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Tu química corporal puede quedar afectada







Si llevas tatuada una porción generosa del cuerpo, especialmente la espalda, el vientre, los costados o los brazos —piensa en medias mangas o en mangas completas—, puede que lo hayas notado: por ahí sudas distinto, sudas menos que en otras zonas aledañas, y menos de lo tú mismo sudabas antes de entintarte. Si lo has notado, puede que hayas pensado: “Menos sudor, menos incomodidades. Eso que gano”. Bueno, no tan rápido.





Según un reciente estudio conducido por investigadores del Departamento de Fisiología Integrativa y Ciencias de la Salud del Alma College de Michigan, los tatuajes pueden afectar a nuestra sudoración. Afectan a un doble nivel: cantidad o capacidad para sudar y composición. Y eso puede tener implicaciones en tanto que afecta a las capacidades termoreguladoras del cuerpo.





Los tatuajes pueden afectar a nuestra sudoración a un doble nivel: la cantidad de sudor que generamos y su composición






Para su estudio, publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, los investigadores midieron la sudoración de 10 hombres sanos en distintas partes del cuerpo. Todos los participantes tenían uno de los lados del torso tatuado, y el otro sin tatuar. Los resultados mostraron diferencias consistentes en la sudoración de ambos costados, sin importar la antigüedad del tatuaje.





Concretamente, los científicos encontraron que las zonas tatuadas presentaban una tasa de sudoración menor (hasta un 53% menos) y una mayor concentración de sodio en el sudor (en torno al doble)





¿Qué implicaciones tienen esas diferencias?

Bueno, para el común de los normales, con algún tatuaje pequeño y una actividad física normal, prácticamente ninguna. Nada que vayamos a apreciar. Pero esa sudoración menor sí puede tener efectos a nivel de salud y rendimiento en situaciones de exigencia física extrema.




La mayor concentración de sodio se debería, según los investigadores, a que la tinta bloquea parcialmente la reabsorción de sodio por parte del piel durante la sudoración




Sudar nos ayuda a controlar la temperatura corporal. No sudar lo suficiente puede llevarnos a estados de hipertermia, que en algunos casos extremos pueden llegar a ser fatales. La mayor concentración de sodio se debería, según los investigadores, a que la tinta bloquea parcialmente la reabsorción de sodio por parte del piel durante la sudoración, lo que implica una mayor probabilidad de deshidratación, que puede favorecer la aparición de calambres o tirones durante una sesión intensa de ejercicio.





El estudio apunta en sus conclusiones a deportistas de élite, pero también a otros ámbitos exigentes a nivel físico. “Miras a gente en el ejército, donde los tatuajes son prevalentes, y si esas personas se ven expuestas a altas temperaturas y a una gran carga de trabajo, podría haber problemas termoregulatorios”, explica Maurie Luetkemeier, coautor del trabajo.





La muestra del estudio era suficientemente pequeña y sesgada como para que nadie se atreva a sacar conclusiones a gran escala. Luetkemeier y su equipo quieren ahora repetir el estudio ampliando la muestra y recogiendo datos en escenarios de actividad reales, en vez de recurrir a inductores de sudoración en situación de reposo en el laboratorio.





Tú, de momento, quédate con la idea: el tatuaje, en tanto que supone una agresión de la dermis reticular, afecta a las glándulas sudoríparas y altera nuestra capacidad para sudar. ¿Importa? A menos que seas atleta y vayas cubierto en tinta, no mucho. Pero eh, igual te sirve de tema para romper el hielo con esa chica o chico tatuados que tanto te gustan.