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PLACER MASCULINO


La unión sexual placentera depende de que se atraviese por las etapas que resultan en la erección que se requiere para la penetración, la estimulación del pene, el orgasmo mismo, la gradual disminución de las respuestas del cuerpo y la recuperación del estado normal.

1.- EXCITACIÓN

Cuando un hombre se excita, sus reacciones, como las de la mujer, no se limitan únicamente a sus órganos sexuales. La excitación comienza en el cerebro cuando un hombre se excita por algo real o imaginario. Así, la estimulación masculina es causada predominantemente por estímulos visuales: al "varón" le trastorna la ropa y el maquillaje, así como ver cuerpos femeninos desnudos o semidesnudos. Las experiencias de un hombre lo condicionan con rapidez; objetos y circunstancias relacionados con el sexo también pueden provocar la excitación. De esta manera, y sin contacto físico alguno la excitación masculina se produce rápidamente.



Los mensajes trasmitidos por el cerebro a través de la médula espinal provocan el flujo de sangre hacia el pene, lo que produce la erección. El miembro masculino, que en reposo permanece flácido y colgante, se convierte en un órgano palpitante, rígido, erecto y con venas prominentes.

Por medio del control cuidadoso de la variación e intensidad de las técnicas de estímulo, la erección puede mantenerse por periodos de tiempo prolongados o puede perderse parcialmente y conseguirse de nuevo en varias ocasiones durante un periodo de estimulación prolongado.

La erección puede interrumpirse con facilidad debido a estímulos no sexuales, aún cuando la estimulación sexual prosiga. Un gran ruido inesperado, un cambio en la iluminación o temperatura o cualquier forma de distracción mental puede implicar la pérdida parcial, o incluso total, de la erección.

Además de causar la erección del pene, el aumento de flujo sanguíneo provoca el enrojecimiento de la piel aproximadamente en la cuarta parte de los hombres. Este flujo sexual comienza en el abdomen inferior y se extiende sobre la piel del pecho, cuello y rostro. Puede aparecer en los hombros, antebrazos y muslos. Después de la eyaculación, el flujo sexual desaparece con gran rapidez: primero en hombros y extremidades, luego en el pecho y, finalmente, en el cuello y en el rostro.

El pecho del hombre, al igual que el de la mujer, responde a la estimulación sexual. Aunque el patrón es inconsistente, con frecuencia tiene lugar una hinchazón y erección del pezón que puede desarrollarse sin contacto directo y durar hasta una hora después de la eyaculación. Muchas mujeres no saben que los pezones del hombre, e incluso el pecho, pueden convertirse en zonas erógenas si se les da la estimulación suficiente.

El promedio de latidos del corazón masculino se incrementa con la excitación sexual; también se acelera su ritmo respiratorio y se eleva la presión sanguínea. El escroto aumenta de grosor y los testículos se adhieren al cuerpo. Muchos hombres sudan inmediatamente después de la eyaculación, pero no es proporcional a la cantidad de ejercicio físico realizado durante el acto sexual. Por lo general la sudoración está limitada a las palmas de las manos y a las plantas de los pies, aunque puede aparecer en el tronco, cabeza, rostro y cuello.

2.- FASE DE MESETA

Una vez en el interior de la vagina, el hombre comienza los movimientos de penetración; el pene alcanza su tamaño máximo y los testículos se elevan.



Momentos antes del orgasmo existe por un instante una sensación de eyaculación inevitable. Desde el comienzo de esta sensación existe un breve intervalo, a lo sumo de dos o tres segundos, durante el cual el hombre siente que la eyaculación es inminente pero ya no puede evitar, prolongar o controlar el proceso de ninguna manera. Esta experiencia subjetiva de inevitabilidad tiene lugar cuando el líquido seminal se concentra en la uretra prostática, justo antes de que comience en realidad la emisión del mismo. Aunque el orgasmo de la mujer puede ser interrumpido por estímulos exteriores, el orgasmo masculino no puede detenerse hasta que se completa la eyaculación. No importa cual sea la intensidad de las distracciones exteriores: el hombre debe continuar sin tenerlas en consideración.

Justo antes de la eyaculación, el glande puede cambiar de color, y se puede formar una gota de líquido en la abertura uretral del pene. No se trata de líquido seminal sino de secreciones de la glándula de Cowper. A la vez que se elevan los testículos su tamaño se incrementa por los extremos. Llegado a este punto, la dificultad del pene para recuperar su estado flácido aumenta.

3.- ORGASMO

Contracciones recurrentes y regulares de la uretra y de los músculos profundos del pene culminan en la eyaculación y las sensaciones de exquisito placer del orgasmo. La uretra penil se contrae rítmicamente a lo largo e impulsa a presión el fluido seminal por todo el pene, a menudo a distancia. Durante la eyaculación, el esfinter anal experimenta contracciones simultáneamente con las contracciones explosivas de la uretra.



Durante el orgasmo, el pene se contrae en forma similar a la vagina: las contracciones comienzan con intervalos de ocho décimas de segundos y, después de tres o cuatro esfuerzos mayores de expulsión, su frecuencia y capacidad expulsora decrecen con rapidez. Contracciones menores de la uretra peneana pueden continuar expulsando una mínima cantidad de líquido seminal, con escasa o ninguna fuerza, durante varios segundos y de manera irregular. Si un hombre se abstiene durante varios días, por lo general eyacula más cantidad de líquido seminal que cuando ha tenido más actividad sexual. Una eyaculación abundante es en general más placentera que una de menor volumen, por lo que el placer puede ser mayor después de un considerable periodo de continencia que después de repetidos orgasmos. Este patrón representa lo opuesto a lo declarado por las mujeres, que generalmente gozan del segundo o tercer orgasmo más que del primero.

El orgasmo y la eyaculación son dos procesos independientes, y pueden suceder al mismo tiempo o no; es decir, que uno puede darse sin el otro. El orgasmo consiste en súbitas sensaciones placenteras y relajamiento de la tensión, por lo general en el área genital y en otras partes del cuerpo; la eyaculación consiste en la descarga del líquido seminal a través del pene.

4.- RESOLUCIÓN

Una vez concluido el coito, el pene, por lo general, se pone flácido y no podrá tener otra erección durante algún tiempo. Si un hombre retira el pene de la vagina de su pareja inmediatamente después de la eyaculación, su completo desentumecimiento se produce mucho más rápido que si su pene permanece dentro. La micción también contribuye al desentumecimiento del pene, ya que un hombre no puede orinar en erección.



Una vez el pene vuelve a su tamaño normal, el hombre se relaja y con frecuencia se siente somnoliento. (somnoliento Es sueño )
A I Gracias por sus comentarios