A todos nos gustan los experimentos sociales, pues muestran la realidad del mundo. Un fisicoculturista decidió llevar a cabo uno con el cual pretendía demostrar que la vida es más sencilla para los hombres atractivos.
No importa lo que este tipo dijera, las mujeres nunca se ofendieron. Y por lo que podemos ver, ninguna de ellas lo bloqueó o le reclamó, incluso le dieron sus números de teléfono. No puedo más que preguntarme ¿qué pasaría si un hombre considerablemente menos atractivo les hubiera mandado exactamente los mismos mensajes?