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El fin del mundo es aterrador. Pensar en que de hecho ocurra parece inconcebible: no solo significaría el final del entorno inmediato de la persona, sino que también de todo aquello que le resulta conocido o al menos está en su espectro de lo posible. Aquí están las 10 razones por las cuales los seres humanos están tan obsesionados con el fin de los tiempos.



#10 El ombligo del mundo: creer que su existencia es demasiado importante

No es difícil encontrar personas que relacionan el fin de la humanidad con el fin del mundo: El ser humano ha sometido al resto del planeta y lo ha puesto a su merced, lo cual lo hace sentirse el protagonista absoluto de su existencia. Por eso no sorprende que, además, la mayoría de las personas ubiquen al fin del mundo dentro de su línea temporal. La agencia Ipsos Global Public Affairs realizó una encuesta internacional en la cual participaron 16262 personas de más de 20 países. Keren Gottfriend, gerente de investigación de dicha institución, afirmó: “Ya sea que crean que va a llegar su fin a través de las manos de Dios, o un desastre natural o un evento político, cualquiera que sea la razón, uno de cada siete cree que el fin del mundo está llegando”.



#9 La luz al final del túnel: otorgarle un sentido a la vida

Ya lo dijo Sartre: "Decir que nosotros mismos creamos los valores no significa sino que la vida no tiene ningún sentido a priori". Al ser humano le resulta difícil encontrarle un sentido unívoco a su existencia, sobre todo cuando está tan mojado de la cotidianidad. Sin embargo, al encontrarse ante una catástrofe o una situación extrema, el hombre se ve empujado a ver el sentido final de todo. ¿Y cuál catástrofe es mayor al fin de los tiempos? Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra alemán, sobrevivió al Holocausto y escribió "El hombre en busca de sentido". En esa obra, Frankl hizo del sentido de la vida su método terapéutico y aseguró que "las dificultades, cuanto más grandes sean, acentúan el carácter de deber que tiene nuestra existencia, y con ello se da más sentido a la vida”.



#8 Bajos instintos: el anhelado poder

"Todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo", dijo el filósofo alemán Goethe. Sin embargo, cuando creen que el final está cerca, muchos dejan la religión y los valores morales de lado para dejarse llevar por sus deseos más ocultos, entre ellos, el de la necesidad de poder. El psicólogo norteamericano David McClelland esbozó una teoría de la necesidad que describe tres tipos de necesidades humanas, entre ellas, la de poder. En un escenario catastrófico, aquellos que persiguen al poder y son corrompidos ante su presencia encontrarían en el final de los tiempos el escenario ideal para dejarse llevar por sus ambiciones y ejercer su "poder personalizado", un tipo de necesidad que, según McClelland, se reduce a las ecuaciones "si yo gano, tú pierdes" o "yo pierdo si tú ganas".



#7 La parca gllobalizada: deseo colectivo de muerte

El psicólogo y psicoanalista ruso Immanuel Velikovsky escribió numerosas páginas sobre catástrofes antiguas y, a partir de sus investigaciones, creó la teoría de que la humanidad bloquea de su memoria aquellos acontecimientos fallidos y errores colectivos del pasado, mientras que, durante el presente, no hace más que desear esas catástrofes y crear los escenarios para su realización. Quizás esta teoría tenga que ver con la famosa "pulsión de muerte" descrita por el psicoanalista Sigmund Freud, una tendencia del hombre hacia la destrucción para volver al estado anterior a la vida.



#6 ¿Ya llegamos?: muertos de aburrimiento

Cuando niños, el aburrimiento era el tiempo que separaba a un juego de otro. Al crecer y asumir diversas responsabilidades, la vida adulta deja de lado lo lúdico y se transforma en una monótona repetición de días. Nada mejor para quebrar la rutina que el fin del mundo, ¿no? Según el psicólogo alemán Martin Doehlemann, existen dos tipos de aburrimiento: uno situacional y otra existencial. El situacional es fruto de una circunstancia específica, mientras que el existencial se asemeja a una crisis en el modo de vida. Por otra parte, de acuerdo a Peter Hooey, autor de "Aburrimiento: una historia de vida", existe el aburrimiento crónico generado por la deficiencia de ciertos neurotransmisores. De todas maneras, no se necesita de una catástrofe para terminar con este estado tan molesto, simplemente se trata de tomar decisiones que integren cambios en la vida.



#5 Palabra santa: está predicho

La escatología es la rama de la teología que se refiere al final de los tiempos y las diversas versiones que presentan las religiones sobre ello. Este término tiene su origen en las palabras griegas éskhatos, que significa ‘último’, y logos, cuyo significado es ‘estudio’. Ya sea con la segunda venida de Jesucristo o el Día de la Resurrección islámico, la mayoría de las religiones auguran que el fin de los tiempos estará marcado por la justicia, un valor que asegura que cada uno obtendrá lo que merece.



#4 El poder de la mente: es posible según el sentido común

La Guerra Fría fue un conflicto entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que se desarrolló durante casi 50 años. Durante todo ese tiempo, los enfrentamientos - tenían carácter ideológico, económico, social, militar y hasta deportivo - tomaron diversos grados de intensidad. Robert Oppenheimer, un físico norteamericano, estaba realizando junto a un grupo de investigadores el "Proyecto Manhattan", cuyo objetivo principal era desarrollar una bomba atómica. Los miembros del grupo realizaron una apuesta: si su bomba atómica se pusiera en funcionamiento, comenzaría una reacción en cadena que terminaría con la atmósfera. Por suerte, la explosión no se llevó a cabo pero podría haber sucedido tranquilamente.



#3 Carpe Diem: sin mañana, no hay consecuencias

Deudas. Fechas de entrega. Cuentas que pagar. Un escenario apocalíptico ayudaría a relativizar una vida adulta repleta de obligaciones que tienen fecha de caducidad, además de comenzar a hacer todas aquellas cosas que no se hicieron en su momento. La preocupación constante por lo que va a ocurrir desplaza la atención del momento en el cual ocurre lo mejor: el presente. Como ya lo sostenía Agustín de Hipona, filósofo y santo, "el pasado ya no es y el futuro no es todavía", entonces, ¿para qué preocuparse? En su lugar, la meditación es una práctica que permite conectarse con el aquí y ahora mediante la respiración.



#2 Viaje hacia el interior: hace que el hombre se entienda a sí mismo

Los griegos ya lo dijeron: "Conócete a ti mismo". Aunque no se conoce realmente quién lo pronunció, este aforismo griego invita a emprender el camino del autoconocimiento. Es sabido que lo verdadero en el hombre surge en las peores circunstancias: los papeles sociales adoptados en la cotidianidad son dejados de lado y la ambición toma el lugar central en las relaciones sociales. Sin embargo, un inminente apocalipsis también puede provocar la aparición de gestos heroicos que estaban ocultos. Muy Hollywoodense, ¿no? Sin embargo, existen personas a las cuales este conocimiento les está negado. Ellas padecen de alexitimia, un trastorno neurológico que no les permite identificar sus propias emociones.



#1 Todo concluye al fin: están en lo correcto

Es muy fácil hacerle burla a todos aquellos que vaticinaron el fin del mundo y fallaron. Más allá de lo absurdo de muchas de sus teorías, la realidad es que ellos admiten algo que la mayoría no se atreve: el mundo, inevitablemente, acabará. Los astrónomos afirman que el planeta verá su fin en alrededor de 7.5 mil millones de años, cuando el Sol lo absorba en su camino a convertirse en una estrella enana. Parece que todavía falta tiempo para comenzar a construir los refugios para el fin del mundo.