Buenas, espero les guste, algo que escribi yo.
Una brisa fria recorre mi cuerpo encarcelado, la misma que sentia cada vez que una batalla se acercaba. No era una brisa que me provoque escalofrios, era un simbolo de suerte, de confianza, de seguridad.
Apostados en un campo en la mitad de la nada, miro a los centenares de caballos bebiendo agua de un lago, mis hombres comentando de mi reputacion, de mis victorias, de mi temperamento. Los hombres que tiraban de las catapultas se tiraban al suelo exaustos del cansansio.
Estabamos cerca, el reinado del tirano oscuro llegaria a su fin pronto cuando vea lo que unidos podemos ser. Su ejercito estaba formado por hombres y bestias, lo que nosotros llamamos bestias. Se dice que donde pone el ojo, pone la espada Akron, lo que quiere lo tiene, es imperativo, impulsivo, lleno de odio y maldad. Pero pronto se terminaria todo ese reinado de oscuridad, de ocultarnos en arboles y cuevas para que no nos asesinen en masa como en los viejos tiempos.
Mis hombres estan listos y montan sus caballos, los que jalaban las catapultas y trabucos, subieron tambien a caballo. El desierto fue duro, pero corto a la vez, pense que nunca podriamos atravezarlo y sin embargo, no hubo ni una sola baja. Atravezamos una montaña, unos kilometros mas de llanura, y llegamos a una meseta para poder descanzar... Llevabamos en viaje un mes y las provisiones se acababan, si no llegabamos pronto a la provincia de Krigalon, pereceriamos en el intento, o no llegariamos con fuerza ante nuestro rival.
El Sol asota nuestras caras con sus primeros haces de luz. Era una señal de que todo iba en pie. Entramos a la provincia de noche, cuando hay mas seguridad y en la mañana seguimos vivos. Por las noches los grupos de guardia eran miles de caballos dispersandose a los cuatro puntos cardinales, y aun asi, no han notado nuestra presencia.
Mis hombres se preparan y se arman de coraje, o por lo menos, se convencen de ello. Mi cara siempre fue la misma, sin mostrar alegria, tristeza, emocion, preocupacion, temor o valor. Mi rostro y una piedra eran practicamente lo mismo. Mis hombres tiene que saber que tienen que contar conmigo, si flanqueo aunque sea un poco, todos y cada uno moriria en vano.
Tres horas a caballo y bajando una lomada pude denotar un punto oscuro chico a la distancia, era eso, el castillo, la provincia. Ese terreno es clave para su reino, no es su capital, pero es una ciudad bastante fuerte y resistente, si la conquistamos, le haremos saber que podemos hacerle frente, que puede ser derrocado. Todo es posible... Todo se puede.
Rapidamente las catapultas y los hombres que la llevaban aumentaron su marcha aprovechando la bajada, los arqueros desenvainaron sus arcos y mis caballeros desenfundaron sus espadas recientemente forjadas. dos sonidos eran claves a esta hora: el galopar de miles de caballos y el viento zumbando en nuestros oidos.
Lo que anterior mente era un punto negro a la distancia, se convirtio en una mancha mas cercana, para aumentar cada vez mas y mas a medida de que nos acercabamos. Cuanto mas cerca estabamos, mas nos dabamos cuenta de cuanto nos costaria y del por que decian que era recistente. Sus murallas aumentaban los 10 metros de alto y 5 metros de espesor. Seguramente necesitariamos mas que catapultas para hacer algo ahi... Y me arrepiento de haber traido tan pocas.
Dos kilometros de distancia nos separaban y mis tropas frenaron abruptamente cuando lo hice yo tambien. Le di la espalda al castillo para mirar a mis hombres. Las palabras sobraban, sabian a lo que se enfrentaban y la dificultad que ello mostraba. Si estaban aqui conmigo, es porque aceptaron el reto y lo encararon. Asi que me limite a mirarlos nomas, dicen que una mirada vale mas que mil palabras, pues, en esta ocacion, vale mas que millones.
Mirando al reino oscuro desenfunde mi espada y un solo grito vasto para que las catapultas hagan lo que mejor saben hacer: Disparar... Bolas de fuego cual asteroides con furia golpeando el suelo era lo que lanzaban. Diez, quince, veinte, treinta, parecia una lluvia de meteoros dorados ardiendo en fuego... La segunda tanda de rocas estaba lista, pero algo nos sorprendio y sospechamos. Las murallas se derrumbaron facilmente ante un ataque tan pobre.
Como hormigas salieron soldados del interior de ese lugar tan sombrio. Una mirada, nuevamente, vasto para darle la orden a mi general de que los arqueros disparen sus flechas y se preparen las ballestas gigantes... Como si las palomas volaran, de pronto diez mil flechas silbaban y cortaban el aire recorriendo esos dos kilomentros de distancia hacia los cuerpos debiles del enemigo.
Poco a poco seguian callendo como una bolsa de arena mojada al piso. Una segunda tanda de flechas volaron y asi una tercera tambien. Luego de la ultima tanda de flechas, pique a mi caballo para que marche y asi mis hombres conmigo. LUego a trotar para poder ir a toda velocidad.
Es dificil de describir con presicion que es lo que se puede escuchar en una guerra, espadasos, caballos relinchando, hombres muriendo, silbidos de espadas que rajan el aire, carne cortada. Un rejunte de sensaciones tambien lo acompañan, como el dolor, ansiedad, adrenalina, temor, valor, y demas.
Uno tras otro caian y mis hombres seguian avanzando. Las ballestas gigantes fueron desarmadas porque no iba a ser necesario su uso y junto con las catapultas comenzaron su camino al interior del castillo, mientras que mis hombres y yo seguiamos avanzando entre la multitud de armadura negra que no nos hacia daño.
Al sonar una trompeta, los sobrevivientes corrieron al interior y buscaron refugio, corriendo desesperadamente. Era nuestro momento. Con una orden alzando la espada, mis Lothoriels* comenzaron su galope para juntarse conmigo y una vez reunidas todas las tropas, ingresamos cuidadosamente, buscando trampas secretas y cuerpos que se muevan.
Muchos de mis hombres se bajaron y corrieron a las murallas matando a todo aquel que se le interponga. Mis Lothoriels me rodearon y sus hombres bajaron de sus caballos y junto a los caballeros buscaron casa por casa para liquidar a los que quedaban con vida en este putrefacto lugar.
Victoria, era una victoria segura, casi no tuvimos bajas y las de ellos aumentaban a cada instante. Para la media noche el lugar era nuestro, no quedo nadie y los pocos que intentaron escapar, fueron asesinados. Mensajeros nuestros corrieron en varias direcciones del mapa llevando la voz de lo susedido en este dia.
Algo me inquietaba... Algo raro habia en todo esto. Algo no encajaba... Si era una de las ciudades mas resistentes entonces ¿ Por que cayo tan rapido y sin ningun esfuerzo ?... Seguramente mas adelante me lo pueda responder.
Historia de un Rey prematuro
Capitulo 1: Akron y el reino oscuro.
Capitulo 1: Akron y el reino oscuro.
Una brisa fria recorre mi cuerpo encarcelado, la misma que sentia cada vez que una batalla se acercaba. No era una brisa que me provoque escalofrios, era un simbolo de suerte, de confianza, de seguridad.
Apostados en un campo en la mitad de la nada, miro a los centenares de caballos bebiendo agua de un lago, mis hombres comentando de mi reputacion, de mis victorias, de mi temperamento. Los hombres que tiraban de las catapultas se tiraban al suelo exaustos del cansansio.
Estabamos cerca, el reinado del tirano oscuro llegaria a su fin pronto cuando vea lo que unidos podemos ser. Su ejercito estaba formado por hombres y bestias, lo que nosotros llamamos bestias. Se dice que donde pone el ojo, pone la espada Akron, lo que quiere lo tiene, es imperativo, impulsivo, lleno de odio y maldad. Pero pronto se terminaria todo ese reinado de oscuridad, de ocultarnos en arboles y cuevas para que no nos asesinen en masa como en los viejos tiempos.
Mis hombres estan listos y montan sus caballos, los que jalaban las catapultas y trabucos, subieron tambien a caballo. El desierto fue duro, pero corto a la vez, pense que nunca podriamos atravezarlo y sin embargo, no hubo ni una sola baja. Atravezamos una montaña, unos kilometros mas de llanura, y llegamos a una meseta para poder descanzar... Llevabamos en viaje un mes y las provisiones se acababan, si no llegabamos pronto a la provincia de Krigalon, pereceriamos en el intento, o no llegariamos con fuerza ante nuestro rival.
El Sol asota nuestras caras con sus primeros haces de luz. Era una señal de que todo iba en pie. Entramos a la provincia de noche, cuando hay mas seguridad y en la mañana seguimos vivos. Por las noches los grupos de guardia eran miles de caballos dispersandose a los cuatro puntos cardinales, y aun asi, no han notado nuestra presencia.
Mis hombres se preparan y se arman de coraje, o por lo menos, se convencen de ello. Mi cara siempre fue la misma, sin mostrar alegria, tristeza, emocion, preocupacion, temor o valor. Mi rostro y una piedra eran practicamente lo mismo. Mis hombres tiene que saber que tienen que contar conmigo, si flanqueo aunque sea un poco, todos y cada uno moriria en vano.
Tres horas a caballo y bajando una lomada pude denotar un punto oscuro chico a la distancia, era eso, el castillo, la provincia. Ese terreno es clave para su reino, no es su capital, pero es una ciudad bastante fuerte y resistente, si la conquistamos, le haremos saber que podemos hacerle frente, que puede ser derrocado. Todo es posible... Todo se puede.
Rapidamente las catapultas y los hombres que la llevaban aumentaron su marcha aprovechando la bajada, los arqueros desenvainaron sus arcos y mis caballeros desenfundaron sus espadas recientemente forjadas. dos sonidos eran claves a esta hora: el galopar de miles de caballos y el viento zumbando en nuestros oidos.
Lo que anterior mente era un punto negro a la distancia, se convirtio en una mancha mas cercana, para aumentar cada vez mas y mas a medida de que nos acercabamos. Cuanto mas cerca estabamos, mas nos dabamos cuenta de cuanto nos costaria y del por que decian que era recistente. Sus murallas aumentaban los 10 metros de alto y 5 metros de espesor. Seguramente necesitariamos mas que catapultas para hacer algo ahi... Y me arrepiento de haber traido tan pocas.
Dos kilometros de distancia nos separaban y mis tropas frenaron abruptamente cuando lo hice yo tambien. Le di la espalda al castillo para mirar a mis hombres. Las palabras sobraban, sabian a lo que se enfrentaban y la dificultad que ello mostraba. Si estaban aqui conmigo, es porque aceptaron el reto y lo encararon. Asi que me limite a mirarlos nomas, dicen que una mirada vale mas que mil palabras, pues, en esta ocacion, vale mas que millones.
Mirando al reino oscuro desenfunde mi espada y un solo grito vasto para que las catapultas hagan lo que mejor saben hacer: Disparar... Bolas de fuego cual asteroides con furia golpeando el suelo era lo que lanzaban. Diez, quince, veinte, treinta, parecia una lluvia de meteoros dorados ardiendo en fuego... La segunda tanda de rocas estaba lista, pero algo nos sorprendio y sospechamos. Las murallas se derrumbaron facilmente ante un ataque tan pobre.
Como hormigas salieron soldados del interior de ese lugar tan sombrio. Una mirada, nuevamente, vasto para darle la orden a mi general de que los arqueros disparen sus flechas y se preparen las ballestas gigantes... Como si las palomas volaran, de pronto diez mil flechas silbaban y cortaban el aire recorriendo esos dos kilomentros de distancia hacia los cuerpos debiles del enemigo.
Poco a poco seguian callendo como una bolsa de arena mojada al piso. Una segunda tanda de flechas volaron y asi una tercera tambien. Luego de la ultima tanda de flechas, pique a mi caballo para que marche y asi mis hombres conmigo. LUego a trotar para poder ir a toda velocidad.
Es dificil de describir con presicion que es lo que se puede escuchar en una guerra, espadasos, caballos relinchando, hombres muriendo, silbidos de espadas que rajan el aire, carne cortada. Un rejunte de sensaciones tambien lo acompañan, como el dolor, ansiedad, adrenalina, temor, valor, y demas.
Uno tras otro caian y mis hombres seguian avanzando. Las ballestas gigantes fueron desarmadas porque no iba a ser necesario su uso y junto con las catapultas comenzaron su camino al interior del castillo, mientras que mis hombres y yo seguiamos avanzando entre la multitud de armadura negra que no nos hacia daño.
Al sonar una trompeta, los sobrevivientes corrieron al interior y buscaron refugio, corriendo desesperadamente. Era nuestro momento. Con una orden alzando la espada, mis Lothoriels* comenzaron su galope para juntarse conmigo y una vez reunidas todas las tropas, ingresamos cuidadosamente, buscando trampas secretas y cuerpos que se muevan.
Muchos de mis hombres se bajaron y corrieron a las murallas matando a todo aquel que se le interponga. Mis Lothoriels me rodearon y sus hombres bajaron de sus caballos y junto a los caballeros buscaron casa por casa para liquidar a los que quedaban con vida en este putrefacto lugar.
Victoria, era una victoria segura, casi no tuvimos bajas y las de ellos aumentaban a cada instante. Para la media noche el lugar era nuestro, no quedo nadie y los pocos que intentaron escapar, fueron asesinados. Mensajeros nuestros corrieron en varias direcciones del mapa llevando la voz de lo susedido en este dia.
Algo me inquietaba... Algo raro habia en todo esto. Algo no encajaba... Si era una de las ciudades mas resistentes entonces ¿ Por que cayo tan rapido y sin ningun esfuerzo ?... Seguramente mas adelante me lo pueda responder.