Desde los años 80 el capitalismo, en su versión más letal, ha ido extendiendo su lógica depredadora en forma de pandemia globalizada. Con la caída del antiguo modelo de estatalización burocratizada de la vida política en la Europa oriental también desapareció un freno efectivo al desenfreno privatizador, a la voracidad especulativa y a la rapiña explotadora propia del neoliberalismo. El resultado de la aplicación de este nuevo enfoque político dominado por la teocracia bancaria y megaempresarial ha sido en primer lugar el aumento espectacular de la desigualdad en los ingresos entre ricos y pobres. Las evidencias son aplastantes:
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) En 1976 el porcentaje sobre el total de los ingresos de los EEUU controlado por el 1% más rico de los hogares fue del 8.9%. En 2007 este porcentaje se elevaba al 23.5%. Los 400 estadounidenses más ricos habían llegado a acumular una riqueza combinada similar a la del 50% más pobre de la población. (Fuente: Grupo de Trabajo sobre desigualdad extrema-USA)
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) El indicador más usado para medir la desigualdad en la distribución del ingreso es el coeficiente de Gini. Cero (“0”) sería la perfecta igualdad donde todos los ciudadanos poseen lo mismo y “1” la perfecta desigualdad, donde un solo ciudadano lo posee todo, mientras los demás no poseen nada. En el interior de los países, el aumento de la desigualdad de ingreso ha sido la norma: ahora hay más países con un coeficiente de Gini alto que en la década de 1980. Por cada país donde la desigualdad ha disminuido en los últimos 20 a 30 años, ésta aumentó en más de dos países. (Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidad del año 2010, pg. 81).
- ) Para la inmensa mayoría de los habitantes del mundo el componente más importante de sus ingresos es su salario. Los ingresos provenientes del capital, por el contrario, son la fuente de riqueza fundamental entre los más ricos. La participación relativa de los ingresos del trabajo y del capital es un punto que atañe a cualquier análisis sobre desigualdad. Las investigaciones llevadas a cabo para el citado Informe arrojan una caída de la participación del trabajo en 65 de los 110 países estudiados (casi 60%) en las últimas dos décadas. Algunos países de gran tamaño, en particular Estados Unidos, la Federación de Rusia e India, han registrado descensos considerables, de hasta 5 puntos porcentuales entre 1990 y 2008, lo que impulsó una caída de 2 puntos porcentuales en la participación mundial promedio del trabajo. Dichos descensos coinciden con la menor sindicalización y la mayor apertura comercial y financiera en buena parte de los países desarrollados desde 1970 . (Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidad del año 2010, pg. 82). Las rentas del trabajo (auténtica y primigenia fuente de la riqueza, junto con los recursos naturales) están cayendo mientras las rentas especulativas del capital explotador no dejan de aumentar.
- ) En las dos mayores economías capitalistas del mundo se ha comprobado durante las últimas décadas como el aumento del PIB (crecimiento económico bruto) ha ido aparejado al aumento de la desigualdad, medida por el índice de Gini. Los beneficios y costes de la explotación capitalista se reparten, por tanto, de manera extremadamente injusta y desigual: