sucedió con Sarmiento, quien siguió imputado, pero fue ascendido por el exjefe Alejo Paredes.

La situación del piloto policial, que también traslada a funcionarios provinciales cuando faltan aviadores de la Provincia, está comprometida por intervenciones telefónicas y encuentros con Baldo, de donde surge que pedía entre 10 y 30 mil pesos y, después, 7 mil dólares por la información que aportaba.

Testimonio

Al iniciarse el juicio ayer, después de escuchar la acusación y de dar sus datos personales, Sarmiento dijo que declararía, pero no respondería preguntas.

Su coartada consistió en reconocer llamadas y encuentros, después de conocer a Baldo, porque buscaba pilotos de fumigación que lo reemplazaran en una actividad privada, ya que se vio obligado a dedicar más tiempo a la tarea policial al lanzarse el operativo verano. Sostuvo que también hacía de intermediario en la compra y venta de aviones.

Contó que Baldo quería vender un Cessna 182 y él lo ofreció a un comprador que finalmente desistió. Con esa intermediación, Sarmiento habría intentado explicar el pedido de dinero al grupo narco. De las conversaciones surge que habría percibido 10 mil pesos.

Curiosamente, cuando el presidente del tribunal, Carlos Lascano, preguntó cuántos aviones llegó a vender en esa actividad, el subcomisario respondió: “Ninguno”.