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La cantidad de teléfonos celulares supera a la población argentina. El conocimiento sobre la radiación que emiten es escasa y las consecuencias de su uso, casi desconocidas. Falta de información y una legislación inexistente dejan a los usuarios desprotegidos y abandonados a la leyes del mercado.



En el uso de los celulares, si bien la antena de emisión es de baja potencia, se mantiene pegada a la cabeza del usuario, por lo que éste recibe la máxima exposición.


“Cámara 3.0, mp3, radio FM, Wifi, memoria de 3GB expandible y lo mejor, es Touchcreen de alta resolución” describe Oscar en un negocio de venta de celulares y servicios de la calle Santa Fe esquina Bulnes. ¿Y el SAR? “¡Qué cosa!”, el SAR, “No sé.” Oscar ofrece la caja para ver si aparece el valor del SAR. “¿Qué es eso? –pregunta- Nunca lo había escuchado”.

Pero Oscar no es el único que no sabe qué es el SAR, sobre nueve negocios de marcas diferentes Luis, Mariano, Jorge, Laura, Ingrid, Alfredo, María y Andrea, todos vendedores de teléfonos celulares, dicen lo mismo: “SAR, ni idea.”

El SAR, Tasa de Absorción Específica o Specific Absorption Rate (SAR), según su sigla en inglés, es la absorción del número de Watts (W) por cada kilo de tejido (kg), por lo que el SAR se expresa en W/kg. Para ser más claros, un celular recibe y emite constantemente ondas electromagnéticas que viajan desde y hacia la antena de las torres de celulares. Esas ondas son absorbidas por los tejidos del cuerpo humano cercanos al aparato, la cantidad de radiación que absorben los tejidos es conocida como SAR. Todos los celulares tienen un SAR, casi nadie lo sabe.

En el trabajo, Normas y estándares aplicables a los campos electromagnéticos de radiofrecuencias en América Latina: guía para los límites de exposición y los protocolos de medición de Jorge Skvarca y Aníbal Aguirre, Departamento de Electrónica, Facultad de Ingeniería de la UBA, se define que el SAR es la tasa de absorción específica empleada para cuantificar los efectos biológicos y definir los límites de exposición. “Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) estos efectos se clasifican como biológicos cuando la exposición a un CEM (campo electromagnético) produce alteraciones en algún sistema biológico, tales como cambios en la concentración o el transporte de alguna sustancia. Los efectos biológicos pueden sobrepasar el umbral que el cuerpo humano puede compensar y así menoscabar la salud. Estos efectos sanitarios adversos por exposición a radiofrecuencias y microondas pueden ser térmicos o atérmicos. Los efectos térmicos son el resultado de la interacción entre un CEM y un sistema biológico. Esto provoca el incremento de la temperatura, ya sea en la zona irradiada por el CEM o en todo el organismo, en dependencia de las condiciones de exposición y de la frecuencia del CEM. Los efectos térmicos más estudiados están relacionados con el deterioro o la pérdida de la visión y de la fertilidad, ya que al estar el cristalino y las gónadas en zonas de poca irrigación sanguínea, el calor generado por la acción del CEM no se disipa con facilidad.


El SAR es la cantidad de radiación que absorben los tejidos

”Los efectos atérmicos se producen como resultado de la exposición al CEM de muy baja intensidad sin elevación de la temperatura en los sistemas biológicos.”

En las Resoluciones del Ministerio de Salud, MS 202 / 1995, y de la Secretaría de Comercio, SeCom 530 / 2000, se estableció que los límites ocupacionales y públicos son similares a los de las normas de la Internacional Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP), por lo que los celulares no deben tener un número SAR mayor de 2.0 W/kg.

Es decir, ningún celular que se venda en la Argentina debería tener un SAR superior a 2.0W/kg. El problema es que no se dice y ningún usuario lo sabe. Sobre una encuesta realizada en la calle a 40 personas, ni una supo responder lo que era el SAR, ¿A usted se lo informó a la hora de comprar un celular?

¿Y las empresas?

Para realizar este informe se intentó contactar a siete marcas de celulares, tres de ellas, a través de las empresas que hacen su prensa, dijeron que no tienen ninguna persona autorizada para hablar. ¿Por qué?

Según el Ingeniero electrónico, Claudio Muñoz miembro del CAERCEM (Centro Argentino de Estudios de Radiocomunicaciones y Compatibilidad Electromagnética) y del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires), “Pareciera que las empresas carecen de información o si la tienen no están confiados. Tienen miedo, a mí me parece, esto es puramente personal. Tienen miedo de que la información que les viene de afuera sea válida y por las dudas no dicen nada. Pero siempre llegamos a la misma conclusión, lo mejor sería que esto se divulgara. En cuanto la gente más sepa sobre este tema, menos inquietudes va a tener, menos dudas, y si las tiene va a ser sobre algo más fundamentado, porque lo peor que puede pasar es que alguien tenga una duda sobre algo que no está fundamentado.”

Y agrega, “no te digo que el celular es una panacea y no hace nada, pero tampoco, por lo que se conoce hasta ahora, va a producir la extinción del ser humano. La verdad es que hoy en día no lo sabemos o, si se sabe, no se da a conocer.”

En la Argentina según proyecciones del INDEC, la población ronda casi los 40.519.000 habitantes. Para la Comisión Nacional de Comunicaciones hay 53.614.971 celulares en funcionamiento y para la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina, 54.622.600. Es decir que hay más de un celular por habitante. Antenas, de eso se habla cuando se nombra a un celular.

En el estudio publicado por el Dr. en radioquímica de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Rodolfo E. Touzet, El control de los riesgos de las RNI, en particular de los teléfonos celulares y sus antenas de transmisión puntualiza: “En sólo 20 años la densidad de potencia de los campos electromagnéticos medidos en algunas ciudades ha aumentado 100 veces lo que implica que los efectos biológicos en los seres vivientes expuestos debería también haber aumentado 100 veces.”

“La antena y el celular, son los dos antenas, los dos transmiten a la misma potencia, cuando se establece la comunicación los dos están transmitiendo en la misma potencia, la diferencia que hay con la radio base, es que la radio base tiene n cantidad de canales y el teléfono tiene a lo sumo un canal operativo. Tener un teléfono al lado sería estar parado al lado de una radio base que tiene un solo canal. De hecho desde el punto de comunicación, es probable que el celular tenga un poquito más de potencia que la radio base, porque desde el punto de vista físico el celular está en peores condiciones. La radio base está arriba y tiene lo que decimos una iluminación de la zona que atiende, el celular está abajo y está tapado de edificios con lo cual lo obliga a trabajar con una potencia, un poquito más elevada. Obvio que cuánto más abajo estés peor es.” explica Muñoz.

Touzet lo deja bien en claro: “la exposición a la radiación es mucho mayor en un usuario de un celular que la de una persona que vive en las cercanías de una antena de transmisión.” Ya que: “En el uso de los celulares, si bien la antena de emisión es de baja potencia, se mantiene pegada a la cabeza del usuario, por lo que éste recibe la máxima exposición. En consecuencia, la situación de mayor exposición y, por ende, la de mayor riesgo es la de los usuarios de celulares que realizan muchas llamadas por día.”

Touzet es muy profesional en su discurso y sin bien no intenta alarmar recalca: “Debido a que aún no se tiene certeza que el uso de los teléfonos celulares es absolutamente inocuo para la salud y considerando que los resultados de algunas experiencias, si bien no han sido validadas todavía, resultan inquietantes, es conveniente instalarse del lado seguro del problema, y hacer uso del criterio de precaución, tomando algunas medidas simples para evitar eventuales riesgos innecesarios.” Uno de ellos debería ser que la información sobre el SAR esté expuesta o al menos se informe a los vendedores y compradores.

En los Estados Unidos, la Junta Municipal de San Francisco aprobó por 10 a uno, una ley que ordena que desde febrero de 2011, los vendedores de teléfonos celulares divulguen la cantidad de radiación que absorbe el cuerpo por la acción irradiante de cada teléfono que venden (SAR). En la Argentina no hay ningún proyecto de ley, no se difunde ningún tipo de información y el mercado, ya saturado en adultos, comenzó a apuntar a los chicos.

Tanto Muñoz, como Touzet enfatizan que los chicos no deberían estar expuestos a las radiaciones de los celulares. Sin embargo en la actualidad ya se ven publicidades que apuntan a ese nuevo mercado.

Touzet especifica: “Sería conveniente poner en conocimiento de la población que aún no se puede descartar la existencia de efectos sobre la salud del hombre por lo que se debe limitar el uso de celulares a lo realmente necesario y en particular se debe limitar el uso innecesario por parte de menores en los cuales la tasa de absorción de energía (SAR) es mucho más importante que en los adultos. Pero estas medidas de información del público debieran hacerlas las autoridades de salud o las asociaciones profesionales dado que las empresas que usufructúan el servicio pueden tener razones comerciales para evitar el esclarecimiento de la gente.”

En la Argentina no hay ningún proyecto de ley que obligue a informar a los usuarios sobre el SAR de los celulares, nadie lo sabe, no se habla del tema, pero todos conviven con él.

Más información sobre SAR:
Normas y estándares aplicables a los campos Electromagnéticos de radiofrecuencias en América Latina: guía
para los límites de exposición y los protocolos de medición
http://journal.paho.org/uploads/1162235055.pdf

[Fuente http://notio.com.ar/especiales/celular-conoces-tu-numero-conoces-tu-sar-1690